La entrevista de Thierry Reboul mano a mano con Philippe Latour… Turquay, viaje al país del toro gris

Thierry Reboul 20 noviembre 202324 diciembre 2023 Francia, Por Philippe Latour, Por Thierry Reboul

No es habitual en nuestras comarcas que Santa Coloma sea favorecido por un ganadero. Sin embargo, Manu -Emmanuel en realidad- Turquay, eligió este encaste tan particular para perpetuar la tradición familiar de trabajar con toros, ya sean de la raza de la Camarga o española. La aún joven ganadería empieza a hacerse un nombre y los últimos festejos con los alumnos del Mas des Cavales de Eyguieres son alentadoras. Hemos conocido a este criador entrañable, enamorado de sus animales y con las ideas muy claras.

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– Manu Turquay representa la tercera generación ganadera. Su abuelo, guardian, ya vivía con los toros, su padre Jean-François contrajo el virus taurino y se lo transmitió a su hijo…

“Mi abuelo, a quien nunca conocí, era un guardián asalariado. Mi padre también lo era y por eso trabajó con caballos y toros. Trabajó para Gallon y otros criadores de la Camarga que en aquella época eran cruzados. Con el deseo de trabajar por cuenta propia, creó un criador de caballos de Camarga. Con unas cuarenta yeguas inició, luego crió y vendió sus potros. Se ganaba la vida con esta actividad.

“Tenía terrenos entre Salon y Saint Martin de Crau. Todas sus yeguas vivían en un entorno magnífico alrededor de un estanque alimentado por un arroyo. Un día, un granjero vertió accidentalmente herbicida en este arroyo. La manada de yeguas quedó diezmada. Recuperó tierras y se dedicó al cultivo de heno.

“Mi padre tenía pasión por las corridas de toros. Estaba asociado con colegas y tenía algunas vacas españolas. Mi padre recuperó ganado y creó su propia ganadería en 1976. El se orientó hacia el toro bravo comprando ganado en Tardieu, Ricard, etc.

“En los años 80 logró tener un Guardiola semental -650 kilos-, dio productos que iban al caballo pero que luego se volvieron complicados. Esto duró hasta 1996. Mientras tanto, nuestros productos fueron dejándose torear un poco más.

“Nuestra primera novillada con picadores la hicimos con Jalabert en 1986 en Saint Gilles. Los novillos pesaban 550 kilos y los novilleros los enfrentaron. Salíamos a festivales como Parentis, Pomarez”.

– Leucosis y la primera Santa Coloma

“En 1996 hubo un problema de leucosis -nota del editor: enfermedad infecciosa y contagiosa del ganado de origen viral-. El DSV nos ofreció un sacrificio total. Entonces enviamos los doscientos animales de la ganadería al matadero y fue desgarrador. Fuimos los primeros en hacerlo y recibimos una miseria por recrear la ganadería.

“Stéphane Fernandez Meca conocía una ganadería de cría en venta a un precio que estaba dentro de nuestras posibilidades. Era Santa Coloma. Se trataba de la ganadería El Siete creada en Béziers por un grupo de amigos. Le habían comprado ganado a Pablo Mayoral y se lo guardaban todo. Hicimos negocios. Traer nuevas vacas y toros ayudó a mi padre a superar esta difícil experiencia. A partir de esa fecha nuestro ganado fue puro Pablo Mayoral”.

– De Pablo Mayoral a Buendía, continúa la aventura de Santa Coloma.

“Refrescamos la sangre en 2015 con Buendia gracias a Yvon Verdier, un amigo de Nîmes -quien creó la asociación Ayuda- y que tras nuestra presentación sin picadores en Rieumes nos animó a perseverar en esta aventura de Santa Coloma. Creó la Ayuda que organizaba fiestas camperas y eso nos ayudó.

