Crónicas

En Morelia… Isaac Fonseca se estrelló con el muro infranqueable de la mansedumbre

Morelia, Michoacán. Plaza de toros Monumental. Miércoles 2 de noviembre 2022. Tradicional Corrida del Día de Muertos. Con cerca de dos tercios de entrada se han lisiado toros en este orden: Xajay, manso, descastado y deslucido; Torreón de Cañas, cumplió en varas, tuvo movilidad, fue indebidamente indultado, por lo que la mayoría del público le protestó al juez esa absurda decisión; Julián Hamdan, manso, descastado e inválido; José Julián Llaguno, manso, descastado y con malas ideas; Barralva, manso, descastado y pronto se refugió en tablas; Villa Carmela, manso con movilidad que al final acabó defendiéndose.

Isaac Fonseca en solitario: Silencio tras aviso; absurdo rabo simbólico tras ilógico indulto protestado; silencio; silencio; oreja y ovación.

Detalles:

Incomprensiblemente el inicio del festejo se retrasó 36 minutos, inicialmente había un tercio de entrada, al final del tiempo de espera, casi llenaron los dos tercios del aforo.
Concluido el paseo de cuadrillas se solicitó la presencia de Isaac Fonseca en el tercio para que escuchara una emotiva batería de júbilo.

Hubo dos invitados de piedra -como sobresalientes-: Paulo Campero y Gabriel Sánchez, a quienes no se tuvo la generosidad de dar un quite.

En el ecuador del festejo lanzaron al universo un pequeño globo de cantoya, así le dieron tiempo para que se repusiera un poco al joven torero moreliano, michoacano, mexicano.

La familia Ochoa entregaron una placa que conmemora este festejo a Isaac Fonseca; y de pronto salieron los monosabios a abrazar y cargar al torero.

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A veces incluso vivir es un acto de coraje”: Séneca

  • Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que esta crónica no es apta para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar al arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

Desde que mostraron las fotografías de los seis toros que al final fueron lidiados en esta velada taurina moreliana, se advertía que el encierro fue seleccionado por un veedor que enseñó, que, de esto no conoce mucho.

Se veía en la actitud, en la estructura morfológico de cada toro, en fin, cosas que me enseñó a observar detenidamente esa portentosa luz inacabable de sabiduría que fue el inmenso, Don Pepe Chafik Hamdan Amad, quien de esto sí sabía y, además, mucho.

Al final, así acabaron siendo… un muestrario de mansedumbre con el que se estrellaron las sólidas cualidades del tenaz, Isaac Fonseca, de quien sigo sosteniendo que posee todo para consagrarse en España e inmediatamente comenzar a cambiar la Fiesta en México y así apoyar también, a la evolución de la tauromaquia en los demás países.

Sí, al mismo tiempo sostengo, que puede ser con, Andrés Roca Rey, ese sólido binomio tan necesario, que logre avivar al arte del toreo.

Esta velada, ha sido una muy dura prueba que en otro torero habría sido la debacle, el absoluto fracaso, pero que en, Isaac Fonseca, no fue así. Nunca cayó en el desánimo ante la adversidad y por el contrario se creció ante el reto que mostraron los inservibles toros que tuvo frente a él; y supo sacar las bondades de los dos que se dejaron, porque tuvieron cierta movilidad.

Así transcurrió la noche…

Con el de Xajay, de nombre, Coco, fue un manso que dio pocas posibilidades para, ya no el lucimiento, para estar simplemente ahí. Sin embargo, la incontenible disposición de, Isaac, unida al envidiable sitio y oficio que posee, algo le hizo hacer, hasta que tuvo que ceder ante la asfixiante mansedumbre.

Así salió, Señorón, de Torreón de Cañas, un toro con movilidad, que si bien cumplió en varas no fue el dechado de bravura y casta que se requería. Fue el mérito del joven torero moreliano, el que le hizo ver mejor de lo que fue. Siempre adelantándose a las intenciones del toro, llevando la muleta bien puesta, lo que produjo series de importancia, que cundieron y emocionaron en los tendidos como la evidente y cristalina creación, que fue correspondida con el reconocimiento.

De pronto y sin que existiera alguna lógica, aparecieron algunos pañuelos de los tendidos para solicitar el indulto, ya fueran los amiguetes de los ganaderos o, según se dice, de esos oficiosos a los que se les da una dádiva para aplaudir todo.

Por ello, al final, cuando el despistado juez de plaza indultó a este bovino, se escuchó el estruendoso repruebo de la gran mayoría que no estaba de acuerdo con ese flaco favor, tanto para el ganadero, así como para evitar que el torero fuera a pinchar. Acto seguido apareció un rabo simbólico, que como es obvio, es una premiación inexistente.

Si, Isaac, se hubiera hecho caso a él y sus circunstancias y no a los gritos despistados de algún inútil acompañante, después de un estoconozo habría lucido dos orejas, pero…

… el hubiera no existe, como tampoco las dos orejas ni el trofeo simbólico, cediéndole así el triunfo, al ganadero.

Apareció el tercero de la tarde, en medio del desconcierto que había dejado ese excesivo, absurdo e inútil indulto. Y el toro procedió de la ganadería de Julián Hamdan Cerda. Llevó el nombre de En buena lid, pero de eso nada. Un manso reticente e inválido que incluso se echó plácidamente en la arena veraniega. Hubo más voluntad del torero, pero no tuvo respuesta por parte del pésimo ejemplar.

Vino entonces el ecuador del festejo y con ellos improvisados reconocimientos que sólo hallaron y provocaron la desesperación del respetable, porque seguía acumulando tiempo perdido en un festejo que inició muy tarde, y que para variar se le daban más minutos de tiempo a la desesperación.

Por fin acabaron los actos extras y salió en cuarto sitio, Cempasúchil, de José Julián Llaguno, un toro grandón, feón, deslucidión y mansurrón. No hubo mucho que hacer ahí, y nuevamente la inquebrantable voluntad de, Isaac, se estrelló en la nada taurina.

Para variar, hizo acto de presencia en quinto sitio, Pitinesco, de Barralva, otro toro grande, feo, sin ninguna armonía en sus hechucharas, y así fue. Malo como la carne en vigilia. Se refugió de inmediato en tablas y ahí le extrajo pases meritorios el joven torero michoacano. Decidió poner punto final y lo hizo con habilidoso estocada que por sus efectos mortíferos de rápido efecto, el público en medio del tedio originado por la mansedumbre, decidió obsequiarle al torero mexicano, una oreja.

Para cerrar plaza, apareció un toro de la ganadería, Villa Carmela, de nombre Patrón. Y al principio anunció mucho, pero durante la lidia acabó yendo a menos. De no haber sido por la persistencia del joven torero moreliano no habría pasado mucho. Así le vimos estructurar una faena interesante, la que no podría rubricar con acierto, por los desatinos con el acero ante tantos pinchazos.

Al final, salió en hombros, por ese absurdo indulto, en medio del inobjetable deseo de conocer en una próxima ocasión, en verdad, todas sus posibilidades. Ojalá y su apoderado Carlos Aragón Cancela, decida llevárselo a España, para que se prepare para la contienda del 2023, tiempo en el que no dudo será ungido por la consagración, porque posee todo para ello.

¡Dígase la verdad… Aunque sea motivo de escándalo!

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@PERIODISTAURINO 

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