En Aguascalientes… El sonido del tiempo
Aguascalientes. Domingo 17 de septiembre. Novillada extraordinaria. Plaza de toros San Marcos. Casi media plaza. Se lidiaron novillos de Dos Ríos desiguales en presentación y juego. Destacó el lidiado en cuarto sitio que recibió palmas en el arrastre.
Efrén Rosales: Oreja y oreja.
Daniel Prieto: Leves palmas y silencio.
César Ruíz: Dos orejas y palmas
Detalles:
Destacaron en banderillas el subalterno Jonathan Prado y el aspirante José María López quienes saludaron en el tercio.
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¿Alguien sabe cómo se le llama al sonido que emite la aguja del tocadiscos al hacer contacto con el vinilo?
Ese sonidito que es la antesala al primer acorde, ese espacio de tiempo previo a que se escuchara la canción esperada, ese sonar característico que trae tantos recuerdos, así, justo así suena en mi mente lo que simboliza la San Marcos, una espera ansiosa, un devenir esperanzador a que se emita desde su ruedo sonidos de categoría, dignos de su altura, de su solera, de su historia, pero no.
No siempre sucede así.
Hoy el sonido del tiempo se escuchó distinto para unos y para otros, esta tarde se oyó en compases suaves por naturales y también una alharaca estridente, un ensordecedor chillido que caló hasta el tímpano.
Y no es que me aferre el pasado, no, hay cosas que por mucho que pase el tiempo no deberían cambiar y aún más si de la fiesta más culta hablamos, pero…
¿Por qué todo esto?
Porque lo vivió hoy en la centenaria merece ser analizado. Que hubo mucha garra, entrega, enjundia y hambre sí, pero que no sepa canalizarse, que se les equivoque con premios excesivos y que se lidie a un astado inutilizado de un pitón eso sí discúlpeme, pero antes y ahora es indigno.
El debutante César Ruiz hizo el paseíllo en su tierra, con una sonrisa contagiosa. Rodillas en tierra se echó la capa a la espalda para así lancearlo, luego de pie quitó por verónicas con sello y cierto pellizco, bregándolo hacia el picador con aires añejos. Luego las caleserinas y la conexión con el tendido.
Colocó banderillas de forma destacada y a un tiempo dejó un par al violín y un cuarteo por derecha, finalizando con un par de banderillas cortas citando de rodillas, aquello era un pandero, la gente con él, levantando expectativas, pero, antes de que iniciara el tercio final el astado remató en un burladero y se rompió el pitón izquierdo.
El sonido característico se escuchó en toda la plaza, pero a nadie importó o no se dieron cuenta porque no se le desprendió del todo y el novillero siguió su labor, y no es que la autoridad tuviera que regresarle puesto que ya no estaba en tiempo de hacerlo, pero con un novillo inutilizado nada puede lucir.
Así que el joven prosiguió con pases y pases, muchos y sin decir nada, el astado a pesar del percance seguía asistiendo a la tela hasta que ya en las postrimerías y en un achuchón el pitón se le desprendió completamente.
César Ruiz se tiró a matar dejando media espada y se llevó fuerte golpe en el pecho del cual salió engallado zafándose de las asistencias, su gente emocionada al extremo, tanto que el juez de plaza se contagió de la excitación y regaló dos orejas que al final le fueron protestadas.
Con el cierra plaza las cosas no cambiaron mucho, largas afaroladas de rodillas y verónicas, con los palos con mucha exposición y conexión al tendido pero con la muleta se desdibujó, aunado a las pocas embestidas del burel, que se echó en la arena y parecieron años mientras trataban de incorporarlo, tanto que desde el biombo se anunció que se había descordado.
Pero, no.
El novillo se levantó y el joven coleta pudo seguir con su labor, mucho deseo, pases aquí y allá, sin total planteamiento y es entendible pues está muy nuevo. El sobresalto llegó cuando le prendió del muslo, aparentemente sin consecuencias, aunque parecía que se dolía en demasía, aun así, regresó a la cara para tirarse a matar entre el sonido bullicioso.
Muchas fallas con la espada, media estocada para retirarse entre palmas y cierto sector se decantó por el grito consagratorio de ¡torero, torero! Convirtiendo a la San Marcos en un jolgorio estruendoso y aquí la reflexión:
¿Es necesario crearles ambientes triunfalistas a los jóvenes que apenas empiezan?
Cuidado que las pompas de jabón son muy bonitas y coloridas, pero todos sabemos que con un simple toque desaparecen. Ruíz tiene carisma, facultades físicas, conexión con la gente, todo es paso a paso y poco a poco.
Quien también escucha los sonidos del tiempo es Efrén Rosales, a quien se le dio la oportunidad de torear en la San Marcos luego de que hace unos meses se lanzara de espontaneo y posteriormente llevara a cabo una huelga de hambre. La empresa cumplió con lo prometido y eso lo aplaudimos.
Rosales se enfrentó al primero de la tarde un bonito castaño al que recibió con largas de rodillas y verónicas un tanto aceleradas. El astado apenas recargó en varas y salió doblando las patas delanteras. En banderillas saludaron en el tercio Jonathan Prado y el aspirante José María López. De muleta Rosales inició por bajo, y desde el inicio el astado no le puso las cosas fáciles, pendiente de él, unas veces metiendo la cabeza y otras levantándole los pitones.
De mérito fue una tanda por derecha, aguantándole y rematando con el de pecho, la gente con él en todo momento. No se salvó del susto puesto que se lo echó a los lomos sin consecuencias. Al final joselillinas de cercanías y estocada muy caída para que le entregaran una oreja.
Al segundo de su lote lo recibió con verónicas, luego el astado peleó fuerte en varas. Con la capa quitó por chicuelinas y lucido remate. Con muleta en mano Rosales se lo pasó por derecha, el astado levantaba la cara, siempre pendiente de él llegando incluso a prenderle por la pierna derecha tornándose peligroso.
Pero lo sobresaliente de Efrén Rosales en esta tarde fue una tanda por naturales finos, serenos y coreados, vimos un Rosales por el que ha pasado el tiempo, pero que no ha perdido su alegría y ha ganado templanza.
Volvió por la senda derechista sin lograr mucho, se tiró a matar dejando pinchazo arriba y entera ligeramente trasera. Le fue otorgada una oreja y se escucharon palmas para el astado.
Daniel Prieto no tuvo la suerte que él hubiera deseado, a su primero un astado fijo, con movilidad y que le pegaron fuerte en varas. Cubrió el segundo tercio con mucha exposición y de muleta sin mando ni temple, el astado atento a él y a su muleta, pero como no había planteamiento en la roja optó por su humanidad poniéndole en predicamentos.
Proseguía intentando por ambos lados, tropezó en la cara del novillo que afortunadamente no hizo por él. Mal y de malas con la espada, hilvanándolo, dejando tres cuartos de acero que no fueron suficientes, el descabello le jugaba malas pasadas hasta que escuchó un aviso y así retirarse entre leves palmas.
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