Opinion

En la Opinión de Pepe Mata… Así que el público es el culpable; ¿quién lo iba a creer?

En una época de engaño universal decir la verdad es un acto revolucionario”: George Orwell 

  • Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que este artículo no es apto para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar al arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Hace unos días publicamos un boletín de prensa en el que se informó que la empresa que organizaba las novilladas en el Cortijo Los Fernández -allá en Guadalajara, Jalisco- las dio por terminadas, ya que “… el gran esfuerzo que conlleva organizar un Serial Novilleril de esta importancia, con toda la seriedad y cuidando cada detalle, no se ha visto reflejado en la asistencia de público a los tendidos del cortijo”.

Lamentablemente, no fue la única suspensión, por el mismo motivo -falta de asistencia del público- se suspendieron las novilladas del Cortijo Campo Alegre de León, Guanajuato.

Cosas veredes.

Justificar el fracaso empresarial responsabilizando al público… ¿será la realidad?

¿En realidad los empresarios taurinos han hecho el mejor y mayor de los esfuerzos para intentar llenar las plazas de toros?

¿Se han preocupado los empresarios en buscar interesar al público en sus proyectos y conseguir con ello llenar los cosos taurinos?

Todo hace ver que no ha sido así… ahí estás las plazas vacías, con público que quiere acudir, que ha hecho notar sus inquietudes a través de las redes sociales, pero que al final, después de que salen los carteles se resiste a acudir.

Hasta el momento no existe un sólido argumento que demuestre que el público es el responsable de su propia falta de interés para acudir a temporadas o ferias que se llegan a organizar.

Al mismo tiempo, se escuchan voces a través de las redes sociales, que afirman que más que pensar los empresarios taurinos en su clientela -público-, se reducen a sólo complacer el gusto propio y el de sus amiguetes que les acompañan.

Se imagina usted, lector amigo, que uno de los empresarios más poderosos del mundo, como por ejemplo, D. Carlos Slim Helú, responsabilizara al público de no comprar sus productos en las diversas empresas que posee.

Eso sería algo inusitado y fuera de toda lógica.

Don Carlos, como gran empresario que sin lugar a dudas es, de inmediato analizaría el por qué la falta de interés del público y buscaría satisfacer a su clientela para consolidar a su empresa.

En definitiva, el público no asiste a un espectáculo o no acude a una tienda, porque carece del interés para verlo o de adquirir el producto que se vende; ya sea porque no se le ha motivado o no se le ha incentivado a través de precios atractivos.

O, porque simplemente, se promete la verdad… y no se cumple.

Por otra parte…

En plena época en donde la mercadotecnia es la que manda, en la que sus estrategias son las que guían y dictan las reglas a seguir, los empresarios taurinos viven en el medioevo.

Los carteles que presentan en más de las ocasiones carecen de atractivo porque ya está muy vistos, o porque el público se cansó de que les prometan una corrida de toros bravos, encastados e íntegros y presenten inadmisibles pequeñajos bobalicones con evidente cornicure.

Siempre hay una historia…

Sin embargo, como todo en la vida siempre hay una historia que contar, incluso hasta en esto de la mercadotecnia en los toros no es nuevo.

Ahí está el plausible ejemplo con el siempre bien recordado, Don Ángel López Lima, quien al ver que en Puebla no asistía la gente se dirigió a la Universidad de las Américas, y ahí solicitó le hicieran una investigación de mercados para conocer a su  potencial público, cuáles eran sus expectativas, así como los canales de difusión, en fin, un sólido análisis.

Un buen día, recibí la llamada de Don Ángel y me pidió que le hiciera una cita con el licenciado Julio Téllez; de inmediato se acordó en las oficinas de Canal Once.

Llegó y nos comentó de su experiencia y con la investigación realizada ya sabía lo que quería su público; el mismo estudio le recomendaba que el medio taurino que tenía la mayor influencia por la seriedad del contenido era Toros y Toreros de Julio Téllez. Don Ángel pidió el apoyo que gustoso se le dio.

Ahí se enteró que todos los diarios supuestamente poderosos, no tenían la influencia en la decisión de su posible clientela por la falta de credibilidad y por ello no los leía el numeroso público taurino.

