La entrevista de Thierry Reboul mano a mano con Philippe Latour… Yonnet, la historia continúa

17 diciembre 2023 Thierry Reboul

La entrevista de Thierry Reboul mano a mano con Philippe Latour. La Belugue. En este lugar lleno de historia, el nombre de Yonnet resuena en cada rincón. Los miuras franceses, como se les llamaba, se ganaron la reputación de ser toros duros y exigentes. Orgullosos, los toros de Yonnet se imponen incluso en el campo en pleno otoño. Conocimos a Charlotte Yonnet, quien perpetúa la tradición familiar de una ganadería de 164 años.

Y así comenzamos nuestra entrevista con Charlotte Yonnet:

– ¿Cuándo se creó la ganadería?

“La ganadería tiene 164 años. Fue creada en 1859 por Joseph Yonnet. Los ganaderos se llamaban alternativamente Joseph, Christophe, Hubert. Mi padre era el tercer Christophe y mi hermano el tercer Joseph. Mi abuelo fue el primer Hubert y mi hijo se llama Valentin como el hermano de Joseph, su socio en la creación de la ganadería.

“La ganadería es antigua. Comenzó con los primeros empadres, posteriormente llegó la primera cepa pura. Luego mi abuelo dejó su huella en la cría y la historia de los toros franceses. Fue el primero en pisar la plaza de toros de Madrid y obtuvo la antigüedad en 1991. Pasó a Sevilla en 1992. Luego suministró corridas de toros a Barcelona y a varias plazas de toros de España en plazas de toros de menor importancia pero marcadas por una cultura taurina. Al mismo tiempo dirigió les arènes de Arles”.

– ¿Cuál es su origen?

“Originalmente era Pinto Barreiro. Ahora, desde hace años, trabajamos con toros de la casa que mi abuelo había seleccionado y que hemos conservado. Hemos conservado las dos ramas -Hubert Yonnet y Christophe Yonnet- cuyas vacas son del mismo origen pero los dos hierros fueron conducidos de forma diferente y con otro ojo. Seguimos manejándolos en paralelo”.

– ¿Qué tipo de toro buscas?

“Buscamos muchas cosas al mismo tiempo, variadas y diferentes. El toro ideal es extraordinario. Existe en los sueños. Intentamos crearlo de vez en cuando y ya es una recompensa. Nos gustaría que fuera un toro que tuviera un físico espectacular, transmisión, bravura ejemplar, nobleza para que el torero pueda triunfar. Si de vez en cuando obtenemos una o varias de estas características es muy bueno para la ganadería”.

– ¿Qué caracteriza a Yonnet? »

“Es un toro con mucho carácter y presencia. Queremos mantener la seriedad en la presentación. No llegamos allí todos los años. No es una ciencia exacta y los resultados difieren. A veces tenemos sementales que no ‘marcan’ y no transmiten lo que se espera de ellos”.

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– ¿Cuáles son estas expectativas? »

“Todos buscamos movilidad. Un toro que se mueva, hará que la lidia sea interesante y transmita. Hoy en día algunos criadores buscan un toro que se mueva pero terminan con toros que tienden a irse. El movimiento y la transmisión son criterios fundamentales. No es una cosa científica, hay toros que aportarán cualidades físicas y otros que aportarán fondo. En un lote de vacas, un semental puede vincularse con algunas y no vincularse en absoluto con otras. Cada año mantenemos diferentes líneas de toros, para crear familias con diversidad.

“Cuando vemos la última corrida de Juli en Sevilla, podríamos pensar que el ganadero se había asegurado de montar sus mejores corridas. Y, sin embargo, el resultado está lejos de ser su mejor corrida de la temporada. La ganadería tiene la oportunidad de producir treinta corridas al año, las mejores son elegidas por los toreros y los empresarios y al final todavía se cometen errores. No podemos pedir tantas garantías a la selección”.

– ¿Con qué criterios seleccionas las vacas?

“Hay varios criterios. Cada ganadería tiene la suya, son los grados los que marcarán la diferencia. Seleccionamos por familias. Hay vacas de muy buenas familias que saldrán dentro del promedio y regulares. Dada la ascendencia, podemos darnos el lujo de conservarlas.

