Crónicas

En la Monumental México… Al final, el gran triunfador fue el grandioso público taurino

Monumental Plaza de Toros México. Domingo 24 de marzo 2024. Con una entrada que casi logra los 9 mil asistentes, se han lidiado novillos de Villar del Águila, que han resultado mansos, no pelearon en caballos, tres muy justillos en su presencia y a partir del ecuador del festejo, salieron tres correctamente presentados; tuvo que ser devuelto el quinto por haber estado lesionados de sus cuartos traseros, lo que le hizo claudicar en varias ocasiones en el redondel, siendo sustituido por otro de la misma procedencia. Todos los novillos tenía la gran faena que nunca llegó.

Eduardo Neyra -quien sustituyó al corneado Andrés García-: Silencio y vuelta.

Emiliano Osornio: Oreja y oreja.

Luis Ángel Garza: Silencio en ambos.

Detalles:

Otro gran acierto de la empresa ha sido ampliar la banda de música que conduce el Maestro Reynaldo Torres. Los pasodobles son interpretados con incontenible ritmo y evidente armonía, logrando entusiasmar – y mucho- a los espíritus de los diletantes taurinos.

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Nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí mismo”: Lope de Vega

  • Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que esta crónica no es apta para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar a la verdad del arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Concluyó una aleccionadora temporada en la Monumental Plaza de Toros México. Y lo hizo con un maravilloso público que mostró su entusiasmo a raudales.

Qué bueno.

Para fortuna de los mexicanos que vivimos un día sí y otro también una inseguridad que nos agobia, un sistema de salud destrozado, una economía despedazada. En medio de este alarmante contexto, cuando intentaron atacar a esta mágica, luminosa y trascendente expresión milenaria, esos incompetentes politiquillos de cuarta deformación; la Suprema Corte de Justicia de la Nación demostró que la ley sí es la ley y ordenó que todos se apegaran a derecho y así se reabrieran las puertas del monumental coso taurino.

El imponente, poderoso, incontenible público taurino, salió a defender al mayor coso del mundo con su presencia, quedando en claro, que, como escribió el siempre bien recordado Mario Benedetti:

“… codo a codo somos mucho más que dos… “.

Y, sí.

Somos mucho, muchísimos más que dos, y nos veremos el próximo 2 de junio para echar fuera a todos esos incompetentes que han hecho tantísimo daño a México.

Así en medio de esta gran demostración de fuerza, de portentosa fuerza, devastadora por parte del luminoso público taurino, se llevó a cabo una interesante e importante Temporada del Reencuentro, en donde como se vio, al margen de los resultados artísticos, el gran, gran triunfador fue justamente toda ese majestuoso público taurino que reiteró con incontestable argumento que:

La Fiesta está más viva que nunca.

Este domingo en cuestión han participado tres prospectos de novilleros que se les observa un futuro incierto y más complicado, están muy verdes; y si bien saben aplicar muy bien las poses de los figurien ssus argumentos son estentóreamente endebles.

Si pretenden persistir en su objetivo de querer ser toreros requieren urgentemente visitar la aleccionadora e indispensable autocrítica.

Los tres no mostraron argumentos sus faenas fueron desordenadas, deshilvanadas… carentes de un planteamiento para poder construir la arquitectura de sus faenas, y no ha sido sólo por inexperiencia sino también por evidente falta de cualidades.

Sí, salió por la puerta grande Emilio Osornio y ha sido porque en el palco de la nula autoridad estuvo el incompetente e irresponsable buenazo de Gilbert, quien no logra entender la importancia de saber guiar con sabiduría un festejo taurino, para no pisotear la grandeza del arte de la tauromaquia y llevar con ello al destructivo triunfalismo.

Emilio, tuvo a un primer chiquitín de Villar del Águila, Ranchero de nombre, que resultó toda bondad y docilidad, para haber construido una importante faena… no fue así.

A las primeras de cambio fue desarmado de su capote. Y ya con la tela roja, comenzaron aparecer series con la derecha sin espíritu, carentes de contenido. Los naturales sin dar distancia ni mostrar aguante. Luego realizó, sin que viniera al caso, un horrendo circular que a la entusiasta  asistencia le gustó por ser una graciosa ocurrencia, pero de ahí no pasó.

No pudo aprovechar al animalillo que iba con bondad franciscana y eso ha sido una pena.  Dejó una entera contraria y el buenazo de Gilbert tan raudo como veloz sacó el blanco pañuelo para obsequiar un oreja que no sustenta nada.

El que hizo quinto, segundo de Emilio, con la capa acentuó el defecto de los cuartos traseros y tras un fallido tercio de varas en donde no peleó el novillo, fue cambiado.

Con el sustituto, Emilio, soltó lances sin imponerse al avanto novillo para hacerse de él. En el caballo, el novillo evidenció su mansedumbre y se defendió.

El intento de faena de, Emilio, nunca mostró un plan a seguir y comenzó a dar muletazos con la derecha a un novillo que tuvo posibilidades de hacer algo más que sumar pases sin contenido. La falta de mando del novillero le hizo caminar por todo el ruedo, incluso se llevó una fea cogida sin consecuencias que lamentar más que los golpes a su geografía corpórea.

Una pena. Ese utrero tenía para una faena de importancia.

Dejó una estocada espectacular y las asistencias fueron más que efectivas en la rueda mortífera de peones, que hizo sucumbir al de Villar del Águila. Se pidió una oreja y el buenazo de Gilbert más presto que la Navidad, regaló inmerecido trofeo y con ello una puerta grande tan frágil que se desea no le haga daño al joven y le equivoque su caminar por tan difícil profesión.

¿El público se puede equivocar?

Por supuesto que sí y además está en su derecho; quien no se debe equivocar es el juez de plaza para no extraviarse en el engaño.

A los jóvenes siempre hay que hablarles con la verdad para no destruirlos con el engaño.

Los compañeros de Emilio han estado en el mismo nivel de incompetencia, lo que ha sido una pena porque sus novillos también otorgaban posibilidades del triunfo.

Eduardo Neyra estuvo anodino sin poder imponerse, ya que como, Luis Ángel Garza, se vieron en la indefensión de su falta de cualidades, argumentos para poder consolidar una faena que sí podían hacer y no llegó.

En medio de esta desilusionante presentación, el que estuvo maravilloso fue ese gran público, no sólo haciendo una gran entrada, sino apoyando sin tasa ni medida a la terna, que lamentablemente no pudo estar a la altura y eso si que es una pena.

Ojalá y no se engañen porque de buenas intenciones están llenos los caminos al infierno.

En fin, que ya se espera una nueva temporada no se sabe si será de novilladas o bien, apoyando a los jóvenes que carecen de oportunidades, o combinadas ambas proyectos; no obstante, lo que sí queda claro, que ahí, en el majestuoso coso de Insurgentes, ahí está el grandioso público taurino apoyando al arte de la tauromaquia.

¡Que así sea!

¡Dígase la verdad… Aunque sea motivo de escándalo!

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