Crónicas

En Manizales… La generosa presidencia se inventa un indulto

Monumental Plaza de Toros de Manizales, quinto festejo de La 63 Temporada Taurina en la capital caldense, correspondiente a un festival nocturno; con un lleno total, se lidiaron reses de Ernesto Gutiérrez, encaste Santa Coloma, Murube, mal presentados y de borreguna embestida; destacando el primero, premiado con vuelta al ruedo y el quinto indultado.

Enrique Ponce: Oreja.

Pepe Manrique: Herido.

Julián López El Juli: Palmas.

Sebastián Castella: Vuelta al ruedo tras petición.

Luis Bolívar: Dos orejas simbólicas tras indulto

Andrés Roca Rey: Palmas.

Detalles:

Antes de iniciar el festejo, se hizo sentida y mística procesión con la imagen de la Virgen de la esperanza Macarena, siendo conducida por las autoridades civiles, eclesiásticas y los alternantes; los tendidos se alumbraron con los faroles o móviles de los aficionados. Definitivamente un escenario Monumental.

El conocido antitaurino holandés Peter Janssen intento lanzarse al ruedo, cayendo aparatosamente en el callejón llevándose lesión en la cabeza.

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Como ya es tradicional la Corporación Plaza de Toros de Manizales ha organizado un festival benéfico, que recoge fondos para el Hospital Infantil Rafael Henao Toro, en un loable gesto que reitera los profundos nexos que unen la fiesta de los toros con las causas benéficas. Noche de lleno hasta las banderas que reunía seis conceptos diferentes del toreo.

En los corrales hacían aparición los ya conocidos “toros” de las figuras, los bovinos de Ernesto Gutiérrez, flojos de hechuras y de borreguna embestida, debidamente arreglados para no causar daño alguno a las figuras que comparecieron; si bien el artículo 13 del reglamento taurino nacional contempla el despunte de los novillos, en algunos casos se notó mucho empeño en la despuntada.

Noche de indulto que prende las alarmas pues se observa como la fiesta viene transmutando a convertirse en un remedo en el que la movilidad y la fofa embestida reemplazan la grandeza y transmisión, a falta de conocimiento o razón del excesivo entusiasmo la afición está ponderando un tipo de toro que está muy lejos de ser bravo y encastado, es más bien un Ferdinand bobarrón y amiguete, que se deja hacer, que no pelea, que acude, pero no embiste un carretón autómata hecho para las figuras; definitivamente un toro más anti taurino que el que quiso saltar al ruedo de Manizales.

Enrique Ponce: Ante el pequeño Collarejo (380 kilos) hizo lo que acostumbra, toreo a distancia y con la punta, acompañando las borregunas pasadas de un bovino carente de transmisión, el mismo toreo por redondo tocando mucho al toro; sin embargo, el generoso público le acompaño a voces todo lo que dispuso hacer. Con los aceros deja irregular estocada, contraria y trasera, de nuevo la generosa afición le premia con una oreja y al novillo le regalan una vuelta al ruedo.

¡Qué viva la fiesta de la movilidad!

Porque casta y bravura ya no hay.

Pepe Manrique: Con Diplomatico (408 kilos) tuvo que hacer labor de enfermero, debido a la invalida embestida, la escasa fuerza y la inexistente casta; perdiendo muchísimos pasos entre cada muletazo y toreando a media altura; a razón de la falta de clase el bicho, saco el genio propio de la mansedumbre y en un descuido hizo por el torero dándole fea voltereta que le fractura la muñeca derecha; Ponce despacha tras dos intentos.

Julián López El Juli: Le correspondió Pluma al viento (412 kilos) un pequeñajo desclasado y distraído como los dos anteriores, embistiendo por alto; El Juli, especialista en mansurrones, hizo de la suyas sacando pases sin clase y destemplados, reponiendo muchísimos pasos y toreando a kilómetros, rayando a lo vulgar; de nuevo la generosa afición coreo todo lo que hizo; con los aceros ejecuta el ya conocido julipie, tras pinchazo, despacha, saludo desde el tercio.

Sebastián Castella: Frente a Dadivoso (422 kilos) se mostró solvente con el percal, y mandón con la muleta, rebosando y contrastando la mansedumbre del tardo y desclasado burel, faena inteligente y emotiva que transmitió a los tendidos una pena que con el acero dejó imperfecta estocada prolongando innecesariamente la muerte, escucha aviso. Vuelta al ruedo.

Luis Bolívar: Recibió a Misionero (418 kilos) con lances de transmisión pensando en la galería; con el paño inicia de rodillas en medio del ruedo, aprovechando la movilidad del novillo; su labor más de efecto que de profundidad, transmitió, pero en momentos rayo al trapazo. Inexplicablemente y a razón de la entusiasta afición, se indulta al utrero, prueba fidedigna de la transición negativa que está viviendo la fiesta, pasado de brava a convertirse en la fiesta de la movilidad; indultando auténticos carretones.

Andrés Roca Rey: Cerro frente a Gondolin (424 kilos) mostrándose vistoso con el capote, pero el novillo se malogro, saliendo en su lugar Pozole (400 kilos) al que el peruano le ha dado una faena muy en su tipo, con sitio, temple y mando, solvente con la derecha y profundo al natural, supliendo todos los defectos del astado que terminó en resguardándose en las tablas; inefectiva espada obligándolo a descabellar, palmas.

La temporada de Manizales continúa

Viernes 12 de enero, corrida de toros de Juan Bernardo Caicedo para el francés Sebastian Castella, el Manizalita José Arcila y el peruano Andrés Roca Rey.

Fotografía: Emanuel Sanchez.

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@Manzanarestoro

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