“Para refrescar la sangre de nuestra ganadería fuimos a José Buendía del Cid quien tenía puro Bucaré. Las negociaciones no fueron fáciles pero regresamos con cinco vacas y tres toros. Acudimos dos veces más, y en cada viaje trajimos un lote de ocho vacas.

“Entonces creamos una base de Buendía y una actualización de Pablo Mayoral. Poco a poco el tren inicial desaparece en favor de productos refrescantes y puro Buendía. En definitiva, nos da mucha esperanza.

“Las dos líneas son mixtas y los sementales son puro Buendía. El objetivo al final es tener sangre Buendía. Pablo Mayoral, si llega bien al caballo, poco transmite en el tercer tercio. La embestida de Buendía transmite mucho más”.

Manu Turquay, ganadero

El criador ha definido una línea muy clara, y sin concesiones quiere trazar su camino hasta la versión del toro de Santa Coloma. Discutimos libremente su visión de criar toros bravos.

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– Si no hubiera sido por este problema de leucosis, ¿tendrías hoy Santa Coloma?

“Cuando ocurrió el problema, no estaba realmente interesado en la cría. Yo quería ser torero. Pedro Romero quería que entrara en su escuela taurina, mi madre nunca quiso. Cuando era adolescente, pasaba más tiempo en el tractor que cuidando el ganado.

“Mi padre producía bestias complicadas. Como resultado, no éramos muy bien vistos en el mundo taurino. La decisión la tomó mi padre a quien siempre le gustó este tipo de toros. Sin embargo, creo que incluso sin este problema de leucosis hubiéramos ido a Santa Coloma”.

– ¿El encaste Domecq parece un camino más fácil?

“Es cierto más facilidad que de otros encastes, los vendes más fácilmente. En cambio, cuando tienes la exclusividad de Santa Coloma -con François André y La Golosina-, te llaman les arènes que desean ese encaste.

“En la Camarga y en Francia se encuentra esencialmente Domecq del mismo origen. Tenemos cierta originalidad. Estos son toros que me gustan. Disfruto más con toros que van a más y que tienen clase en su embestida que con toros que empiezan fuerte, que humillan más o menos, luego van a menos”.

– Al final, ¿qué tipo de toro buscas?

“Busco un toro como los que salieron este año en Orthez y Riscle. Es un toro encastado, que humilla con clase y va de largo. Hoy queremos toros que tengan toreabilidad y el primer tercio pase desapercibido. El toro de Riscle acudió a tres puyazos, la lidia que le hicieron no le permitió expresar todas sus cualidades al caballo”.

– ¿Tienes en cuenta el primer tercio en tu selección?

“Sé que la toreabilidad es importante en nuestro tiempo, pero si en la tienta la vaca no coge tres puyazos acudiendo de lejos y metiendo los dos pitones, la elimino. Debe estar completa con caballo y muleta. En un año normal, de veinticinco vacas criadas, se mantienen cuatro.

“Este año me quedé con treinta y me voy a quedar con quince. Para nosotros es fabuloso. Esto nunca nos ha pasado a nosotros. Según las notas, son 9 de 10. Incluso tengo dos vacas que obtuvieron una calificación de 10 de 10 este año. Esto significa que el trabajo de refresco está dando frutos. Tenemos una excelente base de trabajo con muy buenas familias”.

– Si mantienes tantos individuos, ¿eso significa que vas a aumentar el tamaño de tu ganadería?

“Ese es el problema. Me separaré de las vacas que dan los menos buenos productos, de los productos irregulares o de las vacas que no son del tipo. Hace dos años con la Covid decidí bajar a 70/80 madres. Hoy tengo alrededor de cien. Nuestra primera novillada picada funcionó.

“Si queremos seguir a este nivel y producir dos novilladas picadas al año, necesitamos ganado en la ganadería. Además, en esta raza las madres no tienen una cría cada año como en otras razas. Cada año se producen entre cincuenta y sesenta nacimientos”.

