En Latacunga… Una lastimosa parodia
Latacunga, Ecuador. Viernes 26 de Noviembre, 2021. Buena entrada que cubre el aforo permitido por el COE nacional, con un fuerte aguacero en el ecuador de la corrida. Se lidiaron astados procedentes de las ganaderías de Huagrahuasi y Triana, hierros pertenecientes al matador y empresario José Luis Cobo. Muy feos animales, anovillados la corrida entera, con una sospecha escandalosa de after shave en los pitones para la comodidad y disfrute de las figuras del toreo; fue absurdamente indultado el lidiado en quinto lugar que ni por mucho era merecedor a ese honor.
José Antonio Morante de la Puebla: Ovación y vuelta.
Miguel Ángel Perera: Palmas y orejas simbólicas.
Álvaro Mejía: Silencio.
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Comenzaré el prólogo de esta reseña comentando que desde que Quito, por el nefasto gobierno socialista perdió por una malhadada consultar popular, se suprimió el último tercio de la lidia. Las plazas de provincia han tomado mayor relevancia, pero no justamente en el lado positivo. En ese marco, hay que destacar que la feria de Latacunga, ciudad ubicada al sur del Ecuador, ha sido una de las más renombradas a nivel internacional, por los nombres de las grandes figuras que han hecho el paseíllo y han “triunfado” en esta ciudad.
Este 2021 la empresa gestora del evento, formó 3 carteles de sumo interés para el aficionado, contando el primer día, viernes 26 de noviembre de 2021, un mano a mano entre José Antonio Morante de la Puebla y Miguel Ángel Perera, y un toro para el rejoneador Álvaro Mejía. El segundo, es decir, el día sábado 27 alternaron los diestros Antonio Ferrera, David Fandila El Fandi y Daniel Luque.
El día domingo se cierra finalmente la Feria con un tradicional festival realizado en honor a la Virgen de Triana, con la presencia de Antonio Ferrera, Morante de la Puebla, Miguel Ángel Perera, El Fandi y los coletas nacionales Juan Francisco Hinojosa y José Andrés Marcillo.
Lastimosamente el Ecuador también es un país que está atravesando una etapa crítica y muy grave con relación a los festejos taurinos que se dan en las principales plazas y ferias del país. Hay muchísimos factores que contribuyen a esta situación tan delicada que pone en riesgo un futuro próspero y bueno para la tauromaquia. La falta de seriedad de las empresas que organizan las ferias, la pobre y descuidada selección del ganado que se lidia, pobres en presentación y con la encornadura afeitada, la complicidad de una prensa que alaba el triunfalismo y el heroísmo de empresarios que no tienen empacho en presentar festejos mediocres.
En esta primera corrida de feria, la mansedumbre, la mala presentación de los toros, la falta de bravura se hizo presente en toda la tarde. Es inadmisible entender que se traiga a figuras del toreo de España y del mundo taurino para ver una mofa total al toro y a la fiesta brava. Y lo peor, nadie dice nada, nadie se levanta a exigir que los ganaderos y empresarios actúen con transparencia y brinden una corrida de toros.
Morante de La Puebla en sus dos actuaciones estuvo siempre por encima de las paupérrimas condiciones de sus anovillados ejemplares, siendo éstos cortos en su recorrido, manifestando mansedumbre de libro, desentendidos de la pelea. En el encuentro efímero con el caballo, por decir lo mínimo, los toros parecen entrar en un trance de sueño, sin señales de querer combatir y demostrar sus condiciones de bravos.
El desacierto a la hora de ejecutar la suerte suprema privó al de La Puebla de conseguir algún trofeo consuelo por el mérito de intentar sacar alguno que otro muletazo de ese pequeño pozo de mansedumbre.
Perera con su primer toro corrió la misma suerte que su compañero de cartel. Un toro bajo y feo de hechuras, manso que siempre rehuyó de la pelea. Perera, al igual que en Riobamba, buscó por todas las formas de conseguir arrancar olés del público asistente. Pesado con la toledana su labor no tuvo mayor trascendencia.
En el Ecuador se vive una severa crisis denominada “Indultitis”, ya que la gente que llena las plazas, la mayoría no entendidos, piden que se indulten animales anovillados, sin bravura, que simplemente persiguen la muleta, pero sin codicia ni bravura que justamente es lo que caracteriza a esta especie única de bovinos.
Eso fue precisamente lo que aconteció con el animal indultado en quinto lugar, un animal que si bien se movía y repetía, lo hacía sin celo, sin alegría y demostrando bravura. Pero como la gente que acude aquí a las plazas se conforma con la movilidad, el torero extremeño supo sacar partido justamente a esa movibilidad para conseguir el indulto que nunca debió existir.
Por último, Mejía estuvo voluntarioso con un animal del hierro de Santa Rosa, con el que clavó buenos pares de banderillas a un astado que se movía y demostró algo más de casta de los que se lidiaron a pie. Con el rejón de muerte estuvo muy pesado y la presidencia muy flexible en cuanto a los avisos.
En definitiva, esta corrida reflejó el grave estado en el que ha caído la tauromaquia en la actualidad. Hay que poner un alto, un basta ya a esta burla constante de parte de ganaderos, empresarios, toreros y autoridades de plaza que permiten que este tipo de circos sigan ocurriendo.
Para llevar la fiesta a buen recaudo, es menester un manejo limpio, transparente y con el amor y respeto hacia el toro bravo, caso contrario, la fiesta brava podría desaparecer en este país en donde el amor a las corridas de toros es más fuerte que la opresión de un tirano y un grupo reducido de animalistas que de protectores no tienen ni el nombre.
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