En la Monumental México… Un festejo interesante que pudo haber sido mejor

José Mata 25 febrero 202426 febrero 2024 México, Por José Mata

Monumental Plaza de Toros México. Domingo 25 de febrero 2024. Con cerca de un tercio de entrada unos 15 mil personas se han lidiado cinco toros correctamente presentados y un sexto muy justo que procedieron de la ganadería zacatecana de Pozo Hondo propiedad de Ramiro Alatorre y Ana María Rivero Llaguno; no obstante, el denominador común ha sido su mansedumbre, no pelearon en caballos, se defendieron con cornadas arriba del peto; mientras el que abrió plaza y cerró el festejo, fueron de una bondad franciscana sumisa. Los demás tuvieron las complicaciones que da el genio. Inmerecido arrastre lento al sexto.

José Mauricio: Oreja y silencio.

Emilio De Justo: Saludó en el tercio tras aviso y al tercio tras dos avisos.

Diego San Román: Oreja y oreja.

Detalles:

El buenazo de Gilbert quien esta tarde en cuestión estuvo en el palco de la generosidad, regaló una oreja a Diego San Román tras claudicar el sexto y un arrastre lento justamente al que cerró el festejo. Con esas pifias la seriedad no cobijará al gran coso de Insurgentes.

Por lo anterior, mientras daba la vuelta con su oreja Diego, los ganaderos se unieron a celebrar la gentileza del buenazo de Gilbert, quien juega a ser juez de plaza, pero acaba siendo lacayo del desatino.

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Orden de lidia -sorteo-

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Nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí mismo”: Lope de Vega

Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que esta crónica no es apta para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar a la verdad del arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Prólogo

No volvió a subir la afluencia a las taquillas de la Monumental Plaza de Toros México, la respuesta es sencilla, al cartel, al margen de los buenos toreros que sí son, les faltó el atractivo que lleve a consolidarles en el gusto del numeroso público taurino.

Existen para un reducido grupo de aficionados, no obstante, faltan las grandes hazañas con el toro en toda su dimensión, con el toro bravo, encastado e íntegro; gestas que subyuguen a los públicos asiduos concurrentes de aquí, allá y acullá.

Emilio de Justo que es un buen torero, a sus 41 años todavía no se ha consolidado como debiese en España ni en Francia ni mucho menos en América y en México es un desconocido para el gran público y a estas alturas del partido ya no es tiempo de seguir experimentando. José Mauricio, otro buen torero, le ha faltado consistencia en su evolución profesional, promete mucho y le falta cumplir mucho más. Y, Diego San Román, quien tuvo un inicio novilleril muy prometedor en España, al venir a México cayó en un bache del que no ha podido salir. La gente le reconoce todas sus cualidades, pero mientras no sea lo habitual en él, enfrentar al toro en toda su grandeza, continuará siendo una esperanza.

Si a lo anterior se agrega que carecen de una buena mercadotecnia, con sólidas estrategias para que el común de los mortales les conozcan, peor se les pone su futuro inmediato.

Hacer publicidad no es aparecer sólo en las redes sociales, la publicidad va más allá de lo que pobremente hacen las empíricas imaginaciones de los taurinos -empresarios, ganaderos y toreros- son tan improvisadas como irrelevantes y el resultado se ve en la asistencia en todas las plazas de toros; y no es porque el público no quiera acudir, sino porque desconoce qué va a ocurrir.

Toreros casi desconocidos o poco escuchados con encierros a los que se les tiene desconfianza y que al final acaben reiterando lo que ya no quieren ver por la falta de autocrítica de los ganaderos, empeora la situación.

El festejo

En el festejo que nos ocupa, si bien es cierto que salieron cinco toros de irreprochable presencia, ¿para qué haber mandado un sexto justito?

La vida es tan sencilla y nada complicada… si se promete la verdad, simplemente hay que cumplirla.

