Crónicas

En Hagetmau… Demasiados pases resultan perjudiciales

Arènes d’Hagetmau. Novillada de las Fiestas 2025. Media entrada concentrada en la sombra. Temperatura de verano. Novillos de San Isidro. Siete puyazos, cuadra Bonijol.

Cid de María: Vuelta y silencio con dos avisos.

Iker Fernández El Mene: silencio, vuelta con aviso.

Julio Méndez: Dos orejas y silencio con aviso.

Detalles

Presidente: Pascal Darquié

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Resumen

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Prólogo

Cuando toros sin bravura ni gran personalidad se topan con novilleros diligentes pero sin originalidad, el ambiente en las gradas es aburrido. Incluso los caballos de Alain Bonijol debieron de encontrarles el tiempo demasiado largo.

Noblotes o incluso sosos, los novillos de San Isidro destilaron su soporífera bondad durante toda la tarde.

Cid de María es un torero entregado, pero necesita toros con un mínimo de brío. El estilo taurino de El Mene es frío y transmite poco. Ambos cometieron el error de prolongar innecesariamente sus faenas que había todo menos emoción.

Más de veinte pases cuando la faena no tenía nada que contar es demasiado tiempo.

De la terna, Julio Méndez es el que tiene más personalidad, técnica y lidia. Su toreo más expresivo nos hizo olvidar la falta de entrega del tercer novillo. El exalumno de la Escuela Taurina de Badajoz cortó los dos únicos trofeos de la tarde.

Los novillos

Justos de presencia y con armaduras -con excepción del primero y el último- poco agresivas, los novillos de San Isidro no hicieron honor a su origen marqués de Domecq en el primer tercio. De fuerza regular, eran discretos al caballo. Con la muleta, los noblotes o, a veces, los sosos, eran mansos y sin mucha transmisión. Sólo el cuarto tenía un poquito de picante, pero no perduró.

Los novilleros

El primero fue flojo y falto de raza. Cid de María insistió en acumular pases, destilando más aburrimiento que emoción. Vuelta. El cuarto fue mejor que los anteriores. Cid de María aprovechó bien su buen pitón derecho y luego trazó algunos naturales interesantes. La suerte suprema fue laboriosa. Silencio.

El segundo no tiene el físico para bajar la cabeza. Estaba descastado. Tras una lidia catastrófica, llegó al último tercio sin recorrido. Obligado por la multitud a no abreviar la faena después de tres pases, El Mene luchó más que torear con un toro descompuesto y mató mal, pero rápido. Silencio. El quinto era noble. El Mene orquestó una faena diligente, pero sin transmisión -igual que el toro-, a pesar de algunos buenos pasajes. Vuelta

El tercero careció de ritmo y transmitió poco. Afortunadamente, Julio Méndez es un torero experimentado que combina técnica y elegancia. También mató bien y cortó dos orejas. El último fue soso y deslucido. A pesar de los esfuerzos de Julio Méndez, no hay nada que hacer. La suerte suprema resultó como la faena. Silencio.

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Novillo a novillo

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Vacilón para Cid de Maria

El primero fue chico y bien armado. Abanto termina metiendo la cabeza en la capa de Cid de María. Recibió una sola pica mientras se empleaba. El novillo era justo de fuerzas. Después de brindar al público, el torero comenzó la faena con naturales. El de San Isidro protestó en la muleta. Citó de lejos al novillo con la derecha, y el utrero se detuvo a medio pase haciendo por a Cid de María sin consecuencias. El novillero con verdad se entregó sin embargo la faena no transmitió nada. Incluso pareció larga… Un poco de tremendismo para terminar, el toro se fue a refugiar a las tablas. La espada quedó trasera y baja. Vuelta.

Avaricioso para El Mene

El segundo es fuerte y playero, sin cuello. Distraído, no se empleó en el capote de El Mene. Mal lidiado, recibe un fuerte puyazo enganchándose. A la salida, dió una vuelta de campana y volvió al caballo para acudir a un picotazo. Siempre también mal lidiado, recargó varias veces al caballo, intentó desesperadamente salir del ruedo. La cuadrilla fue desastrosa y uno de los banderilleros resultó sorprendido. El prólogo de la faena con doblones, desconfiado el torero, ausente de la lidia, reculó en cada pase, vilipendiado por el público, desistió de matar a los tres pases y prolongó un poco su faena. Algunos pases embarullados, algunos naturales meritorios, el toro no se empleó ni en uno ni en otro. La espada quedó muy trasera y caída. Silencio.

Tras sentirse mal en el callejón, el banderillero herido fue evacuado a la enfermería y luego para ser examinado en el Hospital de Mont de Marsan.

Sementero para Julio Méndez

El tercero fue cómodo de cabeza. Suelto no se empleó en la capa de Julio Méndez. Acudió un poco mejor con el caballo y luego se desplomó. Brindis para el público. Méndez comenzó su faena con derechazos de rodillas. El toro tuvo fondo de nobleza, no fuerza. El novillero alternó derechazos y naturales con temple y finura; lástima que el toro no tuviera esa chispa y transmitiera tan poco. El novillero, apoyado con su técnica, su verdad y cierta elegancia, logró esconder e incluso compensar la falta de entrega del novillo de San Isidro. Su faena terminó y resultó inesperado que fuera interesante. Méndez, con inteligencia, se tiró con todo lo que pudo al novillo antes de matar bien. Dos orejas, probablemente una de más.

Blanquito para Cid de María

El cuarto fue pesado y cómodo de cabeza. Se empleó en el capote del Cid de María. El único puyazo quedó trasero. Justo de fuerzas, empujó sólo con un cuerno. Comenzó la faena sentado en el estribo de las tablas, el novillo se dobló en el tercer pase. El buen pitón derecho permitió al novillero dar una buena serie. Por la izquierda ha sido menos sencillo. Pequeño paso a la derecha, después el novillero tiró del novillo dejando algunos naturales meritorios. En la siguiente serie, el toro intenta huir a las tablas. Derechazos, arrucina y luego cambio de manos, el de San Isidro ha ido a menos y el torero se perdió un poco. Es hora de matar. Joselillas para terminar, esto afectó al público. Un pinchazo precede a un medio delantero, se escuchó un aviso. El bicho tardó en caer y el novillero tardó en descabellar. Sonó el segundo aviso. El público aprecia menos que las joselillinas. Silencio.

Vendedor para El Mene

El quinto fue abanto. El Mene a la llegada de su novillo le impuso algunas buenas verónicas. El toro recibió un buen puyazo metiendo los riñones. La faena dio inicio por estatuarios, el novillo mostró nobleza. Una serie de derechazos interesantes, El Mene tomó la mano izquierda. De vuelta a la derecha, un buen pase, luego algunos naturales bien ejecutados; es una pena que al toro y al torero les falte transmisión. El resto, aunque emocionante, se centró en el público. La faena, demasiado larga, concluyó con luquesinas inútiles. Un pinchazo, sonó un aviso. Un tercio de espada, el toro tardó en caer. Vuelta.

Zumbón para Julio Méndez

El último fue el mejor presentado de todos. Julio Méndez lo puso en suerte empujó con los riñones y sólo metió un cuerno. Al salir del caballo, goteó la arena del redondel. El novillero hizo un quite por tafalleras y verónicas. Comienza su faena con doblones, rodillas en la arena. Primeros derechazos, el torero se entregó, pero el novillo quiso ir a las tablas. Cuando Méndez lo retuvo, mostró una gran sosería y luego se salió. El torero se esforzó, no obstante, estamos aburridos. Méndez mató mal. Una aviso y después el novillo cayó al tercer descabello. Silencio.

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