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– ¿Cuánto tiempo tenéis las vacas reproductoras?

“Las mantengo mientras puedan parir. Cuando se les complica tener crías, las saco del circuito y las dejo terminar su vida tranquilamente en la finca. Ellas lo merecen. Tengo cuatro sementales. Tenemos la suerte de tener familias bastantes abiertas y no hay necesidad de buscar la diversidad con contribuciones externas. Dependiendo del semental utilizado se cruzan familias”.

– ¿Cuál es la consanguinidad máxima permitida?

“Hay ganaderías a las que les va muy bien con un 80% de consanguinidad. Todo depende del defecto que traerá la consanguinidad. En algunos casos, se trata de defectos físicos. Puedes tener toros más pequeños que se mueven mucho.

“Para nosotros esto puede traducirse en debilidad, para otros deformar la cornamenta. Si el ritmo de consanguinidad se convierte en fuente de defectos, basta con hacer aportes a través de un semental y el problema está solucionado.

“Después de encontrar un semental en España, todo es cuestión de dinero. En Buendía compramos tres toros y luego los retuvimos. Los tres fueron aprobados. La otra solución es comprar veinte años y conservarlos todos. Un semental aprobado vale entre 20 y 30.000 €. Existe Santa Coloma para comprar en España de pequeñas fincas que tienen orígenes como Flor de Jara. Hay que buscar”.

– ¿El objetivo es salir habitualmente en novilladas picadas?

“Lo estuve comentando hace poco con Jean Baptiste Jalabert -La Golosina-. Las novilladas no picadas, no son nuestro objetivo principal. Santa Coloma son animales técnicos. Por lo tanto, es complicado para un joven aprendiz entenderlo bien, captarlo a menos que el eral sea excepcional. Hice unos años de festejos no picados y los erales necesitaron demasiados capotazos o muletazos para poder brillar.

“Si funciona, se necesitan series muy largas al principio y luego se detiene. La Santa Coloma va a más pero hay que saber prender bien sin forzar. En las novilladas picadas, los novilleros ya tienen más destreza y exhiben mejor al animal.

“El único festejo sin picadores que realmente funcionó bien fue el de Roquefort. Estaba en desacuerdo con Jean Louis Darré. Estos fueron los primeros productos del refresco. Los dos erales salieron muy bien y los novilleros lo hicieron bien”.

– ¿Cuales son tus grandes recuerdos? »

“Mis grandes recuerdos, los tengo especialmente en el campo. En la plaza, por ahora, es sólo estrés. Nuestras novilladas con picadores de 2023 han sido interesantes. Hasta ahora en las novilladas sin picadores no hemos tenido demasiada suerte.

“Me aportó mucho la novillada de Orthez y el toro de la corrida de Riscle. Pudimos mostrar ganado, como esos que salen muy bien en privado. El público pudo ver un panel de lo que la ganadería puede producir”.

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– Al final, ¿qué ayuda a que una ganadería sea famosa?

“Son los comentarios de boca a boca. Nuestros toros son bonitos. Se presentan bien y a la gente le gusta verlos en la arena. Están fuera de lo común. El tamaño del ruedo influye en función de los encastes. Si tienes un toro que carezca de seriedad en una arena grande, tiende a escaparse. Los míos no son de los que van a las tablas. Suelen ir al centro del ruedo. Hoy un coso de primera categoría sería demasiado pronto para la ganadería y demasiado estrés. Si puedo llevar un toro a una corrida como en Riscle, sería feliz”.

– ¿Quieres enviar una corrida de toros completa?

“Ese es el objetivo. Creo que si logramos mantener esta regularidad, dentro de cuatro o cinco años, es posible. Podemos empezar a tocar las puertas de algunas plazas. Después quiero quedarme con este lado un poco picante del de Santa Coloma, no como unos toros de este encaste, que hoy salen sosos, y que no muerden. Los Valdellans que salieron en Madrid son el tipo de toros que me gustan. Ellos son serios. Tienen temperamento y crecen en la muleta.

