Opinion

En todo lo alto… El Rey declaró la guerra en la capital

Intensa y polémica tarde la de la celebración de los cuarenta años de la última puerta grande de José Cubero Yiyo en Las Ventas, torero madrileño muerto infortunadamente por asta de toro y quien era, para muchos, el torero de la capital que podía representar la pureza buscada tanto tiempo.

Para conmemorar la efeméride toros de los que piden los de la élite, eso si bien astifinos varios, y tres figuras del toreo pero diferentes intenciones, El Juli en su sillón de cuarto de siglo ya muy visto y cómodo, Talavante buscando lo que fue en sus lejanos recuerdos y Roca Rey, el Rey del toreo actual, vino con una granada en la boca y con su legión a su lado. Faltaba tan solo una chispa y se encendió el fuego. Plaza hasta las banderas y dispuesta a todo de lado y lado. En América la seguimos por la televisión.

Este año a la primera figura del toreo del momento, el peruano Andrés Roca Rey, la plaza de Madrid lo recibió más duro que siempre, en la tarde de La Quinta ya fue muy evidente y Roca no estuvo bien ese día, el del rosa y plata. El 7 le ponía las cosas duras.

En la segunda tampoco lo recibieron con rositas y sus faenas, mejores que las del primer día, las midieron con una vara más alta. En su primero estuvo mejor con la mano derecha pero no logró centrarse con la izquierda y en el sexto no estuvo bien y hasta pareció un poco a la deriva.

En esta tercera tarde, una tarde que algunos denominaron como de repesca, armada para tres de los toreros más esperados en la capital, pues ninguno había triunfado en San Isidro y habían pasado de puntillas en el largo serial.

Las hostilidades, aunque a Roca en Madrid nunca le han tragado del todo, habían iniciado en la tarde del 12 de octubre del año pasado en una corrida que al final fue un desborde de triunfalismo y en ambiente denunciado, por los sectores más exigentes, como una tarde de verbena de la que culparon al peruano, también con Victoriano del Rio en el cartel. Doble puerta grande con Francisco de Manuel y fiesta de la hispanidad a flor de piel.

En 2016, en la primera puerta grande de Andrés como matador de toros en Las Ventas, tampoco hubo unanimidad, recuerdo -estuvimos allí- que en los alrededores de la plaza y en las tertulias posteriores se decía que mucho muletazo temerario por la espalda pero que faltó toreo, tal cual lo que ocurrió este año. Quizás la del 2019 ha sido la que más eco y dimensión ha tenido.

Este año la declaración de guerra y de batalla era evidente desde antes, Roberto Domínguez pareciera el articulador de esta pugna aprovechando que la fuerza de Andrés en este momento en el escalafón es impresionante y quieren ir por todo. Los toros con los que se anunciaron y se presentaron en San Isidro fueron muy cuestionados. En las crónicas se clamó por la presentación de los toros de La Quinta el día de la apertura y el segundo día vinieron varios hierros de la familia Fraile, se lidiaron hasta de cuatro ganaderías, lo que siempre pasa cuando las figuras asoman por Las Ventas.

Ahora decidieron atacar, y fuerte, no solo con el ganado sino con la forma de estar del torero, con la fórmula potenciada en Bilbao el año anterior y que es marca de la casa, valor a raudales al punto de jugar al borde de la integridad del torero, lo de Bilbao fue un bombazo impresionante, épica con poco espacio para cuestionar a quien pone al límite su vida.

Andrés Roca Rey tiene el valor suficiente como para plantar cara a todos sus críticos, y apostó y jugó, en esta corrida in memoriam al Yiyo, su partida principal. El vestido ya insinuaba como tomaba la tarde el peruano, tampoco hay que olvidar que venía de un tremendo volteretón en Toledo, con cornada envainada, según dicen, que no se operó para poder estar al pie del cañón.

Roca sabe lo que puede hacer y lograr pero también se nota que quiere definir el cómo lo quiere hacer……, aquí en los madriles me van a pedir que me cruce y que no esté fuera del pitón, pues respondo con toda la artillería posible, sabiendo también que el resto de la plaza va a estar de su lado. Su legión, la que se ha ganado a punta de valor le cobijó. ¿Cómo no? Se plantó fiel a su estilo, y logró domeñar ese rebelde pitón derecho de su primero y sacarle dos series que no se pensaban y lo pasó por bajo pero señores, fuera de sitio, el quid del asunto – como si fuera poco- y se lo hicieron saber en todo momento. Luego se metió en la tabla del cuello del toro para aprovechar más el viaje del de Victoriano y le reprocharon aún más.

