Opinion

En la Opinión de Pepe Mata… Hoy es Nochebuena y mañana ¡Navidad!

Dicen las buenas conciencias que la Navidad es tiempo de reflexión, de cambios para bien, de no quedarse anquilosados en el pasado sino ver hacia un futuro promisorio; y eso se hace necesario en todas las facetas de nuestras vidas. El mundo vive todavía la terrible experiencia de una pandemia mal manejada en varios países que sufrimos a los inútiles gobiernos populistas, en donde el autoritarismo -que no socialismo ni mucho menos comunismo- invadió a nuestras vidas provocando un entorno nada halagüeño. Ahí están, como lamentables muestras de la incapacidad gubernamental… el desabasto de medicamentos, la inseguridad a tope y las economías destrozadas.

Nos debe quedar claro a todos, que la pandemia, el coronavirus y sus variantes, ¡vamos! la Covid, ahí está deambulando en el mundo y sólo la vacuna puede aminorar todos los efectos devastadores; es necesario que se deje la necedad de inventar que algunos brebajes mágicos pueden evitar esta catástrofe. Por otra parte, los estudios demuestran que muchos que han sido asintómáticos, tienen, lamentablemente, secuelas y deben ir al médico a diagnosticarse.

Por supuesto, nunca olvidar el indispensable uso del cubrebocas, tapabocas, mascarilla… como le quieran llamar, pero ¡úsenla!, es la mejor arma -junto a las vacunas- que tenemos para combatir a la Covid.

Y sí, en nuestras está manos cambiar todo hacia un futuro mejor, no sólo en cuanto a los desgobiernos a través de nuestro voto; sino en nuestras propias vidas. El respeto a la dignidad personal, la exigencia de que nos traten con respeto y honestidad, así como nosotros actuar en consecuencia, será lo que nos conducirá a una vida más plena.

La emblemática Flor de Nochebuena *

En el caso concreto de la Fiesta, urge el cambio hacia la verdad.

¡Sí! No obstante, está urgencia no es de ahora sino desde hace ya más de una década. Muchos empresarios hicieron oídos sordos y taparon sus ojos ante la aplastante invasión del pequeñajo bobalicón con seria sospecha de cornicure, impuesto por los figurines, quienes sólo buscaron tener muchas ganancias para sus alforjas sin molestar a su comodidad en el redondel.

En medio de esta engañifa, el gran público se fue alejando porque se cansó del empequeñecimiento de un arte, la tauromaquia, que había sido de grandeza, y durante más de 20 años la llevaron a la decadencia.

Muchos reiteran que el enemigo más que afuera está adentro y de eso les asiste la razón, con estos toreros que imponen ganaderías comerciales, que quitan importantes prospectos de los carteles para que no les hagan sombra llevan todo a la mediocridad y entonces…

… entonces el arte del toreo perdió la verdad en su esencia, convirtiéndose en una parodia.

Hubieron muchas supuestas faenas de “arte” con animalillos que iban a las muletas de los figurines con obediencia borreguna, y eso…

… eso no es el toreo, no es la verdad que debe prevalecer en un acto heroico al enfrentar el torero al auténtico toro bravo y que una vez dominado, ese torero se transforma en artista por la inexorable verdad de la creación.

El arte presupone verdad y esa verdad en el arte del toreo está representada por el toro bravo, encastado e íntegro.

Por fortuna, todo se puede reencauzar y el arte del toreo tiene indiscutiblemente que reencauzarse.

Sólo la jubilación -que he venido escribiendo desde hace más de una década- es necesaria para los figurines, ya no más daño al arte del toreo, ya no más  espejismos que tienen en las miserias taurinas a nuestra amada Fiesta.

Deseamos por la grandeza de un arte que tiene inobjetable verdad… se recupere y no se le deje más a la deriva bajo el execrable mando de los figurines.

¡Que así sea!

Todos los que conformamos la Gran Familia de TorosenelMundo les enviamos a todos ustedes -vosotros- luminosos lectores, nuestra gratitud por su maravillosa fidelidad y les deseamos que tengan una inigualable Navidad, porque se la merecen.

Sólo la verdad nos hará libres.

Por ello hoy y siempre:

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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  • La Flor de Nochebuena, originaria de México, de Taxco (Guerrero), es también conocida como Poinsettia, Flor de Pascua, Pastora, Corona del Inca, Pascuero, Estrella federal, Flor de Nadal, entre otros nombres. No obstante, científicamente se le conoce como Euphorbia pulcherrima. El nombre original de la famosísima Flor de Nochebuena deriva del náhuatl: Cuetlaxochitl, que significa… flor que se marchita. Las referencias más antiguas se hallan en antiguos códices mexicanos, recopiladas por fray Bernardino de Sahagún.

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@PERIODISTAURINO ‏ 

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