“Pasa tanto tiempo antes de que el animal apruebe definitivamente los productos que hemos visto, que la vaca casi estará al final de su vida productiva. La reproducción es complicada y debe gestionarse a lo largo del tiempo.

“Mantenemos las vacas hasta los 18 o 20 años. La cría de ganado es muy extensa. Pastamos en 1000 hectáreas. Los lotes de vacas tienen 150 hectáreas. Hay animales que son expulsados del lote del semental y no reciben protección.

“Entonces, teníamos algunas vacas que empezaban a parir desde los cinco años. Mientras ella sólo dé a luz cada dos años, al final sólo nos dará cinco o seis crías en su vida. Si nos regala un toro, pasan cuatro años antes de que podamos comprobar la calidad de sus productos. En general, probamos los productos en vacas jóvenes de dos o tres años.

“A veces mantenemos vacas normales que no son excepcionales. Por ejemplo, podemos tener animales que son muy buenos al caballo pero no tan buenos en la muleta.

“Es especialmente en este sentido que nos permitiremos conservarlos porque la fama de la ganadería es la de ser una ganadería toristas. Al final, la selección sigue siendo algo muy aleatorio”.

– ¿Cuántas vacas reproductoras tienes?

“Tenemos 110 vacas. En las dos ganaderías tenemos tantos machos como hembras.

“Desde que empezamos a seleccionar después que murió mi abuelo. Hay cosas diferentes hoy en día ya físicamente. Mi abuelo, en los últimos años, había llegado a los toros con mucha nobleza pero con más debilidad y un poco menos de bravura.

“Estamos tratando de recuperar ese lado. Además, teníamos toros más serios, menos agradables para el torero pero con más presencia para el aficionado. Estamos intentando volver a equilibrar todo”.

– ¿Cuáles son tus satisfacciones, qué te ha marcado desde que te hiciste cargo de la ganadería?

“Hay varias. En primer lugar, el resultado de ver salir toros que son fruto de nuestro trabajo y que para algunos deje huella en su espíritu. Pienso en particular en un toro que lidiamos en Céret como sobrero durante una corrida de toros de Miura con motivo del 30º aniversario de la ADAC. El toro marcó la tarde frente a una ganadería reconocida por su presentación, su carácter, su movilidad en la arena.

“También hay bellas aventuras. Salimos en desafío con Escolar Gil, Dolores Aguirre que ganamos. Igualmente, una gran satisfacción haber estado en una plaza de primer nivel como Arles. ¡Es bonito! Los toros se ganaron este año su lugar en corrida completa que dio buenos resultados con Alberto Lamelas cortando tres orejas el 10 de septiembre de este 2023 en Arles. Tuvimos toros con diferentes estilos porque llevamos ambos hierros.

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Yonnet domingo 10 de septiembre 2023 en les arènes de Arles… Galería Daniel Chicot

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“También hay satisfacciones que no puede ser compartidas con el gran público; son los que obtenemos del interés que nos muestra la gente: los aficionados, los organizadores que se contactan con nosotros. Aunque no siempre lo consigan, los contactos que tenemos para vender los toros son gratificantes porque demuestra que todavía existimos.

“Y más allá de todo eso, está la satisfacción del campo que nadie más puede tocar. Aquí trabajamos cada día entre los toros. En todas las fincas francesas somos el ganadero, mayoral, trabajador agrícola. Hacemos de todo. Es gracias a este contacto carnal que conocemos a nuestros toros. Desde el nacimiento de mi hijo, no he podido estar en el campo tanto ni por tanto tiempo como antes.

“A veces siento que me falta algo. ¡Esto no me gusta nada! El toro es un animal misterioso y sorprendente. Creemos que hemos dominado cosas que en realidad nunca dominaremos. Por eso tratamos de estar en contacto constante con él. Queremos verlo todos los días porque nunca es lo mismo de un día a otro.

“Es a la vez una gran satisfacción pero también una gran tristeza o desesperación. Hay momentos en los que nos preguntamos por qué continuamos, pregunta para la que no siempre tenemos la respuesta. Hay algo que nos conecta y sin lo que no podemos vivir. Es una forma de vida, sus altibajos, esta adrenalina que nos encanta”.

