En Manizales… Galván y Román triunfan sin toros de verdad

06 enero 2025 Miguel Manzanares

Monumental Plaza de Toros de Manizales. Segundo festejo de la temporada Taurina de la capital caldense, en su septuagésima versión. Lleno parcial. Al ruedo un encierro de la ganadería de Dos Gutierrez con dos toros de Ernesto Gutiérrez (Murube – Santacoloma). En general impresentables hechuras, vergonzosa cornamenta y desclasada conducta; destacando el quinto indultado.

David Galván: Dos orejas y silencio.

Román Collado: Silencio tras aviso y dos orejas simbólicas tras indulto.

Juan Sebastián Hernández: Palmas tras aviso y silencio tras dos avisos.

Detalles:

El rehiletero Ricardo Santana fue trasladado a centro hospitalario a razón de incidente con el tercer toro.

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Un Feo, vergonzoso y desclasado encierro de la ganadería de Dos Gutiérrez, ha tenido que padecer la leal y comprensiva afición caldense, congregada entorno a los ibéricos David Galván y Román Collado, que alternaban con el joven diestro colombiano Juan Sebastián Hernández; en una fresca tarde con un aforo de lleno parcial.

Al ruedo, los ya conocidos y tan criticados bovinos de la familia Gutiérrez, en este caso, cuatro de Dos Gutierrez y los dos últimos de Ernesto Gutiérrez, todos impresentables para una plaza de primera, totalmente inaceptables para una fiesta basada en la verdad, e insuficientes para cuajar triunfos de peso; de ahí que lo visto en el ruedo, no solo empaña la grandeza de la fiesta, si no que se convierte en complemento a la perorara antitaurina, pues con animales así no hay que defender.

Y más cuando se habla de indultos en Manizales, como hablar del pan diario de cada día; en esta tarde un nuevo indulto de la mano del Valenciano Román, que degusto al público acariciando la borreguna acometividad de uno de los famosos Ernesticos, que tanto gustan en Manizales, pero que restan mucho a la grandeza de la fiesta.

David Galván: Aprovecho su novillo (más parecía una vaca) con los ademanes propios del oficio, siguiendo la línea marcada por el señor Ponce, del que busca ser una copia; hizo y deshizo, generando que el respetable y la inútil autoridad premiarán su labor con dos orejitas; con su segundo, la cosa no fue tan fácil pues el bicho salió con malas ideas, instándolo a la lidia, cosa que no realizó; dejando todo en silencio.

Román Collado: Con su carisma busco matizar la sosería de su rival, en una labor intrascendente que no termino de convencer; con el acero pesado, silencio tras aviso; con su segundo, el típico Ernestico, hizo las delicias del público, pasado la tela, con continuidad, pero sin arrimarse, aliviado; el público feliz y la autoridad entregada, indulto.

Juan Sebastián Hernández: El joven torero colombiano, se llevó lo peor de lo peor; si lo otro era Guatemala, esto fue Guatepeor; dos bichos impresentables, pitados, de malas ideas, amarrados al piso, reservones y geniudos; las dos labores silenciadas, las dos labores exigentes, mostrando disposición, buenas maneras, pero poco oficio, limitados recursos.

Lo bueno: La excelente entrada, la generosidad de la afición.

Lo malo: La indultitis que cercena y atenta contra la integridad de la fiesta.

Lo feo: La pésima presentación de los animales de la casa Gutierrez, vergonzoso remedo de toros de lidia y atentado directo contra la grandeza de la fiesta. En palabras del buen Emanuel Sanchez, “Los antitaurinos no son los del congreso, más bien algunos de los que llaman ganaderos”.

La temporada continua el día 7 de enero, con una corrida de toros de Santa Barbara, para Antonio Ferrera, Emilio de Justo y Juan de Castilla.

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Foto: Redes Cormanizales

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