En Cali… Qué clase de torero es Emilio de Justo

Mauricio Sepúlveda 28 diciembre 202128 diciembre 2021 Colombia, Por Mauricio Sepúlveda

Cali, Colombia. Plaza de toros Cañaveralejo. Martes 28 de Diciembre, 2021. Un tercio de plaza en la tercera corrida de la Feria de Cali, el festejó inició con veinte minutos de retraso debido a la lluvia que cayó una media hora antes de que sonaran clarines y timbales. Se lidiaron seis toros de Guachicono muy parejos de hechuras aunque de diverso pelaje, todos se taparon para la galería por sus cornamentas pero de culatas justitas, se protestó al primero por anovillado, luego todos fueron similares pero ya el público no reparó en la presentación de la corrida. Les faltaron fuerza a todos, eso sí fueron obedientes, con fijeza, nobles, acudieron pronto a los cites pero faltos de un punto de transmisión en general. El quinto con más clase que el resto. Suponía el retorno de esta ganadería a carteles de interés y cumplió con la expectativa.

Antonio Ferrera: Saludó desde el tercio y saludó con división de opiniones

Emilio de Justo: Oreja y dos orejas

Sebastián Ritter: Oreja y palmas

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Se podía suponer que la cantada presencia de los Guachiconos hubiese sido la razón de la no venida de Morante de la Puebla a Cali pero al ver la poca gente que acudió a la plaza lo que se puede colegir, más allá de su cuadro febril y contacto con personas con contagio de covid, es que el tirón del flamante triunfador de la temporada europea del 2021 no es tan fuerte por este lado de los mares y lo que la empresa pensó como un éxito taquillero iba a ser, como resultó, apenas un tercio de plaza.

Una tarde más en Cañaveralejo con una presidencia pasada de benévola que conduce así por la senda del triunfalismo a esta feria de Cali en tres días consecutivos. De nuevo muchas orejas de mano ancha.

Antonio Ferrera, sustituto de Morante de la Puebla, paso de puntillas por Cali en esta segunda tarde, desangelado y sin chispa. Su consabido histrionismo lo dejó empacado en el hotel y no se encontró a gusto en ningún momento. Ni con el capote, esta vez decidió no tocar ninguna banderilla, ni tampoco con la muleta hubo nada para destacar. Algún muletazo en su primero y poquitico más.

No quiso ver a su segundo al que pasaportó con demasiadas precauciones y se le reprochó fuertemente. Tarde para olvidar la de Ferrera demostrando, que, como muchos lo advirtieron, no era una opción válida para sustituir y hacer doblete en la feria.

Emilio de Justo dejó su impronta de calidad en el debut de “su feria”, el torero de la empresa y quien ha sido la bandera visible de esta resurrección empresarial en Cali, al final fue más su toreo que el resultado final que llevarán todas las crónicas en los cabezotes, tres orejas, que debió ser una de verdadero peso por lo que al final pasó con los aceros,.

Pero lo verdaderamente importante no fueron los trofeos que le otorgaron sino la verdad de su toreo.

Tanto en su primero como en su segundo, estuvo sembrado. Encajado y vibrante con el capote recibió a sus dos toros, a pesar de algún remate trompicado en su primero. Quites ceñidos y toreo de clase y regusto.

Los naturales destacaron sobremanera. Sin probaturas ni dilaciones en el primero de su lote se puso la muleta en la mano izquierda, echó la pata adelante y conjuntó unos muletazos exquisitos y rotundos. Los remates de pecho también de chapeau. Ambas faenas las terminó con muletazos excelsos, de uno en uno, gustándose, dejando venir al burraquito quinto para despedirlo con la mayor clase posible.

¡Que bien torea De Justo!

Lástima, su espada, esta vez no le funcionó del todo bien. En su primero mató por arriba pero el toro se tragó el espadazo, falló con el primer descabello y al segundo si acertó, la oreja quedaba emborronada, sus muletazos no. La presidencia la concedió ante una petición sin mayor ruido, pero como la iba a negar, si es al anfitrión. Más los quilates de su muleta que la oreja de este primero.

En el quinto de nuevo De Justo estuvo rozando cotas altísimas, muletazos con vibración, de los que van arrancando y conjuntando olés como una bola de nieve. Faena grande, inundada de clase, rematada de nuevo con muletazos sabrosísimos de uno en uno tanto por alto como por bajo, pero aquí tampoco llegó la rúbrica con la espada, solo al segundo intento el toro cayó.

Era de una oreja de gran peso por el no acierto inicial, pero la presidencia decidió que fueran dos orejas largas. Bueno, allá ellos, hay que seguir lanzando la feria para arriba. No eran necesarias. Quizás para la foto de la puerta grande y no quedar atrás con lo sucedido el domingo y el lunes, la memoria y la retina ya estaban nutridas con la gran actuación del cacereño.

Sebastian Ritter cortó una oreja que le debe saber a gloria porque más allá de cortarla en una feria importante como la de Cali, la verdad lo vi estancado, sin avance, desordenado, con poco temple, combinando mantazos con algún que otro buen muletazo. Como mató a su primero de una estocada supremamente efectiva llegó una orejita, de paisanaje, que le quería premiar; eso sí, indudable voluntad y sus enormes ganas. Él debió quedar feliz pero hay muchas cosas para revisar.

Con el capote, inédito, tiene una extraña manera de pasar a los toros de salida, sin avanzar, dando pasos al frente como siempre lo enseñaron los maestros, sino corriéndolos para atrás sin salir de las tablas. En su segundo, se incrementó el desorden, más muletazos sin temple y un deambular de aquí para allá.

Lo más destacado en este toro fue el par de Ricardo Santana que no pudo llevarse la merecida ovación porque el palco decidió cambiar los toros con solo dos pares. Cosas de la presidencia dirán. Aunque son cosas menores, lo verdaderamente importante fue el toreo de De Justo.

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Les recordamos que el calendario de los festejos de los TorosenelMundo, lo hallarán aquí en nuestra sección de Calendario

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