Crónicas

En Cali… En tarde de regalos y toros mal presentados sale a hombros Guillermo Valencia

Con dos tercios de plaza cubiertos de espectadores en Cañaveralejo, se celebró la tercera corrida de la Feria de Cali. Se lidiaron toros de Las Ventas del Espíritu Santo, mal presentados, anovillados, varios fueron protestados por el público, llegándose a devolver al impresentable segundo.

Jose Mari Manzanares: Saludo desde el tercio y saludo desde el tercio tras aviso

Cayetano: Silencio tras aviso y oreja

Guillermo Valencia: Dos orejas y petición

Detalles:

Manzanares fue cogido de fea manera y pasó a la enfermería con posible afectación en la zona lumbar

Guillermo Valencia tomó la alternativa en la tarde que conmemoró los sesenta años de inauguración de la plaza, por esto la corrida fue de carácter goyesco.

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De nuevo fue el torero colombiano, Guillermo Valencia, el que se llevó el triunfo en una tarde de la que se esperaba mucho más, pero que el ganado de Las Ventas tiró por la borda, por un lado por lo mal presentados de varios toros que exasperaron al público, hasta cuatro astados fueron protestados al grito de novillo, novillo y luego porque les faltó clase en las embestidas, excepción del primero de la tarde que tuvo acometividad y se arrancó de lejos.

Señores de la junta técnica:

¿En donde quedó su criterio?

¿Por qué dejaron pasar ese segundo toro?

A todas luces no cumplía con la presentación de una plaza ni de tercera categoría. No se entiende para que jugar con fuego. Tratar de meter ese toro era una provocación innecesaria a la afición y luego terminamos perdiendo media hora en las labores de devolución de un toro que se sabía que iba a ser muy protestado.

¿Para que?

Y señores de la junta:

¿Quién autorizó al tercero y al sexto?

El público chilló al verlos salir al ruedo.

¿Porqué es que aparecen este tipo de toros cuando las figuras asoman en los carteles?

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Como decíamos, el toricantano fue quien salió a hombros y en el balance final estuvo por encima de los diestros españoles que con muchos más pergaminos se vieron a gatas frente las rebrincadas e inciertas embestidas de los de Las Ventas.

Guillermo Valencia, quien en su momento fue un novillero más que prometedor, llegó a su alternativa después de curtirse en tierras francesas, lidiando novilladas fuertes en el sur oeste de ese país. Ha perdido el brillo de su incursión novilleril en alguna temporada de verano de Bogotá pero estuvo ganoso y entonado en el de la alternativa aunque muy distante del premio de dos orejas que una presidencia derrochona le obsequió. Desde que se abrió de capa mostró la disposición de triunfo por sus verónicas y lo variado que estuvo con caleserinas que llamaron la atención del público que desde ese momento estuvo muy con el torero. Picaron mal a ese toro y después de la ceremonia de alternativa brindó a sus padres. Recetó un par de cambiados por la espalda que pusieron al público mucho más caliente para proseguir con tandas estimables, más por la voluntad que por lo artísticas, por la izquierda no hubo mayor lucimiento y Valencia volvió a la diestra para mantener el entusiasmo conseguido al inicio de su labor. Mató de manera efectiva y lo que era una oreja de las de siempre, el presidente lo duplicó sin sentido. Regalo que hizo feliz al nuevo torero colombiano.

Con el sexto, un toro con embestida pueblerina, sin atisbo de clase, pero con cierta emoción Valencia estuvo a punto de cerrar con broche de oro lo que hubiera sido su alternativa más que soñada pero se perdió en una faena de altibajos en la que alternó trapazos, también pueblerinos, con muletazos de mérito, le sobró bisoñez para apurar de mejor manera el final de la faena pues la gente estaba con ganas de jarana, pinchó y la gente se desinfló un poco y busco rápido la salida por los bocatuneles lo que disminuyó el vociferío que ahora reemplaza a los pañuelos y esto hizo que el presidente decidiera cerrar la tómbola de regalos que abrió al inicio de la tarde. Igual salió a hombros, pero comparándolo con lo de Castrillón del día anterior es una puerta grande en tono menor.

Manzanares volvía a Cali, plaza que le quiere y en la que él se deja ver, lo que no hace en Manizales y Bogotá. Cargó las culpas del impresentable anovillado segundo, que devolvieron después de veinte minutos de insufrible mediocridad. Al sobrero, también de Rincón, le sacó derechazos de clase a un toro que adolecía de eso mismo. Por el izquierdo ni uno, toda la corrida fue de derechas, no se tragaron ni un muletazo por ese lado.  Se le abona que intentó sacar lucimiento machaconamente porfiando y acordándose a veces de donde es que se tiene que colocar un torero. Mató de metisaca y estocada caída y saludó.

En el cuarto a veces le pudo y otras no a un toro geniudo, con brío, que lo izó por los aires en una tremenda voltereta en tres tiempos que le pudo afectar la zona de la espalda de la que se ha recuperado en la segunda mitad del año. Salió afectado del trance pero el público quería que el alicantino triunfara y le coreó series buenas y otras regulares conmovido por el volteretón que acababan de ver. De nuevo mató de metisaca y entera trasera que terminó de a poco con el toro. Saludo desde el tercio cariñoso y pasó a la enfermería.

Cayetano no es un torero para toros con embestidas tan inciertas y rebrincadas y le costó un mundo estar ante este tipo de toros. En su primero inició elegante por bajo en lo más destacable de su labor ante un toro que tenía recorrido pero que se fue tornado peligroso y cabeceador. Cayetano deambuló gris hasta pinchar y pasaportar al toro después de escuchar un aviso.

En el quinto cortó una orejita de cortesía, porque la gente quería que alguno de los diestros perfumados no se fuera sin tocar pelo. El toro se tragaba dos muletazos y protestaba a partir del tercero, y Cayetano construyó una faenita también llena de altibajos, larga y que aburrió en muchos tramos de la misma hasta que llegó esa orejita de regalo para dejar contentos a todos.

A la empresa hay que decirle que además de cuidar mejor el tipo de toro que está saliendo a la plaza debe mejorar sus estrategias de marketing y comunicación que son en extremo débiles pues por ejemplo faltó divulgar mucho más la efeméride de los 60años de la plaza y el carácter goyesco de la corrida que hubiera podido interesar más al público. Se nota que falta esfuerzo en vender mejor la feria, en otras administraciones con carteles menos fuertes había mejores asistencias.

Ojo con esto señores de la plaza de Cali y con el toro señores.

¡¡¡Por favor!!!

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