Crónicas

En la Monumental México… ¡Cornadón a Héctor Gutiérrez!; orejilla para Talavante

Monumental Plaza de Toros México. Domingo 18 de febrero 2024. Entre un tercio y media plaza -unas 15 mil personas-, se lidió una mansada de Villa Carmela, propiedad de Eduardo Arena Barroso, disparejamente presentados, algunos anovillados y otros correctamente presentados; no obstante, el denominador común ha sido la asfixiante mansedumbre, descastamiento e invalidez.

Alejandro Talavante: Oreja; silencio en el que corneó a Héctor Gutiérrez; y saludó en el tercio.

Octavio García El Payo: Silencio tras aviso; saludó en el tercio; y palmas en el que toreó por Héctor Gutiérrez.

Héctor Gutiérrez: Corneado.

Detalles:

Cuando Héctor intentaba dar un pase con la derecha al dejar una luz el toro hizo por el y le infirió una cornada en el muslo derecho afectándole la femoral. Pasó a la enfermería en donde le estabilizaron el profuso sangrado y se le transportó en ambulancia al Hospital Metropolitano en donde fue intervenido quirúrgicamente.

Por cierto, no se vio la activa participación de los señores Monosabios, quienes están debidamente preparados para trasladar del momento y lugar de la cornada a la enfermería para evitar hacer daño adicional al torero. Ojalá y el doctor Uribe ahora que es Jefe de los Servicios Médicos de la Plaza México, no haya quitado las cosas buenas que dejó su predecesor. No vaya a estar como el pequeño tirano de palacio, quien quiere acabar con todas las instituciones.

__________________________________________

Orden de lidia -sorteo-

_______________________________

Parte médico de Héctor Gutiérrez

__________________________________________

Nadie puede apartarse de la verdad sin dañarse a sí mismo”: Lope de Vega

  • Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que esta crónica no es apta para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar a la verdad del arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Bajó la afluencia de público a la Monumental Plaza de Toros México. Bueno, era de esperarse. Muy a pesar de que el grandioso público taurino ha decidido apoyar sin tasa ni medida a la Monumental México, como lo escribí en mi artículo –En la Opinión de Pepe Mata… A seguir en pie de lucha llenando la Monumental México– también se hace necesario un estudio de mercado para conocer mejor las preferencias, gustos… intenciones de los asiduos concurrentes al mayor coso del mundo y complacerles.

Era obvio que con, Alejandro Talavante, la entrada bajara sustancialmente, nunca ha sido torero del coso de Insurgentes, nunca impactó ni lo hará a estas alturas de su vida torera y esto se hizo notar en la entrada del festejo que relatamos.

Por otra parte, El Payo, no pasa por un buen  momento y esto provoca que el aficionado desista de acudir; mientras que a, Héctor Gutiérrez, le hace falta que le concedan mucho más oportunidades, con el fin de dar a conocer su tauromaquia, apoyado todo en una buena estrategia mercadológica, para consolidarse como un torero de interesante porvenir.

El festejo

Héctor Gutiérrez, tuvo frente a él a, Heroico, un animalillo justo de presencia al que le recibió al hilo de las tablas con una larga cambiada, para que sus deseos de conquistar el triunfo le llevaran a dibujar lances que no pasarán a la historia, consecuencia de la mansedumbre que mostró el astado desde su salida.

Tan fue así, que, en varas, el toro se estrelló en el peto del jamelgo, pero no peleó, se quedó a guarecer su carente bravura.

Con el firme deseo de demostrar su valía, Héctor, hizo un quite ceñido por medias gaoneras; le faltó el farol que precede al quite, como lo creó, Don Rodolfo (Gaona), aún así fue expuesto y contundente.

El prólogo de su faena dio inicio con pase por la espalda, aunque, cuando llegó el toro a la jurisdicción del torero, su nerviosismo le hizo dar un paso hacia adelante; luego hubo uno de frente y algún bonito adorno con la muleta.

