Crónicas

En Manizales… Tibia reaparición con aires de petardo

Monumental plaza de toros de Manizales, Colombia. Sábado 7 de enero de 2023. Sexto festejo de la temporada taurina de la capital caldense en su edición LXVIII, correspondiente a una corrida de toros con único espada, con motivo del regreso a los ruedos del torero galo Sebastián Castella, se anunciaron toros de tres ganaderías: Ernesto Gutierrez (Santacoloma – Murube), Juan Bernardo Caicedo (Parladé), Las ventas del espíritu santo (Parladé), dispares de hechuras, reducidos en casta y bravura, carentes de fuerza y transmisión; destacando únicamente el quinto premiado con una generosa vuelta al ruedo.

Primer toro (Ernesto Gutierrez): Palmas.

Segundo toro (Juan Bernardo Caicedo): Silencio

Tercer toro bis (Las Ventas del Espíritu Santo): Silencio

Cuarto toro (Juan Bernardo Caicedo): Silencio tras aviso

Quinto toro (Las Ventas del Espíritu Santo): Dos orejas y vuelta al toro.

Sexto toro (Ernesto Gutierrez): Silencio, tras aviso.

Detalles:

El curtido diestro colombiano Guillermo Perla Ruiz, irrumpe en el ruedo como espontáneo en representación de la Unión de matadores de toros Colombianos, manifestando su descontento para con la empresa dado que, tanto la encerrona, como el mano a mano previsto para el día de mañana, se ha excluido la participación (contemplada por la ley taurina nacional) de un matador de toros colombiano; justo reclamo para una empresa que literalmente hace lo que se le antoja, pasando por encima de cualquier norma o asociación.

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Tarde fresca la de Manizales con una entrada de casi lleno para ver el tan anunciado y publicitado retorno a los ruedos del torero francés Sebastián Castella, quién tras haber cumplido veinte años de alternativa, anunciaba en octubre del 2020 su retiro como torero en activo; pasando a ejercer las labores de empresario de la plaza de Beziers y a dedicarse, con más ganas que tino, a las lides del arte plástico; rol que le termino desdibujando y en el que más que destacar por su seriedad y talante (como lo hizo con la muleta), se le veía burlesco, ridiculizado y totalmente desalineado.

Tras casi dos años de inactividad, en mayo del año anterior, junto a la empresa el torero anunció, en el marco de la feria de San Isidro, su regreso en el ruedo Manizalita, en lo que se denominó una gesta, al asumir la muerte de 6 toros en solitario; pues bien, sin desvalorar el gesto y el sobre esfuerzo, lo anunciado no se parecía en nada a lo realizado en Valencia por Joselito El Gallo en con los Miuras (1915), o lo hecho por Ruiz Miguel en Madrid con los Victorinos (1986), mucho menos lo de Iván Fandiño con seis de las ganaderías más duras de la cabaña europea (2015), o incluso la más reciente de Emilio de Justo con diferentes encastes en Madrid (2022), que terminó siendo lidiada por el buen sobresaliente Álvaro de la Calle.

Lo propuesto, es entendido como una toma de confianza, un retomar progresivo a la profesión sin pasar sobresaltos optando por tres de las ganaderías más toreristas de la muy mermada cabaña brava colombiana; dos de ellas en la línea del toro comercial español, emparentado con los Domecq y una que ha explotado la mezcla de las discretas caras de lo de Santacoloma y la movilidad borreguna de lo de Murube, consiguiendo un híbrido que más que un toro bravo parece un dócil cachorro que acude alegre a cualquier cite; así las cosas la tarde pintaba (desde el cartel) para ser encumbrada como triunfo rotundo.

Pues bien, apelando a un viejo adagio, acá se aplico aquello de: Lo que el hombre dispone, el toro lo descompone, pues fue tal el cuidado de recoger lo más descafeinado de las ganaderías, para que esa mansedumbre y sosería se trasladará en un festejo, que salvo el quinto toro (bis), pintaba como un rotundo petardo, pues los bovinos se negaban a pasar, atendido a regañadientes, con el poco reducto de su raíz genética, a los engaños que habilidosamente sabe manejar el francés; sosería a la que se juntó los erros que en los cuatro primeros mostró al manejar los aceros; de ahí que no he de desgastar su atención para con la lectura de tan pobres acontecimientos.

Lo más destacado vino con el quinto: Descarriado (530 kilos) de Las Ventas del Espíritu Santo, un animal serio de hechuras (en la línea de lo que se espera para una plaza de primera), pero noble y justo de fuerza que le permitió al francés explayar sus recursos de arte y torería, conectado con los tendidos y calentado una tarde que daba más para el bostezo que para la auténtica emoción; con el acero, tras pinchazo logra dejar una buena estocada, logrando que el enardecido público le premiara con dos orejas (largas) y una vuelta al ruedo cuestionable para el burel.

Por su parte el pequeñajo de Cerrajero (452 kilos) de Ernesto Gutiérrez, sintetizó los rasgos principales de la corrida: mansedumbre, descastamiento, sosería borreguna; empero, Castella busco tapar esas carencias con una labor inteligente y de entrega que, pese a calar en los tendidos; no fue correctamente rubricada con los aceros. Silencio tras aviso.   

Para cerrar esta breve síntesis, deseamos compartir tres ideas:

Primera: El formato de actuación en solitario y/o encerrona, en una temporada tan reducida como la colombiana es un insulto a la afición y a los toreros nacionales que, todo un año esperan la oportunidad de vestirse de luces, como segundones de los figurines, pero al menos con la esperanza de seguir siendo toreros; por esto, quien redacta estas letras se une a la manifestación crítica de la UNDETOC, ante una empresa que, desde la arbitrariedad y el amaño, está pasando por los derechos de los aficionados, los profesionales y la normatividad taurina nacional.

Segunda: Si algo está claro a los ojos del buen aficionado es que el arte taurino basa su esencia en la presencia del toro, bravo y encastado, es por ello que cuando falta la bravura todo es una simple simulación, una pobre representación de lo que fue y no es; se espera que tras lo sucedido el día de hoy el buen torero francés visite la auto reflexión y entienda que el artificio debe quedar en sus estrambóticas pinturas sobre capotes y no en un rito, sagrado y milenario en el que vida y muerte, razón y animalidad, crean lo etéreo y graban lo eterno.

Tercera: Se pondera la generosidad del público que desde la novillada viene llenando, parcialmente o en su totalidad, el coso Manizalita, sin importar los carteles, sin atender a figurines o mucho menos golpes publicitarios; si algo queda claro en esta feria es que los ataques animalistas y el aire de prohibición han encendido a toda la afición, congregándola en el monumental templo de este arte milenario y auténtico. Enhorabuena.

Mañana más:

La temporada finaliza mañana domingo 8 de enero, con un, abrumador, mano a mano entre Julián López El Juli y Andrés Roca Rey, con los, ya conocidos y repudiados animales de Ernesto Gutiérrez

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@Manzanarestoro

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