El gran público taurino ya demostró con fuerza inaudita que ama a su Fiesta y llenó hasta en tres ocasiones impresionantemente al gran coso. Hay que cuidarle, hay que complacerle y no hay que fallarle.

¿Se puede continuar llenando a reventar el mayor coso del mundo?

La respuesta es clara y contundente… ¡sí!

Sólo hay que seguir la sentencia de mi siempre bien recordado amigo y maestro Pepe Alameda:

“Si se le ofrece al público una corrida de toros bravos y encastados, eso habrá que cumplirle”.

No es tan complicado.

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Llegó, Emilio de Justo, con la plena convicción de triunfar en su día de confirmación de alternativa, y dejó muestras de su loable esfuerzo y buen toreo con, Tinterillo, el gentil y simpatiquísimo astado regordete de la ceremonia, toro que desde salida no humilló, iba más bien con la carilla alta. Cuando llegó a la cabalgadura no peleó y se dedicó aventar cornadas de manso arriba del peto.

Después de la ceremonia de confirmación en donde fue, José Mauricio quien le apadrinó siendo su testigo Diego San Román, el de Torrejoncillo hizo emotivo brindis a su madre.

Fue entonces que tuvo que resolver la disyuntiva de la docilidad del mansurrón astado, aprovechándola inteligentemente. Así, que, Emilio, consumó un prólogo bien planteado con pases de suavidad y luego series templadas con la derecha que tuvieron espléndida respuesta por el lado natural.

El torero se observó entusiasmado y decidió torear al natural con la mano diestra, serie en donde acudió el ritmo. Al final, intento más naturales pero el mansesco ejemplar ya protestó y se hizo necesario concluir. Pinchó, luego dejó una entera traserilla y caidilla, y desde las alturas el gentil de Gilbert, ordenó se escuchara un aviso.

Había dejado una buena impresión, pero faltó mucho más. Los que conocemos las posibilidades de este torero sabemos que su potencial daba para más, pero todo quedó en el límite de lo correcto.

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Salió, Palmero, el segundo de Emilio -como los primeros cinco estuvo correcto en presencia-. El torero venido del otro lado del convulsionado Atlántico, dio capotazos para centrar al mansesco ejemplar, que fue reservón desde el inicio. En varas, durmió el sueño de los justos en el peto y sólo demostró la nada aleccionadora mansedumbre.

Brindó al respetable, Emilio, y el toro comenzó protestando en la muleta por lo que tuvo que imponerse con solvencia en esa serie con la derecha. Continuó con gran disposición, metiendo en su muleta al toro manso, con genio, que pretendía rebasar las intenciones del torero.

No obstante, Emilio, mostró mando y aguante para hacer pasar al toro con pulcritud por la derecha. Por la zurda continuó soportando las violentas embestidas y consiguió pasarlo plausiblemente, aunque como era evidente, sin la ansiada estética.

Regresó a la derecha y la serie fue excelente lo que anunció mucho, pero al continuar por esa senda derechista, ya no pudo ser, el de Pozo Hondo mostró que no iría a más; incluso, al final intentó naturales pero ya estaba fuera de toda lógica, porque el toro empeoró en su mal comportamiento. Dejó una entera defectuosa y se escucharon dos avisos.

Ya será en otra ocasión.

Bandoleón, correcto en presencia fue para, José Mauricio. Aparecieron lances que poco dijeron no así un bonito recorte. En varas protestó el toro aventando cornadas de manso para deshacer el encuentro.

Terminada la nada edificante comparecencia en el caballo, José Mauricio, hizo un quite por chicuelinas que no pasarán a la historia, aunque volvió aparecer un bonito recorte

El prólogo de su faena fue con buenos doblones que pusieron en orden al geniudo ejemplar, y que han sido impecables. Con la derecha apareció una serie que le faltó más como a la siguiente; y cuando trazaba la tercera, el toro protestó. Por el lado natural, el toro ha sido basto y deslucido, por lo que volvió con la derecha y el caminar fue reticente hasta que le dio distancia y lo obligó y, entonces, pasó el manso.