Pasado este momento, compareció la derecha en una serie que fue bien realizada, con mando, temple y dimensión; y aunque quiso variar dando paso a la zurda, ahí justamente protestó el genio -la casta mala- del astado, por lo que retomó la derecha.

Y lo iba haciendo bien, sólo que no ligó, hubo muchas pausas y no llevaba sometido al toro, en un segundo pase el astado que ya sabía en donde estaba el joven Gutiérrez, vio luz y sin chistar le dio fiera cornada en la pierna derecha, hiriéndole la femoral.

Ya no pudo quedarse, Héctor Gutiérrez, a pesar de sus buenas intenciones, de su ímpetu, de que sus inobjetables deseos de mostrar su verdad le obligaban a continuar; sí a pesar de que su espíritu le ordenaba a proseguir, no pudo quedarse, porque la sangre escapaba de su muslo derecho profusamente haciéndole desvanecer y obligándole a salir por la puerta de la enfermería.

Ya será para otra ocasión y en honor a la apasionada entrega, ojalá y sea pronto que la justicia se imponga.

En este contexto, Talavante, como primer espada, tomó el acero dejándolo atravesado, por lo que hizo guardia al toro y luego apareció un descabello.

Independiente fue el que abrió plaza, al que, Alejandro Talavante, dibujó lances que no dijeron nada por falta de contenido en la expresión. Un toro que mostró evidente mansedumbre la que hizo notar más cuando acudió al caballo aventando derrotes arriba del peto con el claro objetivo de deshacer el encuentro, y evidentemente, intentar huir.

Ya con la tela roja, Talavante, mostró su evidente oficio llevando al toro con la mano derecha, en lo que fue el comienzo de su faena, con pases por abajo que resultaron correctos, aunque nunca se ciñó -como se percibió en la faena- y así ocurrió con la siguiente serie con la mano diestra; al margen de que el mansurrón fue recortando su caminar y todo fue quedando en las buenas intenciones. Con la tercera serie, el torillo comenzó a protestar y el conjunto escultórico se observó desaseado y poco interesante.

Por el lado natural, cuartos de pases en los que tampoco decidió ceñirse el torero, quien apenas en tres pases cortaba la serie, y claro, rematando con ciertas florituras más para los tendidos que para el argumento.

Nuevamente con la derecha extrajo una breve serie pulcra y más naturales correctos pero que no dijeron más.

Esa mansedumbre

Una estocada entera tendida caidilla y por ser defectuosa la colocación tardó en caer el animalillo.

Talavante actuando para conmover al público, aplaudió al toro porque no caía.

¡Por supuesto que no iba a caer de inmediato!

La respuesta era obvia, estaba mal colocada la espada.

Al final, Talavante se puso a “vender” su actuación a los tendidos y a pesar de que no hubo una gran petición de oreja, el buenazo de Braunny le regaló inmerecida oreja, que no sustenta algo trascendente.

Mexicano ha sido el segundo de, Talavante, un animalillo justo de presencia y después de unos feos faroles de pie -los hacía infinitamente mejor el inolvidable Pana-, hizo unos lances correctos, simplemente, correctos.

El toro llegó al caballo y protestó intentando huir, hasta que el piquero le tapó la salida y durmió en el peto el sueño de los justos.

Inició con medios pases que resultaron feos y estropeados. Con la zurda el animalillo iba protestando, por lo que no pudieron tener dimensión resultando muy cortos.

Con la derecha el toro iba a un primer cite, pero en el segundo se iba menos, cosas de la mansedumbre, el genio. Talavante no quiso exigir -que conste no escribo exponer- y luego le hizo florituras en tablas con ambas manos.

Citó con la espada de cerca… pinchó; se fue más de largo y volvió a pinchar, y más pinchazos, dejando al final una trasera tendida. Tres palmas y saludó en el tercio.

