Crónicas

En Manizales… Casta pasada por agua

Monumental Plaza de Toros de Manizales, segundo festejo de La 64 Temporada Taurina de esta ciudad. Con un aforo cercano a los tres cuartos de entrada se lidiaron bovinos de la ganadería de Dosguiterrez, encaste Murube – Santa Coloma, irregular de hechuras, descastados y sin clase, todos de ellos pitados en el arrastre.

Manuel Jesús El Cid: Silencio, tras aviso y Saludo.

Emilio de Justo: Saludo y Silencio tras aviso.

David Martinez: Silencio tras dos avisos y Silencio.

Detalles:

El banderillero Manuel Odero fue conducido a la enfermería tras sufrir cornada en el segundo de la tarde. El sexto astado fue devuelto a los corrales por petición unánime del público a razón de su mansedumbre, saltando en dos ocasiones al callejón.

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En este concierto para delinquir en que se ha convertido el toreo actual, son cada vez más escasas las tardes de triunfo y grandeza, en las que el espíritu del diletante taurino siente la satisfacción de ver un acto heroico, la consagración de un rito milenario y en ultimas la exaltación de la inteligencia humana por encima de la fiereza de lo natural.

De tal suerte que asistimos a corridas descafeinadas y descastadas, remedos de una fiesta que hace mucho dejo de ser brava, para convertirse en excusa para el intercambio social, demostración de estatus económico y escenarios alcohólicos; una fiesta en decadencia producto de la exigencia de las figuras, la falta de criterio de los ganaderos y la cómplice indiferencia de los aficionados.

Tardes para el olvido como la de hoy en Manizales, donde la lluvia acompaño la consagración de la mansedumbre, la falta de clase y el descastamiento, que tomo forma en rechonchas hechuras, brochos pitones y embestidas con genio, herradas con la divisa de Dosguiterrez, casa que comparte sepa genética de los tan afamados bovinos de Ernesto Gutiérrez, predilectos por las figuras.

Casta pasada por agua, toros despojados de las características propias del animal de lidia para convertirlos, las más de las veces en carretones autómatas, o como en este caso en animales con genio, reservones, peligrosos y engatillados; astados que no atacan sino se defienden, en los que la clase ha mutado en saña traicionera que busca las carnes y recula esperando el momento de hacer por el torero, de enterrar la fiesta y con ella la esperanza del aficionado.

Seis de seis se fueron pitados en el arrastre, seis de seis que imprimieron el peligro de la cornada traicionera; media docena de animales sin casta que impidieron a la afición deleitarse con el toreo del Cid y sus tardes de gloria con la de Victorino; regocijarse con la muñeca poderosa de Emilio de Justo, grande en la Francia del toro autentico; y dar fe de las ilusiones y ganas del joven David Martinez; un sexteto que revela una crisis en la cabaña brava nacional y debe ser motivo de reflexión para la empresa, pues tardes así no crean afición, más bien son la mayor manifestación del espíritu corrupto y anti taurino.

La tarde inició con la presentación de los recortadores españoles, vistoso espectáculo que da cuenta de otras tauromaquias, empero pese a la voluntad de los jóvenes ibéricos, se enfrentaron a un astado reservón que nunca se definió y representaba un peligro inminente; aun así, se pudieron ver quiebres y saltos que alegraron a la concurrencia.

Manuel Jesús El Cid: El buen torero de Salteras, que inicia su campaña de despedida, se estrelló con el primero de la tarde Espadero (510 Kg.) un compendio de mansedumbre y peligro, que le apretaba demasiado por el pitón derecho, haciendo por el sin mayor consecuencia, con la espada no estuvo fino escuchando un aviso silencio. La misma canción sonó con su segundo Dramaturgo (496 kg.) un anovillado cornimocho que nunca se entregó a la muleta reservándose para casar el bulto, ante esta condición optó por abreviar, dejando habilidosa estocada, saludo desde el tercio.

Emilio de Justo: Recibió a su primero Editor (544 Kg.) con tersas verónicas y ceñidas chicuelinas, que de inmediato surtieron efecto en los tendidos; empero el bicho desarrollo sentido hiriendo feamente al banderillero Manuel Odero, condición que valido en la muleta exigiendo una lidia de poder a poder que de Justo proporciono, labor meritoria y de pundonor; deja buena estocada saludando desde el tercio. Su segundo, Azuayo (514 Kg.) fue el calco del genio y el descastamiento, a ello valga sumarle su pésima presentación (descaradamente visco del pitón derecho), con él no se logró amoldar luciendo por momentos desdibujado; con la tizona deja bajonazo, despachando tras aviso. Silencio.

David Martinez: El toreo caleño que había ganado su cupo a ley tras ser ganador del ciclo pre feria Toros y Ciudad, trato de hacerse a la bronca embestida de Lagrimoso (468 Kg.) cubrió de manera espectacular el segundo tercio; con la muleta no pudo pasar a un toro que embestía por alto, condición que le complico en la ejecución de la suerte suprema, tras dos avisos despacha.

El sexto Flor de anís (480 Kg.) fue devuelto por manso, tras saltar en dos ocasiones al abigarrado callejón (Más cercano a un lugar de reunión social que a un espacio consagrado a los toreros) en su lugar, salió Santiaguero (564 Kg.) el toro de mejor alzada y mayor seriedad de todo el festejo, ya desde los corrales prometía mucho, como bien lo observaba el buen Emanuel Sánchez; peleando en el caballo y empleándose con emoción en el segundo tercio; sin embargo, su poderosa estampa se quedó en ello terminando aquerenciado en tablas y engatillado; tras varios intentos despacha silencio.      

Para el martes 8 de enero:

Novillos de Paispamba para Andrés Bedoya, Gitanillo de América y Juan Sebastian Hernandez.

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@Manzanarestoro

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