En Manizales… voluntad e inexperiencia, lo más destacado en el inicio de Toros y Ciudad
Monumental plaza de toros de Manizales, primera novillada sin picadores del ciclo Toros y Ciudad. Una excelente entrada, superior a los tres cuartos de plaza, se lidiaron erales de la dehesa de Rocha Hermanos, encaste Parladé vía Conde de la Corte, en general bien presentados, salvo el cuarto que careció de fuerzas y hechuras, fue pitado en el arrastre.
Wilmar Villamil: Leves palmas.
Manolo Castañeda: Generosa vuelta al ruedo.
Daniel Garzón: Silencio.
Andrés Castillo: Palmas.
Manolo Jiménez: Palmas.
Julián Páez: Leves palmas.
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La experiencia en el mundo del toro, es medida definitiva; cuando este conocimiento se afianza, puede llegarse a alcanzar niveles de creación estética insospechados; en otros casos la experiencia rebosa el ego y la soberbia no permite ver los errores; y finalmente, cuando se carece de ella, se raya hacia lo patético, lo improvisado, lo irracional. Por supuesto, somos conscientes que la realidad de los jóvenes novilleros colombianos, les impide consolidar una propuesta clara, pues son pocos los que cuentan con el favor de ganaderos o familiares, mientras que los más poseen únicamente las ganas y el irracional anhelo de ser toreros, llegando a una plaza sin los recursos y preparación suficientes.
Sin embargo, enfundarse en un terno de luces conlleva una responsabilidad enorme, exige respetar la liturgia, al toro y al público; implica sosegar los ánimos y con serena inteligencia plasmar argumentos de valor en el ruedo, condiciones que brillaron por su ausencia en el inicio del ciclo prefería Toros y Ciudad en Manizales, pues a lo largo de los seis ejemplares marcados con la divisa de Rocha Hermanos, si bien sobresalió la voluntad, se observó todo un ramillete de carencias, inexperiencia e ingenuidad por parte de los alternantes.
El festejo lo abrió Barretino (352 Kg), eral que correspondió en suerte a Wilmar Villamil, el más experimentado de los debutantes, que pese a su voluntad y disposición vio como la casta del astado se diluía en los vuelos de su raído y rasgado percal. Con la pañosa, intentos de dominar la descompuesta embestida del animal, pero a carencia de recursos y materia prima, su labor paso en silencio, tras diversos intentos con el acero despacho al manso y complicado primero. Leves palmas para el novillero y pitos en el arrastre para su rival.
El segundo en comparecer fue el entusiasta Manolo Castañeda, que se ha visto anunciado en diferentes carteles de provincia, y en ultimas llego a Manizales con el mismo concepto, realizando una labor eléctrica y vertiginosa, tropezada y en suma tremendista ante extremeño (334 Kg.) un astado de impecable presentación, transmisión y movilidad que de ser lidiado con más calma e inteligencia hubiese sido la llave para el triunfo. Lo despacho de estocada defectuosa pero certera. El astado fue aplaudido en el arrastre y Castañeda dio una generosa vuelta al ruedo. Se espera que el joven visite la autorreflexión, y encause su entusiasmo hacia el rumbo adecuado.
Embelecido (356 Kg.) le correspondió a Daniel Garzón¸ un joven que a raíz de la inexperiencia se vio desdibujado, un manojo de nervios que no logro estructurar ni con el percal ni con la muleta una propuesta medianamente clara; carencias que se acentuaron con la regular actuación de su cuadrilla, y con los innecesarios e inexplicables desplantes de valor ante la cara del eral. Con la espada de nuevo el nerviosismo y la ansiedad se pusieron por delante, despachando con problemas. Silencio.
Manolo Jiménez, encontró en Alentejo (342 Kg.) el lunar del encierro, un animal con hechuras de vaca y justísima fuerza, que no le permitió exponer a cabalidad sus argumentos. Se le abona que viendo la tendencia a perder las manos del bicho estructuro una faena de uno a uno a media altura, pero de nuevo la ansiedad y el ánimo por convencer le pudieron más. Tras varios pinchazos deja uno profundo que tumba al endeble astadp que se fue entre los pitos del respetable. Palmas para el joven.
El clímax de la noche llegaría en la actuación de Andrés Castillo, que ante Madrigero (354 Kg.) hizo estremecer los nervios de más de uno de los perplejos asistentes, pues tanto con el percal como con la muleta se le vio mordiendo la arena, recibiendo guantazo tras guantazo. No queda duda que el joven tiene valor y que su decisión calo en el respetable, pero el toreo de valor no es igual a la conducta suicida, más bien es dominar el propio miedo e imprimir con serena inteligencia una obra que emocione. Desafortunadamente su espartana actuación se vio matizada por eventos aislados de desorden en los tendidos que le restaron mérito y protagonismo. Palmas, tras algunos fallos con el acero.
Cerro plaza el jovencísimo Julián Páez que lidiaría a Cabador (328 Kg.) respecto a su actuación vale mencionar algunos detalles con muleta y el entusiasmo con el que cubrió el segundo tercio, pero estos se matizaron por un afán exagerado en las formas, en forzar la expresión, aspecto que puede y debe mejorar para consolidarse en esta difícil profesión. Su labor fue premiada con leves palmas.
Para este viernes 13 de octubre
Para este viernes 13 de octubre, en la segunda novillada nocturna sin picadores, se lidiarán erales de la dehesa de Las Ventas del Espíritu Santo, para Camilo Hurtado, Antonio Hernández, Miguel Román, Alejandro Restrepo, Santiago Viloria y Alejandro Buendía.
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