En Pamplona… El muro infranqueable de la mansedumbre

José Mata 09 julio 202216 julio 2022 España, Por José Mata

Pamplona. Sábado 9 de Julio, 2022. Quinto festejo de la Feria del Toro. Lleno. Toros de José Escolar, encaste Saltillo vía Albaserrada, correctos en presencia, mansos, descastados, algunos con genio. En resumen un encierro indigno de haber salido por la puerta de toriles de una plaza tan emblemática como lo es la Monumental de Pamplona

Joselito Adame: Silencio y silencio.

Rubén Pinar: Ovación tras leve petición y silencio.

Javier Cortés: Silencio tras aviso y silencio

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Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti”. Friedrich Nietzsche

Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que esta crónica NO es apta para ellos, porque aquí NO aparecerán ni los falsos elogios NI las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar al arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que NO ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

José Escolar es habitualmente un gran ganadero. Se ha distinguido por la casta y la bravura de su dehesa, lo que habla muy bien de él; sólo que desde hace algunos años, ha comenzado todo a ir en detrimento de esta insoslayable verdad… la casta y la bravura, que le da solidez al rito y cumple a cabalidad la liturgia del arte del toreo.

¿Qué ha pasado?

No queremos suponer… suponer, que ha claudicado, haciendo a un lado su verdad y pretenda que los figurines toreen sus toros. Porque para ello, habría tenido que sucumbir como lo han hecho reprobablemente los ganaderos comerciales y haber bajado -a través de la genética presente en los empadres- casta y bravura.

Lo de este sábado 9 de julio, fecha para anotar… los taurinos son muy dados en tomar nota; ha sido muy demoledor, porque de los seis toros… incluido Diplomático que a última hora incluyó en el encierro, todos… absolutamente todos, han sido tan mansos como descastados, deslucidos, sosos, la vergüenza indiscutible de lo que debe y tiene que ser el toro bravo.

¡Qué vergüenza señor ganadero!

Sí, qué vergüenza y más cuando trató de justificar el inobjetable fracaso.

La justificación intenta nublar la verdad y permite seguir viviendo en el engaño.

Sin embargo, la verdad está… ahí, tan luminosa como irrebatible.

Los tres toreros acartelados se vieron imposibilitados para rebasar el muro infranqueable de la mansedumbre.

Una pena…

Sí, una pena, porque a pesar de ser tan malos, tan pésimos los de José Escolar; todos los toros tienen su lidia y los tres lidiadores no la hallaron la lidia que se requería. Buscaron afanosamente dar pases con ambas manos y eso resultaba casi imposible con estos toros.

Ahí está ya escrita la historia de su fracaso.

Joselito Adame quien en México torea habitualmente este encaste no pudo superar el reto. Con su primero que incluso aventaba las manitas (los cuartos delanteros) hacia arriba desde con el capote, intentó lancear pero nada que resulte digno de comentar. Con la tela roja insistió desde el inicio ir con la mano derecha, pero no concretó el hecho, cambió con la zurda y se vio indefenso, sin la capacidad para poderse imponer.

Al toro en toda su violencia inaudita había que pelearle lidiándolo, por el pitón contrario. ¡Vamos!, cómo escribieran los cronistas de antaño…

… lidiarlo con guapeza.

Joselito no lo hizo y anduvo a la deriva.

Desde Júpiter con los ojos cerrados se veía que esa era la única solución, sólo que Joselito no la halló con los ojos bien abiertos.

Como también a la deriva estuvo en su segundo. No se necesitaban faenas de esas que llaman bonitas para convencer; porque con este tipo de mansos y violentos toros no se podía. Se requería del poder lidiador para demostrar lo que debe y tiene que ser un torero en toda su dimensión.

No fue así… todo quedará en el demoledor olvido.

Tras claudicar su pésimo ejemplar, la imagen de derrota que proyectó, Joselito Adame, en su caminar hacia el callejón, llevó a la penosa tristeza que provocó compasión.

Algo pudo sacarle a su primero, Rubén Pinar, pero nada que consiguiera la faena que tenía planeada en el archivo de sastre de su memoria. Había que lidiar y eso no ocurrió, insistió y mucho con el reticente bovino, consiguiendo sólo tres correctos pases con la derecha. Como punto final una estocada caída de efectos mortíferos, y hasta ahí quedó. Peor -y eso ya es decir mucho- sí, peor resultó su segundo, y todas sus ilusiones acabaron estrelladas en el muro infranqueable de la mansedumbre.

Otro torero que acudió con la esperanza renovada fue, Javier Cortés, pero también esa esperanza se convirtió en la desesperación, con un primero en donde la voluntad no pudo resolver lo malo que fue su toro; mientras que su segundo, que se movía como aquellos bueyes para arar, algún intrascendente pase pudo sumar, pero resultaban anodinos, por la falta de argumento. Mucho peor se le pusieron las cosas, cuando con el acero no hubo la necesaria certeza.

Al final, deseamos que la terna visite la edificante autocrítica, será la mejor manera de entender lo que ocurrió para aplicar la experiencia y enmendar en el futuro inmediato.

Sí, porque hacerle caso a los comentarios lisonjeros, aduladores, oportunistas de la prensa corrupta, sólo los podrían hundir más en la mediocridad y consolidarles en el fracaso; y sería una pena porque todavía tienen mucho futuro que afrontar con grandeza.

Cosas verdes.

¡Dígase la verdad… Aunque sea motivo de escándalo!

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