En Huesca… La entusiasta e inacabable generosidad del público
Huesca. Segunda corrida de toros de la Feria de la Albahaca. Lleno. Toros de Antonio Bañuelos, justos de presencia, mansos, descastados y algunos hasta debiluchos.
Morante De La Puebla: Silencio y palmas.
Joselito Adame, dos orejas y dos orejas.
Ginés Marín: Oreja y dos orejas.
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El real presidente de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, envió un encierro realmente malo.
Toros que muy pronto resultaban inservibles y algo dejaron estar a los toreros, sobretodo a Joselito y a Ginés, porque a diferencia de Morante, poseen aguante, dominio y su oficio les permite dar mayor diversidad a su expresión.
Morante no debe enojarse, porque los empresarios no mueven la hoja de un árbol sin la voluntad del torero de la Puebla del Río, y para contratar una ganadería debe estar acorde a las exigencias de confort, comodidad franciscana, docilidad que raye en lo ovejuno; para que Morante pueda estar frente a los torillos a gusto y pueda mover su geografía corpórea sin la dificultad que suele imponer la casta y la bravura, a la que pareciera… sólo pareciera que huye.
Cuando esto no ocurre, ya sabemos que abrevia y todo acaba en la nada.
Hoy tuvo un lote que parecieron un par de borreguillos a medio morir, y en ambos citó pero no halló esa bobalicona docilidad que le hace sumar pases para hacer faenas de las que llaman bonitas.
No pudo en los dos que tuvo y no hay nada más que inventar -para eso está la prensa corrupta-.
En otra plaza con otro público, le hubieran gritado hasta más allá del universo mismo de la exigencia, pero no en Huesca con ese público tan bueno, tan generoso, tan gentil, de una radiante bondad franciscana.
Comportamiento que guardó con, Joselito Adame, quien realizó después de algunos lances que antecedieron a un simulacro de tercio de varas y después a un quite cumplidor por chicuelinas, una primera faena correcta con un mansurrón debilucho.
Una faena que le faltó argumento, arquitectura y que rubricó con una estocada tan espectacular como defectuosa, pero ese maravilloso público, ese generosísimo público de Huesca, exigió dos orejas y en verdad se las arrancó a un mentecato presidente que las soltó como si fueran un par de perdices.
Con su segundo, Joselito, impactó con las zapopinas después de un tercio en donde el animalillo del real ganadero se defendió en el peto. La faena tuvo corrección y gala de oficio por el borreguno lado derecho, y mientras de hinojos citaba por el otro lado, fue levantado con furia inaudita porque esa eran las mansescas intenciones del animalillo, quitarlo de su camino, y para fortuna de José, el torillo siguió su camino como si estuviera en franca huída. Otro estocada espectacular y dos orejas más que ya engrosan las estadísticas de Joselito, lo que le llevó a sustituir este sábado a Cayetano.
Ginés Marín, estuvo también esforzado con dos animalillos mansos. Faenas sin proyección, porque no la podía haber. Así a su primero le cortó una oreja, mientas que a su segundo, con un quehacer de mayor esfuerzo a un manso que pronto se vino a menos dos inexplicables orejas tras buen espadazo.
Al final, el real ganadero, real presidente de la Real Unión de Criadores de Toros de lidia, Don Antonio Bañuelos, un hombre gentil y probo, no hizo uso de la autocrítica y se felicitó por el inexistente buen encierro que a decir de él envió.
Cosas veredes.
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