“En la tienta, un Buendía que sale con la cabeza mirando en los tendidos, luego vuelve a meter la cabeza en la muleta, en mi caso se elimina inmediatamente. Los toreros disfrutan toreándolos pero no es el Santa Coloma que busco. Quiero que mis toros tengan la nariz en la arena. Es más complicado lidiarlos pero eso es lo que estoy buscando.

“En cualquier caso, siempre haré un toro que me guste, aunque eso signifique mantener todo en privado. Hace falta toreabilidad pero no quiero hacer toro para las figuras. Sé muy bien que los toreros que se pondrán frente a ellos serán Lamelas y Robleño… Si mi único objetivo fuera vender toros, habría puesto a Daniel Ruiz y Miranda de Pericalvo”.

– ¿Estás listo en términos de estructura para dar este paso?

“Para las vacas, que son primas de las de La Quinta, sí. Para los toros, creo en cambio, que tendré que arreglar mi campo añadiendo cercados. El año pasado tuve cinco toros. Uno se mató. Maxime Solera tentó a los demás en la ganadería. Acudieron a tres puyazos acudiendo desde el burladero y salieron bien con transmisión. Uno de ellos, cuando iba al peto, hizo retroceder al caballo dos metros.

“También tenemos que contar con pérdidas naturales porque el año pasado perdí dos toros. Uno de ellos resultó herido en un ojo y el otro murió tras una pelea. No utilizamos fundas. Prefiero hacer lotes con toros que se lleven bien. Hoy no estoy fundamentalmente en contra de fundas pero el de Santa Coloma si le obligas o le haces daño se acordará, así que prefiero evitarlo”.

– Para usted como ganadero, ¿cuál es la mejor solución para el transporte y manejo de toros en los corrales de toros?

“Acostumbro a que estén juntos y a pasar tiempo en un corral, lo que facilita el desembarque. Para el transporte lo intentamos todo: traerlos 48 horas antes, en el último momento, una semana antes como en Orthez, nada funcionó. Mis toros pierden un tercio del peso durante el transporte.

“Es un desastre. Hay algunos encastes que pierden menos que otros. El Domecq pierde menos porque se estresa menos cuando lo subes a un camión. Probablemente lo ideal sería traerlos dos semanas antes.

“También está el problema del agua. Quizás deberíamos poner un poco de cloro en el agua del campo para que se acostumbren. Es complicado pasar del agua de estanque al agua de ciudad. Los toros podrían no beber”.

– ¿Cómo ve el futuro del toreo? »

“Hace dos años estábamos al borde de la muerte. En 2023, todo el mundo está contento, las plazas se han llenado. Veo que la corrida de toros continúa por ahora. La era actual dicta que no se debe tocar a los animales. Para mí, esto no durará. Es una moda.

“Creo que las redes sociales pueden hacer bien al toreo. Nunca circularon tantos vídeos de toros y fotografías. El toreo es arte. Antes sólo veías corridas de toros en Canal Plus o si ibas a la plaza de toros. Hoy en día existen multitud de medios que muestran y hablan de los toros. Esto puede atraer gente, nuevos espectadores a las plazas”.

– Necesitas moral para ser criador…

“Económicamente, no ganamos dinero criando toros. Pero nos esforzamos porque es nuestra, mi pasión. El toro te hace conocer personas con las que compartes cosas. Los toros ocupan la mitad de nuestro tiempo y todos nuestros beneficios.

“Es una pasión, mientras pueda hacerlo, lo haré. Si es necesario, reduciré el nivel pero nada me impedirá vivir mi pasión. Lo peor que hay que afrontar es el estrés. Cuando llevo toros a la plaza no es un buen momento. Claro que estás feliz cuando todo va bien pero ¡qué estrés!”.

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