En Aguascalientes… La puerta mágica
Aguascalientes. Domingo 30 de abril 2023. Décimo festejo de la Feria de San Marcos 2023, corrida mixta. Plaza de toros Monumental tres cuartos de aforo. Se lidiaron cuatro toros de Fernando de la Mora bien presentados, buenos en términos generales, destacaron los lidiados en segundo y cuarto sitio. Tres novillos de la misma ganadería muy justos de presencia, de juego regular.
José María Manzanares: Al tercio y oreja
Arturo Gilio: Al tercio y dos orejas
El becerrista Marco Pérez: Tres avisos y palmas tras aviso; vuelta al ruedo en el de regalo
Detalles:
El subalterno Diego Martínez saludó en el tercio tras buenos pares.
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Había una vez… así empiezan los cuentos, las narrativas que nos gustaban cuando éramos niños, cuando la imaginación era parte de nosotros, cuando creíamos firmemente que a través de una pequeña puerta podríamos irnos a un mundo mágico, al menos mi hermano y yo así lo creíamos, cuando camino a casa de mi abuela tocábamos en una pequeña puerta y jurábamos que un día los enanos nos abrirían… pero no, nunca sucedía, sin embargo, cada que pasábamos por aquel sitio seguíamos llamando a esa puerta con la esperanza de ser admitidos en ese universo irreal.
Hoy en la Monumental muchos acudieron con la esperanza de ver lo nunca antes visto, lo mágico, lo inimaginable, llamaron a la puerta y sí que vieron cosas muy buenas, pero créame amigo lector que la puerta de los enanos sigue sin abrirse.
En este día que se festeja a los niños en México, José María Manzanares relató estilo y pellizco, Arturo Gilio nos contó las verdades de su toreo, y el becerrista Marco Pérez protagonizó una historia digna de ser filmada por los estudios del ratón Miguel.
Quien está inmerso en su mundo real de seriedad y firmeza es Arturo Gilio quien tuvo en sus manos a un toro muy bueno procedente de la ganadería de Fernando de la Mora de nombre Aldeano que empujó muy fuerte en varas, tanto que provocó un tumbo, tanto que se ensañó con el caballo tirado en la arena y le provocó fuertes heridas.
Aldeano fue codicioso, hizo que le voltearan a ver, Gilio aprovechó las embestidas para pasárselo con largueza en tandas por derecha, poco a poco y paso a paso, dándole su espacio y su tiempo. Por la izquierda fijeza, Gilio pasándoselo por la espalda y luego naturales serenos para rematar con largo pase de pecho y recibir el reconocimiento del público.
Regresó a la diestra, pero el astado ya le levantaba la cara en el último tiempo de la muleta. Cuando ya tenía todo a su favor, se tiró a matar dejando estocada caída, para el de Fernando de la Mora palmas en el arrastre, para Gilio una sentida invitación a saludar en el tercio.
El del triunfo fue otro buen toro de la ganadería titular, segundo del lote de Arturo Gilio, bonito, alegre de salida al que recibió rodillas en tierra para pasárselo con larga cambiada. El toro atendió rápido el llamado de los capotes y el torero aprovechó para quitar por gaoneras. En banderillas destacó el subalterno Diego Martínez.
Cuando Gilio tomó su muleta quiso contarnos un cuento de verdades y lo consiguió, puesto que su muleta tenía la narrativa del trazo fino. Rodillas en tierra se lo pasó por alto rematando con pases de pecho, más prosa por ese lado para girar en el martinete y nuevamente decir adiós por alto.
Por izquierda también lo probó en suaves naturales, las famosas notas de la Pelea de gallos llegaron desde las alturas, Gilio proseguía queriendo desgranarle todas las letras, pero ya a esas alturas el astado doblaba y terminaba con los belfos al cielo.
Detalles al final, joselillinas de cercanías, se fue tras la espada dejando estocada muy, muy caída, al inicio el juez otorgó una oreja, pero ante la insistencia del público feriante se le otorgaron las dos, las protestas del entendido no se hicieron esperar, la rechifla acrecentaba y Gilio en decente, regresó el segundo apéndice consciente de su falla con el acero, honesto con el final de su cuento. Dio la vuelta al ruedo con una oreja y la gente lo aplaudió y reconoció su acto de limpieza consigo mismo. Palmas en el arrastre para el astado.
El español José María Manzanares mostró detalles finos en su quehacer. Ante el primero de la tarde un astado que se volvía pronto a los vuelos del capote, algunos lances y revolera. En varas el astado cumplió. Inició por alto con pocas fuerzas, Manzanares lo llevó a media altura por ambos lados, destacaron algunos muletazos por la diestra, cambios toreros y rematando la tanda por alto, la fuerza le escaseaba al de Fernando de la Mora, muchos detalles de pellizco por parte del torero español que mató de media de efectos rápidos para irse entre palmas.