Decidió sumar más series con la derecha, y al margen de que el toro no quería acudir, siguió siendo obligado por el mando y aguante de, José Mauricio y eso lo reconoció la asistencia. Una estocada entera para recibir una oreja.

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Compae fue el segundo de, Jose Mauricio, -cuarto del festejo- y en medio de apuradillos lances apareció una muy inspirada media. El toro, simplemente cumplió en el caballo, para dar paso a gaoneras pulcras con revolera con el reverso del capote.

Bonitos pases a media altura han sido el prólogo para que dieran paso a correctos pases con la derecha, hubo más y el toro comenzó a frenarse. Vino el lado natural, pero el toro acudió a media altura y deslucido. Otro más y no se entregó. Así que decidió, esforzarse más con la derecha en donde sólo lució la entrega del torero. Alargó innecesariamente la faena por lo que al final hubo un pinchacillo hondo y claudicó el mansurrón de Pozo Hondo.

El tercero del cartel, Diego San Román, quien es un joven que promete mucho y que seguramente algún día cumplirá. Fue un absurdo error haberle traído a México, después de una espléndida campaña novilleril en España. Allá, en la Península se debió haber consolidado, pero como en todas las pésimas decisiones el hubiera no existe.

Habano ha sido el primero de, Diego, y fue lanceado feamente por piernas. El toro no peleó en varas, algunas cornadillas arriba del peto para intentar deshacer el encuentro, y pronto desistió para dormir en el peto.

El inicio de la faena fue con pases suaves con dimensión que le salieron pulcros. La tela roja en la mano derecha hizo una serie cumplidora al deslucido ejemplar. Por el natural, alguno de buena intención apareció, pero nada que nos hiciera enloquecer.

Su reto estaba claro, convencer y por ello, intentó nuevamente por el lado natural y al segundo pase le aventó a la arena el toro; no desistió el de Querétaro y extrajo otra serie de mérito, obligando al reticente astado.

Hubo más con la derecha en donde se aplaudió el esfuerzo de tanto ceñirse al toraco que le envió a las alturas, por fortuna, sin ninguna consecuencia, más que el susto.

Se incorporó y regresó a ese mismo lado, sin inmutarse. Una faena de mérito ante un irremediablemente manso ejemplar. Dejó, Diego San Román, una entera por la que existió petición y una oreja concedida.

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El cierraplaza anduvo suelto al inicio, Diego, aplicó chicuelinas recortando así la huida del astado, obligándole a centrarse en él. En varas, aventó cornadillas de manso arriba del peto para luego dormir el sueño de los justos. El quite por gaoneras fue entusiasta, aunque le faltó el farol que antecede al quite detrás por delante, como lo creó en Gran Don Rodolfo (Gaona).

Tras el prólogo con pases por alto, lucieron dos series espléndidas con la derecha, esto le llevó a intentar por el lado natural, sin embargo, por ahí el toro no se empleó.

Así que volvió con la derecha sin la misma intensidad que las dos primeras series, pero sí con la misma voluntad.

Diego dejó una estocada muy trasera y contraria, y aunque hubo petición, hubo más generosidad por parte del buenazo de Gilbert quien además de regalar inadmisible arrastre lento, concedió la oreja a Diego para que abriera una endeble puerta grande.

Después de recibir la oreja, en su vuelta por el redondel, los ganaderos se unieron con el torero para celebrar al unísono… la generosidad del apóstol de la bondad que es sin lugar a dudas, el buenazo de Gilbert.

Ojalá y la aleccionadora autocrítica, la edificante reflexión les visite y entiendan de lo que en la realidad ocurrió, con el fin de poder evolucionar y no quedarse en el intento.

¡Dígase la verdad… Aunque sea motivo de escándalo!

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