Roca Rey vestido de monosabio: un gesto y signo de humildad que lo enaltece

27 junio 2019 Martín Campos

“Tú eres un símbolo y un signo para los mortales de su destino y su fuerza; como tú, el hombre es en parte divino”: Lord Byron, Prometheus

Existen personas de cualidades sencillas. Su fortaleza interior y ese encanto natural que les asiste así lo determinan. Seres que quizás no hallemos usualmente ─más en estos tiempos individualistas y de egoísmos ensimismados─ pero a los que reconocemos en sus rasgos más evidentes y naturales. Son los que saben quiénes son y lo que pueden llegar a ser en la vida, dejando a su paso una estela de nada más que admiración y empatía.

Ser sencillos, es poseer humildad desde lo más profundo del corazón. Por más alto que nos ubiquemos en el pináculo de los éxitos, pues en el cultivo de esta virtud residirá nuestra propia grandeza.

San Bernardo de Claraval, escribió: “La soberbia es el deseo de la propia excelencia” Ciertamente, ¿a quién no le resulta ajena?, si es atributo de muchos excepto de un Rey más cercano, más palpable en la posibilidad de merecérnoslo, de disfrutar su grandeza tangible, real, actual, contemporánea e imperecedera.

Este doctor de la Iglesia, definía a la humildad como “… una virtud por la que un hombre, conociéndose a sí mismo como realmente es, se allana” ¿Alguna similitud con quien ahora nos vuelve a sorprender, ya no ─como si poco lo fuera─, con un pase cambiado en los medios, una arrucina impensada por lo inverosímil de su posibilidad, o cuando pega esos arrimones de órdago que tornan trémulo al mismo miedo?

Pues no, no para quienes le conocemos. No de ahora únicamente él siempre ha sido así. Lo suyo es consecuencia de una formación hogareña ejemplar.

Andrés Roca Rey, el matador de toros deslumbrante que es hoy mismo la máxima figura del toreo mundial, conserva esa rara virtud ya poco vista en los muchachos de su edad: de pisar firme en la vida, tal cual asienta las manoletinas de torear en medio de los alberos.

Por más distinciones y reconocimientos obtenidos en su corta carrera, se mantiene tal cual, exhibiendo una naturalidad tan propia y sencilla que en él se magnifica y llena todos los espacios. Sin duda, no es un acto premeditado. Lo suyo brota con la espontaneidad indeliberada de la propia naturaleza de ser diferente.

Tras llegar a la taurinísima ciudad de Chota, ha recibido las llaves de la ciudad y fue declarado Huésped Ilustre por parte de la Municipalidad Provincial que preside el alcalde Werner Cabrera.

La ceremonia se realizó en el mismo palacio municipal y contó con la presencia tanto de familiares, encabezados por sus siempre orgullosos padres doña Mercedes y don Fernando, amigos y muchísimos aficionados locales como de todas partes del país que se han llegado a esta provincia del norte peruano convocados por la presencia del famoso compatriota, responsable de todo el revuelo generado a raíz de su eclosión en el mundo taurino actual.

Un hecho por demás celebrado por todos fue verlo provisto de un machete y de la alforja que usan los chotanos y que son su sello de identidad propios.

Del mismo modo, y como que no bastara, este miércoles (26 de Junio) durante la segunda tarde del ciclo de la feria en honor a San Juan Bautista, tuvo la singular idea de vestirse como monosabio en un gesto que se ha interpretado como propio de amistad y humildad con los miembros de la cuadra y salir arreando el caballo del picador Adolfo Andrade Toto en el corrido sexto.

Pareceres aparte, como lo hemos señalado líneas arriba, su condición de figura del toreo no le exime de ser como es, como siempre lo ha sido. Finalmente, un joven que se comporta tal cual su edad, haciéndonos entender que, a veces, los elegidos también suelen vestirse de simples mortales.

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