Manzanares lidió el tercero de la tarde, ya que se corrió el turno debido a que el novillero Marco Pérez se encontraba en la enfermería debido a complicaciones en su salud. Manzanares quitó por verónicas y revolera, luego en varas el astado empujó con fuerza. Para el tercer tercio Manzanares inició por bajo y llevándolo a media altura. Alegre repetidor fue el de Fernando de la Mora, metía la cara por derecha y el torero lo aprovechaba.
Atento el toro pedía le escribieran su propia historia y Manzanares uso su muleta para rubricársela, en detalles y remates muy toreros. Aunque fueron tandas cortas hubo momentos intensos, por bajo, lentos y rematados en largo y sentido pase de pecho.
Los desdenes, los cambios de muleta y Manzanares narrando una historia de estilo y sello propio. Pero como no todos los cuentos terminan en finales felices Manzanares dejó estocada muy trasera y muy caída, sí de efectos rápidos, pero finalmente defectuosa, al público eso no le importó ni tampoco al juez quien le otorgó una oreja.
El debut como novillero del español Marco Pérez de sólo quince años llamó la atención de propios y extraños que acudieron movidos por la curiosidad, la expectación y el revolú que se había creado, unos con deseo de verle y analizarle mesuradamente, otros se entregaron a las alabanzas apenas la menuda figura pisó la arena.
Pérez tiene con qué caminar en el toreo, definitivamente sí, nadie lo duda, de que tiene largo camino por recorrer es un hecho y de que Aguascalientes peca de ser condescendiente, todo lo admira, todo lo enaltece, todo lo permite también es una realidad.
Marco Pérez se enfrentó a un novillito de Fernando de la Mora, al que recibió con un farol de rodillas, lanceó a manos bajas con estilo para rematar con media verónica de mucho sabor para que la gente continuara con él. Chicuelinas a manos bajas para llevarlo al piquero donde recibió apenas un ligero puyazo, prosiguió por más chicuelinas y media muy torera.
De muleta por bajo y despidiendo por arriba. Pérez sabe correr la mano, bajarla para conectar con el tendido y lo sabe, por momentos nos hizo recordar aquellos años de finales de los noventas cuando otro niño vino a hacernos fantasear, pero esa es otra historia. Hoy Marco Pérez se quedaba en terrenos complicados para rematar con el de pecho. Buenas maneras, sin duda.
Ya el novillo le levantaba los pitones, tanto que le prendió por fortuna sin consecuencias. Probó por izquierda, pero las condiciones dadas ya no le permitieron hacer mejores plácemes al tendido. Mató de entera en buen sitio, pero ahí comenzó de ser una historia de cuentos y puertas que se abren a ser una de torre negra, puesto que no pudo matar a su novillo y tras muchos, muchos golpes de descabello sin efecto, escuchó uno, dos, tres avisos para que se le fuera vivo a los corrales.
La rabieta adolescente llegó, lanzó la muleta por la arena y las lágrimas lo contagiaron, el público siguió indulgente, Aguascalientes fue el sitio perfecto para el rodaje de la aceptación total, no importa lo que pase, aunque siendo sinceros la complacencia nunca es buena.
Pero ¿Qué se los impedía?
¿Y si hubiera sido cualquier otro novillero las reacciones serían las mismas?
Finalmente hay que entender que el toreo es así, de dureza y de realidad. Como bien diría un personaje de historieta: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” así que a arroparlo menos y a exigirle más.
Repuesto del mal trago, concentrado supongo puesto que no quiso conceder entrevistas a las transmisiones radiales en vivo, el joven Pérez esperó la salida de su segundo astado un novillo que no decía nada al tendido, buscaba las tablas constantemente, salía suelto y poco había que hacer. Pérez intentó aguerrido por ambos lados, pero no había episodio. Entera ligeramente caída, varios golpes de descabello para escuchar un aviso, al fin se deshizo de él y escuchó palmas.
Decidió regalar otro novillo de Fernando de la Mora, también de escasas carnes al que lanceó por verónicas para llevarlo al piquero. Llegado el tercio final Pérez se lo pasó por alto, luego en cambiados por la espalda, detalles y remates de pecho. Naturales lentos a un novillo manejable, el torero consiguió algunas tandas a manos bajas, aunque no había mucha respuesta.
El joven aguantó sustos por derecha sin consecuencias, al final manoletinas y pinchazos, mató al primer golpe de descabello. Primero saludó en el tercio, pero la gente ya entrada en gastos le aplaudió la vuelta al ruedo.
En fin, una tarde de cuentos, historias y relatos que a unos podrán encantar y a otros que ya no se creen tanto las fábulas infantiles, sean más difíciles de convencer. Finalmente, como en mis recuerdos, todos tenemos la esperanza de que seres mágicos nos abran las puertas de su mundo, sigamos tocándolas quizá algún día podamos entrar.
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