– ¿Cómo se gestiona este estrés y, en particular, el día anterior a la corrida?

“Cada vez peor. En una o dos horas, se acaban tus últimos cinco años de vida. Es muy apasionante. Desde el momento en que se vende un encierro, se confirma la corrida, veo a los toros de otra manera. De un día para otro, mi visión del toro puede cambiar. Tengo confianza en este, luego, cuando lo veo evolucionar, puedo perder esa confianza.

“De hecho, hasta que se suben al camión, a la salida de mis toros me gano la vida. Estos son animales que no se deben manipular. Verles en el campo entre ellos es la única posibilidad de intentar comprender su comportamiento.

“Desde que los llevan a los corrales para cargarlos la cosa cambia. Los comportamientos difieren, algunos toros se vuelven más agresivos y otros, por el contrario, más tranquilos. La duda puede surgir. Tememos haber cometido un error”.

– ¿De tanto observarlos, no creas un vínculo especial con tus toros?

“Sí, por supuesto. Recuerdo a un toro con una historia muy bonita, soltado en Saint Martin de Crau en 2002. Era muy entrañable. Era un toro muy grande y con mucha cabeza. En el campo, los demás lo ahuyentaron. Pasamos dos semanas yendo a verlo, alimentándolo en un recinto separado, para que no lo mataran. Lo llamaron y salió de su escondite. En la arena estuvo bien, le cortaron una oreja. Guardé su cabeza y cada vez que la veo pienso en lo que viví con este animal.

“Cada año hay toros con los que vivimos una historia especial. Por supuesto que termina, como todo, pero se escribe una historia preciosa. Son cosas que el aficionado no ve, no sabe. Juzga al toro los últimos momentos y a veces es injusto resumir o juzgar en unos momentos, en unas líneas el trabajo de cinco años.

“Este año en Roquefort estrenamos una novillada seria, quizás demasiado. El primer novillo no fue bueno. Pero creo que lo trataron injustamente en el ruedo. Hice mi trabajo. Lo crié, lo llevé, pero no hubo nadie en el ruedo para lidiar correctamente a este animal. Le faltaron el respeto. Cuando llevas toros y los tratan así, te pone un freno para el futuro.

“Crío corridas que van a la plaza para no volver, pero tiene que haber respeto en torno a este trabajo. Bueno o malo, deben tener una muerte digna. Ese día fue desgarrador porque para mí, si el primero no fue bueno, los demás tenían cualidades que no fueron aprovechadas.

“Reconozco que es complicado cuando no necesariamente tienes la técnica para hacerlo. Estos son toros que siguen siendo complicados. Un matador me dijo mientras toreaba a uno de mis toros a puerta cerrada, que tienen una cara que te hacía dudar de tu carrera.

“Son pocos los matadores que pueden mantenerse delante, ¿y hay novilleros? Los toreros que no tengan bagaje y técnica no podrán participar en estas corridas”.

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– ¿Qué hay que hacer para torear correctamente a un toro Yonnet?

“No es mi trabajo, pero sé lo que vi. Vi matadores como Juan Bautista que tiene un gran nivel técnico, capaz de hacer cosas delante de mis toros que pocas veces hemos visto. Desafortunadamente, fue a puerta cerrada. Después de pasar a los ruedos con toreros serios, es otra cosa”.

– ¿Deberíamos ir a la guerra con ellos?

“No, y creo que eso es cierto para todos los toros. Cuanto más amable seas con ellos, más te lo darán. Lo mismo ocurre con las vacas. Cuantas veces los toreros vayan y no conozcan a la ganadería en la tienta, van a la guerra con ciertas vacas que tengan motor y picante. Terminan enterándose de que al no atacarlos sino tratarlas suavemente, pueden sacar a relucir su bondad. Lo mismo ocurre con los toros excepto que se requiere más esfuerzo.

“Lamelas toreó nuestros toros este año, en Arles, demostró una entrega ejemplar y una gran paciencia. Entendió que no valía la pena ir a la guerra. Al ir a buscar los toros, al traerlos, demostró que nuestros toros servían tan bien como los demás”.

– Es complicado ver hoy buenos tercios de varas. ¿No son también aquí los Yonnet víctimas de su reputación?

