En Cajabamba… Gran cierre de feria, David Galván y Roca Rey en hombros

16 octubre 2022 Martín Campos

Pedazo de feria la que se desarrolló en Cajabamba (Cajamarca, Perú) bajo la organización eficiente y por todo lo alto de Producciones La Esperanza. En las tres tardes hubieron toros, toreros dispuestos y entregados, y el colofón ha sido por todo lo alto de la mano de un Rey y su ilustre y real acompañante, que alborotaron la acostumbrada tranquilidad local. Hasta dejó de llover y brilló radiante el sol sobre una plaza al tope, bajo la bendición de la Santísima Virgen del Rosario que lució igualmente complacida.

Cajabamba (Perú). Domingo 16 de octubre 2022. Lleno de No hay billetes. Se lidiaron toros de Paiján de la familia Vásquez de las Casas que dieron juego y se emplearon.

Fernando Roca Rey: Oreja y vuelta al ruedo.

David Galván: Dos orejas y oreja

Andrés Roca Rey: Oreja y dos orejas.

Detalles:

La presencia del número uno del toreo mundial, Andrés Roca Rey, provocó un lleno a reventar quedándose gente afuera. Andrés llegó acompañado de la Excelentísima Señora Dª Victoria Federica de Marichalar y Borbón, sobrina de S. M. el Rey de España, Felipe VI, hija de Su Alteza Real Infanta Dª Elena de Borbón y Grecia.

El Alcalde José Morales, declaró visitante ilustre de Cajabamba a Dª. Victoria Federica.

Recibió, una vez terminada la corrida, un merecido reconocimiento en el mismo ruedo de la plaza, el ganadero don Orlando Sánchez Paredes en mérito a su trayectoria como criador e impulsor de la tauromaquia en el País.

Presidió la corrida como Juez de Plaza, el aficionado Luis Rosell Claudet, de correcta actuación.

Hermoso sonó, al propio estilo de Sevilla, la formación de clarines y timbales anunciando los cambios de suerte detrás del palco. Fue un sexteto que con acierto y buen gusto la organización no escatimó en colocar.

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– **Dª. Victoria Federica en un burladero de la plaza de toros de Cajabamba en donde estuvo a ver a la primera figura del toreo mundial Andrés Roca Rey**

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La ciudad cajabambina, la llamada Gloriabamba de Bolívar (Perú), ha vivido una apoteósica jornada que la dejó sumida en la algarabía y enorme convulsión por el gran broche de oro con el que cerró su serial en honor a la Santísima Virgen del Rosario, patrona local.

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Fernando Roca Rey es un dechado de simpatía. Los rasgos propios de su personalidad bonancible los traslada al ruedo creando espectáculo y la gente le acompaña.

En cuadrillas nos decía sentirse bien y feliz de hacer el paseíllo nuevamente con su célebre hermano. “En el ruedo se deja de lado lo fraternal y a competir cada cual en busca del triunfo“.

Y fue, precisamente eso, lo que se propuso desde el inicio de su labor, que con conceptos distintos, exhibe también sus propias armas y recursos.

Su primero es un melocotón que se desplaza con clase, mete la cara y se empleó en los de recibo que son por verónicas. Puyazo largo de Jhosep Rojas, bien señalado. Con la franela, el comienzo fue a pierna flexionada recostada en la rodilla. Los tomó bien por el derecho en series acompasadas, el noble paijanero. Trasteo que llegó al tendido. Pinchazo y estocada al encuentro de la que dobla. Oreja que pasea entre clamores.

El 4to. tuvo poco recorrido. Es conminado por el ganadero Herrada a tomar los garapullos, cosa que hace ante el regocijo general. Cumple recordándonos que también es diestro de los tres tercios. Brinda a la figura televisiva Magaly Medina con estas palabras: “Va por tí, que en estos tiempos difíciles defiendes nuestra afición”

Genuflexo en los medios, levantó al tendido con una serie por derecha llevándolo poco a poco. Se cruzó para quedar colocado e intentó por naturales, todo a media altura y pegadito a la muleta.

Protesta el circular invertido y se tornó remiso por ambos. Pasó de largo al primer intento. Cuando iba por el segundo, sonó un primer aviso inoportuno. Tres cuartos de estoque. Vuelta al ruedo.

David Galván, ya nos había llenado los ojos en setiembre pasado cuando debutó en Lima, durante la Feria de La Esperanza.

Esta tarde ratificó credenciales de torero artista y profundo. Si bien, tuvo para sí el mejor lote, no es menos cierto que en sus manos se prodigó el toreo sentido.

Al primero suyo, segundo en orden de salida, que fue negro de capa, lo lanceó con gusto y torería. Al caballo lo llevó por tapatías celebradas. El quite fue por chicuelinas que recortó primorosamente soltando la punta del percal. Cumplieron con los palos, Camucho y Robert Tacza.

