La reflexión de Miguel Manzanares… Reafirmación de principios
“Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”, con esta máxima Aristóteles, sellaba la necesaria diferencia entre las filiaciones personales, generadas por los afectos, y el compromiso con la verdad, sustentada en los hechos y la justa valoración de la realidad.
Desafortunadamente, el grueso de periodistas taurinos parece no conocer la diferencia y se entregan de manera irresponsable a la cómplice mentira, a la coba innecesaria, que se acrecienta cuando una de las figuras es quien se pone en frente.
El periodismo, al igual que el arte, presupone verdad, objetiva y acuciosa reconstrucción de los hechos, implica un ejercicio de reconocimiento de virtudes y defectos, de aciertos y engaños, mucho más cuando se busca defender el rito supremo de la tauromaquia, la fiesta de los toros.
Colombia, no es ajena a estas realidades, pues tanto en portales como en medios impresos, se leen, en lugar de crónicas objetivas, piezas minuciosas de ficción, inventando faenas, rellenando hechuras, transmutando mansedumbre en nobleza, y descastamiento en falta de recorrido.
Se observan periodistas que no escatiman en adjetivos triunfalistas cuando de hablar de las figuras se trata, pero ahondan en la inconformidad cuando es un joven o un nacional quién corta las orejas.
Periodistas que parecen promotores o publicistas, de toreros y ganaderías; comprometidos con la causa de las figuras, en un decadente servilismo que ciega y corrompe; sin embargo, la esperanza radica en los aficionados que ven los toros con criterio aquellos que cansados de las mentiras manifiestan su inconformidad, aquellos que sin temor exigen El toro autentico para el torero de verdad; pues solo así, con las banderas de la verdad se podrá pensar en un futuro.
En este orden de ideas, espacios como el que representa Toros en el Mundo, permiten defender y promover una afición racionalmente consciente, una prensa comprometida con la verdad, una palabra independiente que, desde los argumentos, exige verdad y compromiso, honestidad y ética, para con la afición, la tradición y el rito.
Bajo estas premisas, se enmarca nuestro ideario, respondiendo al compromiso de todo hombre con la coherencia y la dignidad, sin más arma que la pluma, sin más escudo que la verdad; pues la fiesta es de los toros más no de los toreros, pues se llama brava y se apellida encastada, lo demás es simulacro, pueril representación, falso decorado.
De tal suerte, seguiremos desde el albero periodístico, dando lo mejor de nosotros para reportar con objetividad y justicia, con toreria y respeto, poniendo por delante la verdad y la afición, con la segura convicción de que la defensa de nuestra fiesta es una labor colectiva en la que cada uno debe aportar lo mejor para heredar a las futuras generaciones, los valores titulares de la fiesta de los toros, tan necesarios en esta sociedad.
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