En la Opinión de Pepe Mata… “¡Yo quiero ser como Roca Rey!”
En la Opinión de Pepe Mata
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Los niños son el reflejo de la esperanza y el futuro del mundo”
- Advertencia: Siempre es oportuno advertirles tanto a ganaderos como a toreros, empresarios y ahora a los políticos, que este artículo de opinión no es apto para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar a la verdad. Para ello, existe la prensa corrupta, que vive de enaltecer el engaño, inundando de mentiras, adulaciones e intentando abusar de la buena fe de los lectores al tratar de convencerlos de lo que no ocurrió. Bajo advertencia… no hay engaño.
Alejandro Galindo Salazar es un niño de 8 años a quien inequívocamente se le ve desde Júpiter, que ama profundamente vivir. Estudia y va más que bien en sus clases. Juega fútbol y lo hace con soltura; anda en el taekwondo y porta orgulloso el cinturón azul. Y de cariño sus amiguetes le llaman: El Héroe.
Es feliz.
En la semana del 79 Aniversario de la Monumental Plaza de Toros México, sus papás decidieron llevar a Marijó -hermana menor de Alejandro- y a él a varias corridas, entre ellas en la que actuó Andrés Roca Rey, sin lugar a dudas la primera y única figura del toreo en este momento.
Alejandro le vio partir plaza y le preguntó a su padre, “¿ese torero como se llama?“; a lo que su padre respondió: Roca Rey.
Entusiasmado Alejandro exclamó “¡Mira que porte tiene!, yo quiero un traje como el de él“.
Comenzó el festejo y los alternantes de Andrés, no le llamaron la atención al niño Alejandro. No obstante, cuando salió el primer toro de Andrés y le vio lancearlo, se entusiasmó a tal grado que gritó: “¡Yo quiero ser como él!“.
Continuó la faena de muleta y para entonces Alejandro estaba inmerso en la maravillosa magia de la creación del torero. No conocía lo que estaba ocurriendo ni cómo se llamaban los pases, apenas era su primera cita con la tauromaquia; sin embargo, lo que hacía el artista peruano le producía tal grado de entusiasmo, de júbilo, de admiración como nunca antes lo había sentido.
Cortó las dos orejas Andrés y le decía a su papá y a su mamá: “¡Invítenlo a cenar a la casa!, ¡es un héroe!“.
Cuando Andrés Roca Rey, consumó la segunda faena, Alejandrillo estaba extasiado, lo que había visto le había producido soñar, disfrutar, trascender en la creación del torero.
Acabado el festejo, Alex, no sabía que los toreros que cortaban dos orejas salían en hombros y Roca Rey, había cortado cuatro orejas y un rabo. La sublime locura había invadido a todos los asistentes del festejo y bajaron al ruedo para subirlo en hombros.
Alejandro preguntó impresionado: “¿qué ocurre se quieren llevar al torero, qué le van hacer?“, y su papá le contestó: “… tranquilo, están celebrando que hizo dos grandes faenas y lo sacarán en hombros hasta su hotel“.
A lo que repuso, Alejandro: “¡Quiero verlo salir en hombros! ¡Es un héroe!“.
Nunca se imaginó Alex que a la salida coincidiría con el torero en hombros, y cuando pasó cerca de él gritó:
“¡Quiero ser como tu!“.
“¡Eres un héroe! ¡Eres un héroe!“.
“¡Eres increíble!”
“¡Papá!, ¡mamá! ¡Quiero tocarlo!
“¡Invítalo a la casa a cenar, tengo que conocerlo es increíble!“.
Después de esta mágica escena, les pidió a sus padres le compraran capote, muleta, espada y terno. Y llegando a casa comenzó hacer sus pininos porque quiere ser como Roca Rey.
Ahora, Alejandro, quien sólo quiere ser Roca Rey, a sus 8 años se convirtió en un irremediable taurino, y algo más… en el momento que su padre le preguntó si le había impresionado la sangre, contestó con serenidad:
“No. Esto es como representar a la vida. Hay mucho más sangre en las noticias y es de personas y eso sí me da mucho miedo y me preocupa que mucha gente esté muriendo“.
Y, su papá guardó respetuoso silencio ante tan contundente respuesta.
Con esto queda tan claro, como la copa de un pino, que el arte de la tauromaquia, su magia, su misterio, su liturgia y el rito, van más allá, mucho más allá, de lo que pueden suponer los que no la entienden y pretenden hacerle daño.
Alejandro Galindo Salazar a sus 8 años llegó sin conocer a la tauromaquia y se fascinó de ella; ahora quiere ser como Roca Rey.
¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!
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Fotos del niño Alejandro Galindo Salazar cedidas por su padre D. Alejandro Galindo
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- Les recordamos que el calendario de los festejos de los TorosenelMundo, lo hallarán aquí en nuestra sección de Calendario
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