Brindó a sus alternantes, los hermanos Roca Rey.

Por alto y con toques suaves, inició por ayudados. Despaciosos le resultaron los primeros derechazos en los medios que se jalearon y ovacionaron. El toro, fue noble, tuvo clase y embistió con calidad por el derecho.

En un exceso de confianza, se dejó levantar con la pala del pitón. Otro susto más al perderle la cara por lo mismo. Afortunadamente sin consecuencias.

Sean buenos, malos o menos malos, a los toros nunca se les debe perder la cara.

Faena completa. No requirió más. Estocadón y cayeron desde el palco, una tras otra, las dos orejas.

Al quinto colorado y chorreado, lo recibió con suavidad en los lances por verónicas. Un buen puyazo de David de la Barra precedió al quite vistosísimo y muy torero que abrochó con revolera de primor.

Bien se dejó ver El Rata colocando arriba asomándose. Faena con son, series por ambos pitones. Pródigó en temple y suavidad en los toques. Intentó circulares y le protestó al final. Se fue quedando corto el de El Olivar. Aguantó valiente un parón y otro más que le trompicó perdiendo una zapatilla. El final es ya vendiendo al toro. Pincha. Oreja.

Ser un predestinado, en cualquier orden del devenir humano, es un privilegio concedido solo a pocos, si por génesis natural o en virtud de un labrado encumbramiento a razón de esfuerzo y superación personal.

En Andrés Roca Rey ambos factores parecieran haberse confluido. Hoy, es el número uno indiscutido. La figura desbordante y apabullante del toreo mundial. Cual rey Midas, todo en torno a él troca en oro. Cosas de reyes, invita a echar andar la imaginación. Por algo será, si hasta se le ve ligado a la realeza española que le permite invitar y dejarse ver con la mismísima sobrina del rey de España, que en decir de muchos ya se atribuye a la existencia de algo más allá de simple amistad. ¿Será? Eso lo dejamos para las crónicas del corazón…y tal vez al tiempo. Vaya uno a saber.

El toque mágico de este Rey, al solo anuncio de su nombre, resultó suficiente para, como suele ser reiterativo en Europa, la tarde de hoy se colgase el cartel de “No hay billetes” en la plaza de toros de la apacible localidad peruana de Cajabamba.

Ante tendidos a reventar, se entregó delante de su público en faenas de amplio dominio y poder. El primero suyo, echado tercero salió pegando derrotes y no se empleó en el capote de la figura.

Picó Yaco cumpliendo. Tomó un par y tras ello se queda parado. No acude a los toques de las cuadrillas. Hay miradas que se cruzan en el desconcierto. El público impaciente grita “otro toro” exigiendo el cambio lo cual es imposible a estas alturas. Todos en contra del toro. Todos, menos uno. El Rey.

Seguro en su instinto, cruza el ruedo para brindar a doña Lucy de las Casas, esposa de don Aníbal Vásquez, propietarios de la ganadería en juego.

En los medios, le marca el derrotero y el toro empieza a ser sometido con poderoso dominio y deja ver esa clase escondida que llevaba. Tuvo a un descomunal Roca Rey que lo despertó.

Tandas con temple y ligazón, entusiastamente jaleados. No se guarda nada Andrés ratificando el gusto por complacer a sus paisanos venidos de todo el territorio nacional para verlo. Cambiados firma de la casa. Estocadón. Oreja que bien pudieron ser dos.

Con el que cerraba, faena de mucho mérito a un toro que no fue fácil. Tras brindar al público, desplegó desde el inicio sus caras intenciones por triunfar. Y vaya que lo hizo con plena rotundidad. Rodillas a tierra y el cambiado con el que se lo pasa muy ceñido. Estallan los tendidos y la música en su honor suena de inmediato. Falto de codicia pero noble fue el toro. Lo ve más claro por el pitón derecho y es por allí donde son inmensas las tandas. Profundas. A ratos vibrantes de extremo a fin. Pinchazo arriba y estocada entera. Demoran en caer las orejas innecesariamente. El público apretó hasta el final. Pero caen y es triunfo inobjetable. Uno más.

Gran cierre, de apoteósico marco para una gran feria que coloca la valla muy alta en el interior del país y que camina a competir de tú a tú con Lima. Mérito de la organización resultado de la suma de esfuerzos de la empresa Producciones La Esperanza, liderada por don Augusto Tito Fernández, en primer lugar; la Peña del Olvido, con los hermanos Daniel y Felipe Urbina y aficionados como Edwward Urrunaga y varios buenos aficionados que la integran; y por supuesto la disposición del alcalde de la Municipalidad de Cajabamba, don José Morales, que juntos hicieron posible este gran acontecimiento taurino que de igual modo impulsó la economía y el comercio local. Se habla de cifras por encima de varios millones de soles que habría generado el movimiento económico.

¡Enhorabuena!

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