En Dax… Sólo una oreja en medio del desastre ganadero
Dax (Francia). Viernes 12 de agosto 2022. Clima con mucho calor. 2ª corrida de las fiestas. Siete toros de Antonio Bañuelos, devuelto el cuarto y el sobrero sustituto que hizo 4º bis también a los corrales; uno de Virgen María que fue 4º tris. Todos fueron desde débiles hasta inválidos. Doce encuentros al caballo. Cuadra de Heyral
José Antonio Morante de la Puebla: Silencio y bronca.
Ginés Marín: Silencio y silencio.
Pablo Aguado: Una oreja y silencio.
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Tras la catastrófica corrida de Eauze, la de Dax ha supuesto un nuevo y estrepitoso fracaso para Antonio Bañuelos, el presidente de los ganaderos españoles. Todos más o menos inválidos, los toros daban una triste imagen de lo que debe ser el toro de lidia.
En este siglo de comunicación, a veces invasiva, un anuncio por micrófono explicando el problema neurológico del cuarto, habría evitado muchas broncas inútiles.
Morante de la Puebla no estaba teniendo una buen tarde y los toros no permitieron mucho. Lógicamente, acabó todo en una bronca que llevó más a la desilusión que a la rabia. Ginés Marin insistió demasiado contra dos toros que no caminaron. Pablo Aguado sorteó el lote menos malo. Cortó una oreja, gracias a unos bonitos naturales.
El primero con 530 kilos para, Morante, resultó muy cómodo de cornamenta y muy justo de fuerzas. Sin empujar en el caballo fue muy castigado en el primer encuentro; para en su segunda comparecencia, sólo recibir un breve picotazo. Reservón fue en el tercer tercio, Morante, le sacó algunos pases por la derecha que no resultaron nada sobresalientes. Dejó un estoque aliviándose para escuchar pitos y bronca al toro.
Morante recibió al cuarto con 493 kilos que se vio exageradamente cómodo de cornamenta. El toro de Bañuelos mostró de salida que no tenía coordinación en su caminar (supuesto problema neurológico), después de ensordecedoras protestas, apareció el pañuelo verde. Algunas palabras al micrófono para dar explicación hubiera evitado todos los malentendidos.
El sobrero, con 550 kilos fue del mismo hierro. Salió abanto, mal picado las dos veces que fue al caballo. El toro se rompió un cuerno al comienzo después de una vuelta de campana y fue regresado a los corrales.
El segundo sobrero fue de la ganadería, Virgen María, con 495 kilos, debió haberse cambiado también, porque salió sin coordinación para caminar. Le hicieron la carioca en el primer encuentro y picotazo en el segundo.
El toro fue totalmente inválido. Morante, tan pronto comenzó la faena con el engaño puesto en la cara del astado le vio derrumbarse. Y vino otro desastre, con la espada, pinchazos saliéndose deliberadamente de la suerte, un medio estoque bajo. Gran bronca al torero y al toro.
El segundo del festejo, con 525 kilos, fue bien saludado con el capote por, Ginés Marín. Mal puesto en suerte y muy mal picado -el multipuyazo- dos veces. Fue justo de fuerzas y tardo en su embestir. La faena necesariamente a media altura y con suavidad para no molestar al toro, que fue noble pero sin casta para embestir. En la izquierda, no hubo nada que hacer. Ginés abrevió y mató con habilidad, dejando un bajonazo. Bronca al toro.
El quinto con 496 kilos, también fue extremadamente débil. Dos picotazos en el caballo. Ginés Marín brindó al público (sic). Cuatro muletazos dos caídas del toro, faena de “enfermero” a media altura a un toro noble pero sin fuerzas. Para olvidar. Una media tendida. Silencio.
El que hizo tercero, con 494 kilos, aunque más chico, mejor hecho. Fue abanto. Acudió a la primera reunión con el caballo metiendo un poco los riñones, menos en el segundo encuentro. Inició con doblones, Pablo Aguado, ligando una buena serie con la derecha, hubo temple en la siguiente.
Aguado tomó la mano izquierda, el toro pasó peor por este pitón. A pesar de ello, ligó unos bonitos naturales antes de volver a girar a la derecha para acabar la faena más superficial. La espada es entera, baja y eficaz. Pitos para el toro y oreja para el torero andaluz.
Y para terminar, salió el último toro con 525 kilos, que acudió a dos encuentros con el picador que resultaron indignos. Inició, Pablo Aguado, por doblones rodillas en la arena. El de Bañuelos tuvo un poco de fuerza. De la derecha pasó a la izquierda en donde el toro fue deslucido. Cambió rápido de lidia, siendo tan malo a la derecha como por la izquierda. Entró a matar con precauciones dejando un pinchazo, otro pinchazo y media estocada.
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