Entrevistas

La entrevista de Antonio Lorca… Javier Jiménez y Ángel Sánchez (entre otros), toreros en un injusto olvido

  • Ambos diestros son representantes de una joven generación olvidada por el ‘sistema’

Después de dos temporadas con más ambiente, todo se me ha venido abajo, y la verdad es que uno se desmoraliza. Cuando no triunfas en Sevilla y Madrid a comienzos de temporada, te quedas parado -unos más que otros, esa es la verdad-, y a mí me ha tocado la peor cara. Y me hace daño, ciertamente. Siempre he querido que el toreo sea justo conmigo, y lo ha sido en otros momentos, pero ahora me siento bloqueado mentalmente”.

Quien habla es el matador Javier Jiménez (Espartinas, Sevilla, 1990), que protagonizó una triunfal etapa novilleril, accedió a la alternativa en la Feria de Abril de 2014 en un cartel de lujo (Enrique Ponce, como padrino, El Cid como testigo y los toros de Juan Pedro Domecq), salió por la puerta grande de Las Ventas en agosto de 2016, triunfó en los Sanfermines, ha cortado orejas en la Maestranza, y ahora está viviendo una etapa oscura en su carrera:

Sólo se ha vestido de luces tres tardes en lo que va de temporada.

Ahora mismo disfruto del mejor estado de ánimo posible. Acabo de entrar en el escalafón de matadores, he toreado tres corridas y me encuentro en un buen momento. Siempre he escuchado que tomar la alternativa es comenzar desde cero, y ojalá que yo nunca me encuentre en esa situación. Estoy toreando, entreno todos los días, voy al campo, y tengo varios festejos pendientes en los que debo darlo todo para no quedarme parado”.

Estas palabras corresponden a Ángel Sánchez (Madrid, 1996), que deslumbró como novillero el 2 de abril de 2017 en la plaza madrileña ante un ejemplar de La Quinta, y ha sido el único torero que ha tomado la alternativa en la Feria de San Isidro ante toros de Adolfo Martín. La gesta ocurrió el pasado 8 de junio.

Javier Jiménez y Ángel Sánchez, dos toreros en situaciones parecidas, analizadas por ellos de manera muy distinta, desde la cruda sinceridad del primero y el entusiasmo confiado del segundo. Ambos sufren el desamparado de un olvido que no merecen. Los dos representan concepciones distintas de la tauromaquia, pero igualmente válidas, aunque el ‘sistema’ los haya relegado al paro.

Javier y Ángel no son más que dos ejemplos de una generación de jóvenes toreros a los que les está costando un mundo salir adelante; sus testimonios son, también, los de otros muchos que se esfuerzan cada día y no siempre encuentran el camino del triunfo. Pero Javier y Ángel, como otros en su misma situación, mantienen, a pesar de todo, el sueño de ser figura. El sevillano ya conoce el sabor de la miel en los labios; y el madrileño, profeta en su plaza, parece convencido de que su tesón le permitirá alcanzar la meta.

Quiero pensar que todos tenemos lo que nos merecemos, pero creo que he hecho méritos para una mejor suerte”, apunta Javier Jiménez. “No me gusta quejarme y sé que la vida es la que es, las cartas son las que son, y que cada cual debe aprender a jugarlas; en suma, debo aprender de lo vivido, recuperar fuerzas, saber lo que he hecho mal y no repetir los errores”.

Por su parte, Ángel Sánchez desborda entusiasmo: “No. No estoy decepcionado; el primero que debe estar convencido soy yo, y creo que todo va a salir bien. Mi apoderado me dice que debo partirme entrenando porque es más difícil poner a un torero en un cartel que torear”.

El torero de Espartinas ha hablado de errores propios, y esta es su explicación: “No supe gestionar el triunfo fuera de las plazas; me perdieron las prisas a la hora de tomar decisiones y me equivoqué”. En consecuencia, “… el futuro no lo veo bien, pero tampoco olvido que en diez minutos puede cambiar tu vida en el mundo del toro”.

– ¿Cómo analiza Ángel Sánchez la situación actual de la fiesta de los toros?

No es fácil la pregunta… Creo que este es el momento perfecto para que se abra paso un torero con hambre y con condiciones para ser un elegido, y yo trataré de demostrarlo en los años venideros”.

A juicio de Javier Jiménez, su profesión está tan difícil como otra cualquiera. “Hablo con amigos ajenos al toro y también se quejan de su situación. Los niveles de exigencia son muy altos en la sociedad actual, y en el toro, especialmente, es imprescindible un triunfo constante”.

Para ello se aplica cada día Ángel Sánchez, dispuesto a lidiar toros de cualquier encaste: “Quiero ser reconocido como Paco Camino o el Niño de la Capea, que mataban reses de Santa Coloma o Juan Pedro Domecq”.

A pesar de todas las dificultades, Jiménez está convencido de que sigue siendo un torero interesante para los aficionados.

Claro que sí; de lo contrario, no seguiría intentándolo. Me quedan solo siete asignaturas para licenciarme en Derecho y ya habría acabado la carrera si no confiara en mis posibilidades. Me veo bien y estoy preparado como torero. Se me ha caído la casa, y sobre los escombros intento reconstruirla, aunque ahora los ladrillos son más grandes”.

Tengo la ilusión suficiente para triunfar” interviene Sánchez. “Y capacidad para cortar las orejas a un toro que embista o embestir yo, porque en cualquier plaza puede haber alguien que se dé cuenta de que quieres ser torero”.

Hay una frase que siempre tengo presente”, remata Javier Jiménez: “Quien lo ha hecho una vez es capaz de repetirlo”.

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  • Antonio Lorca, prestigioso crítico taurino del influyente diario español El País

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