La batalla era por la colocación y las formas, y si ven de nuevo las faenas, Andrés se jugó la vida sin ninguna duda, a su manera claro, pero no de la manera que pide el tendido mas exigente de Madrid, cruzándose. Y explotó Madrid y ese fue el detonante de la ardua batalla. Valor y efectismo o toreo si somos reduccionistas. A Perera, en la corrida que le pude ver in situ, la del 15 de mayo, también le reprocharon lo mismo, templadísimo sí, pero fuera de cacho todo el tiempo.

Allí esta el meollo de la declaración de guerra propuesta por el peruano, atizada seguramente con lo que le dirá al oído su actual apoderado, ¿quieren que esté de verdad? Pues lo haré como yo quiera, con mi verdad, con los cambiados repentinos por la espalda, dejándome arañar las taleguillas y aguantado si hace falta cogidas tremendas pero no como ellos lo exigen, cruzándose y bien colocado. Es así y punto. Y sus fieles apuntaron hacia los de las palmas de tango y a quienes reprochaban al rey. ¿Qué más podían pedir? Era lo que querían.

Y si no les gusta, pensaran, pues tengo mis propias armas y mis seguidores apostados en todo el resto de tendidos a sabiendas que le van a aplaudir esas espaldinas arriesgadas y los redondos con el toro rozando los alamares. Cuestión de gustos, sí, pero también cuestión de fundamentos. La fiesta que quieren unos y otros. Usted decide. Yo puntualmente prefiero el toreo, el de siempre. Las espaldinas para las pueblos, la catedral requiere otra categoría.

Ahora bien, la batalla también fue por la puerta grande, y aquí los hechos son factuales, si hubiera matado a la primera de ese sexto toro quien le hubiera podido negar la oreja, así hubiera más valor y testosterona que toreo, pero después de metisaca ¿estamos para dar orejas en la primera plaza del mundo?, por más que la pidan la mitad más uno, el tópico más mencionado después de la batalla. ¿Y cómo medirlo? ¿Con inteligencia artificial para saber si eran más de doce mil? Difícil.

¿Y la oreja del primero? Discutible. ¿Con dos descabellos? Ya no tanto pero la dieron. Y las faenas a las que en San Isidro les pidieron la oreja con estocadas a la primera y en el sitio. ¿Luque y Espada que dirían? La faena, ya lo dijimos, tuvo el mérito de meter al toro en la canasta sobre todo por ese pitón derecho y por bajo pero repito fuera de cacho y en Madrid y para el 7 eso es un pecado. Que los tiempos han cambiado sí, pero cada cual exige por el dogma que defiende y repito, aquí por lo menos yo, estoy de acuerdo con el tendido. No estuvo bien colocado.

No sé si a más sectores les interese la batalla planteada, seguro que sí, pero si se notó que si no estuvieron avisados del frente armado desde Lima y Valladolid, los cañones si estaban listos para dar soporte al torero que plantó cara al tendido. Se relamían y los decibeles y las palabras vertidas por quien antes entrevistaba en los palcos a los famosos y hoy es la cara visible de las transmisiones televisivas le delataron. Le hubiera sacado a hombros si se lo hubieran pedido.

Hay que reconocer que Roca, además de su valor y de mandar hoy en las taquillas, tiene también el mérito de fomentar la polémica y la polémica en los toros es muy bienvenida, las pasiones también hacen falta, le ponen picante a las corridas, ponen cafeína allí donde todo parece insaboro e incoloro. Bienvenida la polémica y los seguidores desde que sean respetuosos. Faltan más así.

En honor a Roca también decir que apostó y fuerte, cómo le salga no lo sabemos, venir a Madrid le será cada vez más duro. Las cartas se destaparon, las intenciones están declaradas, antes se miraban de reojo pero se las traían guardadas, ambas partes, ahora si la carne está en el asador. Ya se conocen.

En este caso la polémica será interminable y está servida. Usted amigo lector será el que decida a que le cree, que le gusta, que defiende, están las imágenes, están todas las crónicas, los artículos de opinión, todos válidos ¿Qué piensa usted? La guerra está declarada y el Rey fue el que la declaró.

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