“Si miramos a Roquefort. Hablo de esta novillada porque es el ejemplo más reciente. Cada novillo tomó tres puyazos, pero valían el doble. Cuando vemos todas las corridas de toros que suelen tener lugar en las plazas de primer nivel y que requieren de uno o a veces dos mini pinchos….¿Cómo se puede esperar que después de haber tenido tres puyazos sobredosificados, sin hablar siquiera de resaltar como se les pone en la suerte de varas? Puede tener una faena detrás. Su moral recibe un golpe con este tipo de primer tercio donde son maltratados”.

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“Los toros están hechos para que se les ponga en suerte y no se acerquen al caballo, para que se queden dormidos y parados. Un toro peligroso, cuanto más lo pican más lo paran y más peligroso es. No entiendo por qué seguimos haciendo esto hoy, debido a su reputación de ser peligrosos. Naturalmente, son un poco reservones pero se paran aún más, mientras estos toros tienen su faena.

“A veces trato de hablar con los picadores pero casi no me escuchan porque están bajo las órdenes del matador. Son cosas que no podemos controlar pero que influirán en estos veinte minutos más importantes de la vida de un animal. Sin embargo, esperamos mucho de este momento para que todo salga bien.

“Van muy rápido a destruirlo todo, un mal capazo, un mal tercio de varas. Un toro da la impresión de ser duro como el hierro, pero en el fondo es frágil como el cristal. El toro no está loco. Si le haces algo que le duele, que le atrapa, no se deja engañar dos veces. La próxima vez, aunque sea bravo, si no tiene salida, vuelve para matarte.

“Siempre hemos tenido esa fama de ser el Miura francés y hay corridas que pesan mucho en la mentalidad de los toreros. Es cierto que me gusta esa reputación pero a veces es exagerada. Como resultado, los profesionales y el público vienen condicionados. El más mínimo detalle complicado se vuelve prohibitivo. Y luego, si soltamos un toro demasiado noble para el torero, la gente dirá que no es un verdadero Yonnet”.

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– **Toro de Yonnet para la corrida concurso de Vic-Fezensac**

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– ¿Cómo ve el futuro de la ganadería de toros bravos en Francia?

“Entre los cuarenta criadores franceses, somos un poco privilegiados porque no todo el mundo tiene la posibilidad de acudir a las corridas de toros. No todos hacemos el mismo trabajo. Son muy pocos los que mantienen las corridas de toros, y llevan a los toros a la edad adulta. No hay suficientes oportunidades. Por lo tanto, el futuro me parece bastante comprometido, aunque este año ha dado un poco de esperanza con gente más numerosa y más entusiasta en la arènes.

“Ahí está la realidad económica de nuestra ganadería. El costo del toro se ha disparado y está llegando a ser tan alto que no todos pueden seguir el ritmo. Aunque el precio de coste también aumenta en España, sigue estando por debajo del nuestro. Hoy el toro cuesta demasiado comparado con el precio al que se vende. Hoy es difícil revertir la tendencia.

“El costo del espectáculo es muy alto. Sin embargo, el precio de venta de los toros es inferior al de hace treinta años. Es difícil de entender. Hoy lo cual no es justo. Hay, y esto es normal, honorarios mínimos para los toreros mientras que para los toreros no los hay. Se debe establecer un convenio ganadero.

“Además, hasta la fecha no existe suficiente solidaridad entre los criadores. Es una pena porque no somos muchos. Intentemos darnos un poco de respeto, una categoría, aunque haya mucha diferencia entre nosotros. El ganadero suele ser la última rueda del carruaje.

“Cuando todos cobran, si no hay suficiente dinero para completar el presupuesto, le pedimos al criador que haga un esfuerzo. Llevamos treinta años esforzándonos. Vendemos nuestros productos con pérdidas. El criador perdió dinero antes de venir.

“Incluso hay ferias en las que los toros se anuncian en el último momento. Los organizadores publican los carteles sin los nombres de los criadores. Estamos empezando a cansarnos de este sistema que no podemos controlar y que está en manos exclusivas de quienes dirigen. Es cierto que tenemos ojo turista. Le damos importancia a los toros y por eso todo esto nos molesta”.

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