Así, Don Ángel, organizó lo que fue un gran, en verdad un gran espectáculo taurino con novilladas los viernes por la noche, llenando la plaza de toros a reventar y apoyado por Toros y Toreros de Canal Once, la difusión se multiplicó.

¿Qué deseaba esencialmente su público en Puebla?

Hacer, crear, sus ídolos con base en la verdad del novillo bien presentado. Y así fue todo un auténtico éxito. Salieron muchos novilleros, como por ejemplo, Jesús Luján y Gustavo García El Solo, los llenazos eran en verdad impresionantes; gente afuera del coso poblano, incluso, hasta viendo en el circuito cerrado que creó Don Ángel -algunos restaurantes de la plaza lo tenían- el festejo que se estaba produciendo en ese momento.

No obstante, este ejemplo no lo siguieron los demás empresarios que han continuado pensando que hacer empresa a su “modo” es lo conducente, y ahí están las plazas y los consecuentes fracasos.

Para beneplácito de la Fiesta surgió en las últimas épocas, Andrés Roca Rey, de los genios que aparecen cada 100 años -como lo he afirmado desde que era novillero sin picadores-, a quien se le puede llamar sin la menor duda la única figura del toreo en la actualidad por los sólidos argumentos que posee y porque es el único que llena las plazas de España, Francia, Portugal, Venezuela, Ecuador, Colombia y Perú.

México es otro caso que por falta de verdad en lo que enfrenta no convenció al público

Sin embargo, Andrés, tiene que cuidar en no caer en el abismo en donde se encuentran inmersos los figurines quienes hartaron al público por tanta engañifa durante tres décadas, provocando se vaciaran las plazas.

Carteles repetitivos con animalillos comerciales, bobalicones, de estentórea sospecha de cornicure, que no imponen en conjunto el menor respeto, hicieron que la emoción abandonara al grandilocuente espectáculo y con ello echaron al público sin piedad por abusar de su buena fe.

Desapareció el héroe y apareció una vulgar caricatura mal hecha y deformada en medio de una inadmisible parodia.

Devolver la verdad al arte del toreo

En este contexto, se hace necesario devolverle la verdad al arte del toreo; buscar consolidar nuevamente a la Fiesta a través de organizar novilladas con jóvenes que sí posean cualidades y que estén conscientes de que sólo se puede alcanzar el futuro promisorio enfrentando el novillo en todo su esplendor.

Entonces, queda claro

Queda claro que el respetable busca la renovación, pero no con las mismas engañifas de los figurines.

Queda claro que el gran público desea reencontrarse con la verdad de un espectáculo mágico, mítico y trascendente, en donde todo se mueva alrededor del…

toro auténtico para el torero de verdad.

Y, queda claro, que a la Fiesta le urge visitar a la mercadotecnia.

El internet globalizó todo, hasta la tauromaquia.

Ya no se le puede engañar al público.

Por fortuna todavía hay taurinos que aman a la Fiesta

Y aunque pareciera que la voz del gran público, del numeroso público clamara en el desierto el reclamo de un buen empresario, hay dos líneas de apoyo que avivan a la Fiesta en México en este momento.

Por una parte, el Senador Pedro Haces, quien además de apoyar a todos esos jóvenes toreros que no tienen cabida en las grandes ferias, a los que les ha dado la necesaria oportunidad para mostrar sus argumentos y ha tenido interesantes hallazgos, al margen de esto, ha defendido a la tauromaquia en el Parlamento y ahí está nuestra amada Fiesta.

Y, José Luis Alatorre, quien no sólo está dando los festejos de muchas ferias sino también apoya a muchos toreros quienes a pesar de sus argumentos no les dan la necesaria oportunidad. Al mismo tiempo, organiza novilladas para esa juventud que ha sido olvidada de la mano de Dios.

Hasta el momento, no hemos visto que el licenciado Alatorre se queje o desista, por el contrario va a más y su persistencia conquistará su objetivo, lo que se desea por el bien de la Fiesta.

Sin embargo, como todo no es sólo labor de estos dos entusiastas taurinos, deberán unirse más empresarios -cada quien en sus plazas- con sólidos argumentos y siempre apoyados en la verdad y en la necesaria mercadotecnia para conocer los gustos de sus públicos y difundir a los toreros a quienes decidieron dar la ansiada oportunidad.

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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@PERIODISTAURINO 

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