El Payo se le observó animoso, seguramente queriendo resarcir los malos tiempos vividos en esta gran plaza. Así con Libertador otro animalillo anovillado, que mientras barbeó las tablas mostraba mansedumbre fue protestado por su pequeñez, el inútil juez quien es el responsable, el único responsable del desaguisado, debió haberlo cambiado, él lo aceptó, él tenía que hacerse responsable de sus malas decisiones.

No lo hizo.

Así, que vimos al pequeñito no acudir al capote de El Payo en los lances de recibo, mientras que al conducirlo al caballo, mostró evidente debilidad; como era de esperarse no peleó en varas durmiendo en el peto una siestecilla.

Inesperadamente, el torero brindó al público su faena, lo absurdo es que tenía frente a él a un manso, descastado y pequeño ejemplar, por lo que le fue protestado el hecho.

Con la derecha el manso fue soso, deslucido, así como por el izquierdo. El esfuerzo de torero fue tirado a la nada entre las protestas de fastidio. Al final dejó una estocada trasera y defectuosa, aviso, y luego un descabello.

Al no correrse el turno sabrá Dios por qué -que conste no escribí ¿sabrá Talavante por qué?-, El Payo, tuvo que torear al 5º -su toro- y 6º -segundo del joven Gutiérrez-. Así de la puerta de toriles apareció, Victorioso, un toro castaño, correcto de presencia, al que lanceó cumplidoramente. Victorioso que de eso nada, durmió en el peto porque no peleó mientras que en banderillas claudicó hasta en dos ocasiones.

Ya con la muleta, al segundo doblón claudicó el toro por su evidente invalidez; aún así, Octavio -que así se llama El Payo-, prosiguió con la mano zurda y volvió a caer el descastado ejemplar que apenas y podía caminar; por la derecha absolutamente deslucido, tras una trincherilla se derrumbó el animalillo y todo era desesperante. Hubo esfuerzo de El Payo con un inválido, pero al fin y al cabo un esfuerzo que nadie valorará. Al final dejó una delantera contraria.

El cierraplaza fue, Hidalgo, que hubiera sido para Héctor Gutiérrez. Le correspondió a El Payo. Un astado anovillado y debilucho, castaño de pelaje y para no variar… ¡también mostró mansedumbre y no peleó en caballos!, quedándose dormido en el peto.

Otra vez inexplicablemente, Octavio, brindó al respetable, así vimos un entusiasta inicio de faena, espaldinas, luego por el frente, aunque no resultaron limpios, pero entusiasmó al público. Breve estuvo con la derecha que al final no dijo nada. Otra más más y el toro comenzó a mostrar la invalidez. Por la zurda, imposible.

Más series anodinas y el esfuerzo se estrelló con el pésimo toraco. Alargó innecesariamente la faena, porque el torillo ya no iba y… no fue. Pinchó, luego dejó una entera desprendida y eso fue todo.

Epílogo

Recuerden lectores amigos. Ir a las plazas de toros da fuerza a la tauromaquia y más en estas épocas electorales, así les demostramos a los pésimos politiquillos que han destrozado a México, que en junio les rescindiremos el contrato; y esto también les hará poner atención y entender que la tauromaquia no es de minorías, porque llenar una plaza para 50 mil asistentes no habla de ninguna minoría.

Finalmente, sólo me queda decirles que en una plaza de toros podrán gozar de su espectáculo y protestar lo que no les guste, así podrán conducir a la Fiesta a la grandeza total.

¡Dígase la verdad… Aunque sea motivo de escándalo!

___________________________________________

___________________________________________

Héctor Gutiérrez, posee argumentos, habrá que apoyarle

___________________________________________

@PERIODISTAURINO 

____________________________

@toros_en_el_mundo_ 

___________________________________________

- Les compartimos nuestro QR para fácil acceso a TorosenelMundo
Les compartimos nuestro QR para fácil acceso a TorosenelMundo

___________________________________________________________________________

Entrar a ver el programa de televisión TOROS EN EL MUNDO TV

___________________________________________________________________________