Sorpresivamente más candidatos presidenciales en el Perú ofrecen apoyar al arte del toreo
- Cambiando sus discursos originales, candidatos con posibilidades de disputar la presidencia de la República, se comprometen a respetar las sentencias constitucionales.
Faltando menos de un mes para los comicios generales del 11 de abril próximo en el Perú, varios candidatos adhirientes abiertamente a las causas de los lobbys animalistas en contra de las corridas de toros y de la gallística, se sienten apretados en tablas por el descenso en las encuestas debido al rechazo mayoritario de sus candidaturas por parte del sector taurino y gallero.
Puesto que no han tenido más remedio que cambiar su discurso anterior por otro más conciliador, afirmando que —en cada caso— de acceder al gobierno de la república, no prohibirán ni alentarán prohibiciones hacia estas actividades.
Los casos más destacados resultan ser los del candidato presidencial Jonhy Lescano del partido Acción Popular, cuyo fundador y jefe histórico fue el patricio don Fernando Belaúnde Terry, otrora cabal y distinguido aficionado taurino.
Lescano, quien se profesa de centro-izquierda, fue uno de los autores de la Ley 13407 De Protección Animal, norma que sanciona el maltrato animal excluyendo como excepciones a las manifestaciones tradicionales culturales como las corridas de toros, peleas de gallos y peleas de toros.
Pero que constantemente por medio de un discurso proselitista de tono hostil adhirió públicamente a la causa animalista en contra de la tauromaquia.
Hasta que luego de experimentar un significativo bajón en los lugares preferentes de las encuestas, hace apenas unos días atrás durante un acto de campaña ha formulado las siguientes declaraciones: “…la Ley que nosotros hemos conseguido aprobar sobre la protección animal, se refiere a penalizar la crueldad y maltrato contra las mascotas y animalitos pero hemos cuidado de establecer unas excepciones referentes a las corridas de toros y peleas de gallos porque son manifestaciones culturales de nuestra población”
“Además el Tribunal Constitucional las ha declarado manifestaciones culturales y que no se pueden prohibir por lo mismo. Por lo tanto, nosotros respetaremos los fallos del Tribunal”, afirmó entre el aplauso general.
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Del mismo modo, otro candidato muy mediático, Daniel Urresti; hasta ayer furibundo opositor a las corridas de toros y comprometido con los movimientos animalistas, expresó ante un grupo de aficionados y comunicadores taurinos convocados en un enlace vía Zoom por las directivas de la Unión de Galleros del Perú y de la Asociación Cultural Taurina del Perú, su compromiso con no prohibir las “tradiciones culturales de nuestros pueblos”.
“Todos sabemos que detrás de estos temas (la abolición de la tauromaquia) están ONGs. Me consideró animalista porque amo a las mascotas. Como provinciano que soy, reconozco que existe mucha afición a los gallos y las corridas de toros. Mi familia gustaba mucho de las peleas de gallos a navaja en mi pueblo Huancabamba (Piura). Mi gobierno no las prohibiría de ninguna manera”, manifestó en tono sincero.
Urresti, es un general del ejército en retiro, que postula a la máxima magistratura del Estado peruano bajo las filas del partido Podemos Perú. Conocido por su modo confrontacional y auto definido como “pragmático”, lo mismo pudo aliarse con sectores progresistas como con los de centro derecha.
Contradictoriamente, al unirse a la causa prohibicionista animalista pareciera no recordar que estos grupos forman parte del sector progresista que promovió denuncias en contra suya por supuestos hechos de violación a los derechos humanos cuando se desempeñaba en la actividad militar.
Cosas vemos.
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Bueno, vaya uno a saber. El ideario común siempre establece claro escepticismo hacia los políticos y sus ofrecimientos de campaña. En este caso, vemos cómo los discursos se adecúan a los escenarios.
Confiemos en que finalmente sean sinceros.
De cualquier modo, ayuda y mucho, que los políticos definan correctamente el carácter cultural de la tauromaquia y la gallística como signo de identidad popular entre sus cultores.
Avanzamos.
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