Crónicas

En Aguascalientes… Héctor Gutiérrez, acústico

Aguascalientes. Domingo 8 de Marzo. Tercer festejo menor en la Plaza de Toros San Marcos que lució tres cuartos de aforo en tarde agradable. Se lidiaron astados de Manolo Espinosa desiguales en presentación y juego.

Andrés Bedoya: Silencio y tres avisos

Héctor Gutiérrez: Al tercio y oreja

José Miguel Arellano: Silencio y leves palmas

Detalles:

El subalterno Edgar Camacho saludó en el tercio luego de buenos pares.

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Cascabeles de alegría sonaron en la San Marcos esta tarde de toros, la afición se reflejó en los tendidos y en el ruedo se escuhó una realidad que responde al nombre de Héctor Gutiérrez.

Y sí, Gutiérrez es una grata realidad para el toreo mexicano, hace que suenen los metales, que choquen las piezas para producir acústicas de esperanza.

Gutiérrez es dueño de un estilo personal, finura y elegancia en sus trazos y esta tarde en la San Marcos lo dejó de manifiesto ante el quinto del festejo, un novillo que desde el inicio fue un tanto indefinido y que luego del breve puyazo salió doblando con el que, a base de saberlo meter a su muleta, el novillero le construyó una labor intensa.

Por derecha los primeros muletazos deletreados para terminar por alto, y por naturales a media altura inmiscuyendo poco a poco a la afición en su quehacer. De mano baja y por derecha prosiguió el joven de esta tierra, fino, estético, cruzándose en la cara del astado hasta conseguir hacerlo pasar por su muleta. Propagando el sonido de su ser y de su sentir.

Por izquierda materialmente le ordenó pasar por la tela y en un palmo de terreno consiguió embarcarlo, saliendo airoso y sereno del encuentro.

El de Manuel Espinosa colaboraba y Gutiérrez ahí estaba para saber aprovecharlo, con ligeros toques de muleta hizo que pasara por su engaño, colocándose en el espacio justo para ligar el siguiente muletazo, para estas alturas la gente estaba con él, jaleándole y afirmando el sí definitivo.

¡Sí!, en Héctor Gutiérrez ¡hay torero!

Todo estaba a pedir de boca, el torero resolviendo el difícil acertijo del arte tripartito: la comunión entre toro, torero y afición, pero, las esperanzas de un triunfo mayor se disolvieron al fallar con la espada, dejó medio espadazo caído pero la afición quiso premiarle con una merecida oreja, que ganada de esa manera tiene peso y mucho, aquí y en china.

Con su primero estuvo con entrega ante un muy distraído y difícil astado de Manolo Espinosa. El joven de Aguascalientes pechó con la embestida descompuesta del burel, quiso cambiarle los terrenos, pero el astado salía suelto en busca de las tablas.

Breves destellos de arte, pero sin llegar a vibrar con la afición, aguantándole en la cara valiente y con pulso sacarle los pocos muletazos que tenía, al final excediendo su faena con desplantes innecesarios, tirando la muleta a la arena, actitud que a unos gustó, mientras que otros fruncieron el ceño. Mató de pinchazo y entera en buen sitio para que la gente lo invitara a saludar en el tercio.

José Miguel Arellano es un novillero con aptitudes. Esta tarde no fue la del triunfo, pero sí se expuso los argumentos de un buen prospecto a matador de toros.

Con el primero un astado bien presentado que desde un inicio no le puso las cosas fáciles, Arellano tuvo que poner el extra ante las condiciones complicadas del burel que le buscaba constantemente la taleguilla y cuando remataba los muletazos lo hacía con los pitones apuntando al cielo.

Arellano terminó lidiando por la cara y se tiró a matar dejando un pinchazo y estocada entera y caída para irse en silencio.

Con el cierra plaza, un astado que puso en complicaciones al novillero y a los subalternos, puesto que hubo que remar contra corriente ante las ásperas embestidas del astado.

Arellano con la muleta unas veces conseguía templar, pero el astado estaba más pendiente de su humanidad. Voluntad y entrega y sin más para contar. Mal con la espada, entera muy caída para irse en silencio.

Quien hizo el viaje en vano fue el colombiano Andrés Bedoya quien en ambas actuaciones se vio carente de recursos y hecho un manojo de nervios.

Con mucho deseo no lo dudamos, pero para llegar a esta plaza se necesita más que eso. Su primero poca historia, un novillo que no tenía condiciones de triunfo y con su segundo un astado de menor presencia que sus hermanos que apenas recargó en varas.

En el último tercio unas veces asistía a la muleta y otras rodaba por la arena. El joven colombiano comenzó con doblones de tercios a medios y luego algunos muletazos aislados sin conexión con el tendido. Sin muchas cartas sobre la mesa, dando traspiés, poca ligazón y desplantes rodillas en tierra que le fueron protestados.

Muy mal con la espada hasta escuchar los tres avisos. Y en un acto vergonzoso, el puntillero despachó al astado en el redondel, cobardemente desde atrás de las tablas, la rechifla no se hizo esperar, el juez gráficamente pedía que no lo hiciera, pero finalmente lo ignoraron, el puntillero ni lo miró y continuó, convirtiendo a la San Marcos en tierra comandada por nadie.

¡De pena!

Para el novillo palmas en el arrastre y cabizbajo el colombiano se fue a las tablas.

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@AnaDelgado28 

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