En la Monumental México… Lo que el viento se llevó
Monumental Plaza de Toros México. Domingo 20 de Octubre 2019. Décima novillada de la Temporada Soñadores de Gloria. Unas tres mil personas. Se lidiaron seis novillos de Fernando Lomelí, correctamente presentados, a excepción del quinto, cuya cornamenta defectuosa no era para una plaza de primera categoría; su común denominador mostró que resultaron mansos, descastados y con genio (la casta mala), desarrollaron sentido.
Maxime Solera: Saludó en el tercio en medio de protestas tras aviso y silencio.
José María Mendoza: Silencio tras aviso y silencio tras tres avisos.
Ramón Jiménez: Pitos tras tres avisos y silencio tras aviso.
Detalles:
El buenazo de Brauny volvió a cometer otra pifia mayúscula al aprobar a un novillo que sus cuernos de tan gachos casi le picaban sus ojos. Un astado con este tipo de encornadura no debe aparecer en el redondel del mayor coso del mundo.
Jorge Guerrero tuvo una luxación del dedo meñique de la mano derecha.
Gilberto Aragón escuchó palmas en el tercio tras parear al cuarto.
Los jamelgos ancianos de la cuadra de picar, ya no soportan enfrentar el tercio de varas, se caen hasta por el simple bufar de los novillos; no resolver esto puede ocasionar un grave percance.
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El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo”. Antoine de Saint-Exupéry
Lo que el viento se llevó y los dejó en la absoluta indefensión.
Qué poder decir ante la evidente incapacidad de poder resolver el reto que tuvieron los tres jóvenes del cartel esta tarde en el mayor coso del mundo.
Perdidos en la indefensión.
Resulta innegable que tienen valor, cualidad fundamental de todo el que vista el terno de luces; igualmente hubo voluntad y entrega, pero justamente cuando apareció el “obstáculo” de una mansedumbre con genio, que les complicó la existencia esta tarde en cuestión, anduvieron a la deriva.
Había que imponerse, tenían que mandar en los novillos y eso, justamente eso, mando, aguante, poder, nunca aparecieron en los tres actuantes.
Maxime Solera, enfrentó a su primero de nombre Valente, con 442 kilos, nada dejó para la posteridad con la capa. El tercio de varas fue un desorden, por una parte propiciado por una cuadra de jamelgos ancianos que ya no sirven para picar y por otra parte, porque Maxime no se impuso.
El joven Solera durante tercio de muleta, no pudo estructurar algo que pareciera justamente eso… una faena, y así se vio indefenso, como si fuera la primera ocasión que enfrentaba a un novillo.
Sí, reitero, hubo voluntad, pero hace falta muchísimo más para poder convencer de que se tiene un sólido camino en tan difícil menester. Algunos aplausos de sus amiguetes, y salió presuroso al tercio siendo protestada esa osadía.
Con Glison volvió hacer gala de voluntad, pero lamentablemente no hay más que comentar, ahondar en su falta de argumentos, es reiterar su mala comparecencia en el mayor coso del mundo.
Quien retrocedió absolutamente esta tarde fue, José María Mendoza. Con Mariano, otro manso ejemplar, estuvo voluntarioso, pero sin poder estructurar una faena, y todo lo que hizo, resultó desordenado.
El viento molestó, efectivamente, pero lo que no se entiende, para qué esparcen papelillos por el redondel, si no les dan inteligente uso.
Cerca del burladero de matadores, no se movieron esos papelillos, lo que anunciaba que en ese espacio no había ráfagas, no obstante, prefirió insistir en irse a los medios y no acabaría pasando nada, quizá algún detalle, pero a estas alturas un detalle es tanto como nada.
Con su segundo, quinto del festejo, Tío Hugo, el joven Mendoza se vio todavía peor. Al tratar de quitar y echarse el capote a la espalda, se acabó echando literalmente encima al novillo que le dio una soberana guantiza, la que ha dejado, por fortuna, sólo contusiones.
Regresó maltrecho, intentando sumar una faena, pero ya se había advertido que no tenía argumentos para superar el reto. Con la espada aparecieron diez pinchazos, un intento con la mano zurda y escuchó los tres demoledores avisos.
Y apareció un joven venido desde Jalisco, Ramón Jiménez, quien mostró y demostró, que aparte de voluntad, entrega no posee más argumentos, es más carece del sentido del toreo.
Con Mi Cuate, dejó intentos con el capote. Con banderillas estuvo correcto, un par en lo alto y el novillo le arrolló, uno más expuesto, y uno de banderillas cortas, fallando hasta en dos ocasiones, por lo que se incorporó y lo dejó con habilidad.
La faena de muleta fue la mar de aburrición. No supo darle el prólogo correcto, la faena fue concebida sin ningún planteamiento, más bien por ocurrencias, y así no se puede concretar algo digno.
Con la espada estuvo fatal de toda fatalidad, por lo que escuchó los tres avisos, y vio regresar vivo a los corrales a su oponente.
Tío Sergio, fue el que cerró plaza, y nuevamente vimos más de lo mismo: ¡nada!
Intentó a porta gayola pero fue arrollado. Quizá el tercio de banderillas fue lo único correcto que pudo hacer.
Tras el brindis a sus mentores, vino de nuevo la suma de trapazos sin ninguna lógica. Con el acero dejó media ración, y gracias a la intensa labor de enterramiento que hicieron los señores subalternos, el animalillo se echó en la arena, y todo concluyó.
Al final, me preguntaba:
¿La cauda de acompañantes que rodean a estos tres jóvenes, en lugar de justificar sus errores, les harán visitar la reflexión, la autocrítica para en concienzuda evaluación ver que está pasando con ellos?
Sería lo ideal, que continuar engañándose en tan difícil profesión.
¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!
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