En la Monumental México… Oreja para Héctor Gutiérrez por faenear a un manso con genio
Monumental Plaza de Toros México. Domingo 21 de Noviembre, 2021. Temporada de reapertura. Otra buena entrada se registró en el mayor coso del mundo, más de cinco mil personas, sí sí, dirán que el monumental coso se llena con 50 mil, pero todo se tiene que ir recuperando paulatina y consistentemente. Se lidiaron novillos de José Marrón Cajiga, un compendio de mansedumbre, barbearon en tablas, se defendieron en caballos y luego aventaban hachazos para herir, como fue el caso del primero, tercero y cuarto; los demás mansos deslucidos reticentes en su caminar. Se inutilizó el sexto del cuarto trasero derecho y tuvo que ser sustituido por un sobrero de la ganadería titular. Hubo sorpresivamente gritones que desde el tendido de sol exclamaron “¡enhorabuena ganadero!”. Seguramente para la próxima vez lo sacarán en hombros por inundar al mayor coso del mundo de asfixiante mansedumbre. El irresponsable juez de plaza Enrique Bráun regaló un arrastre lento al que hizo cuarto por haber sido manso con genio.
Héctor Gutiérrez: Saludó en el tercio y oreja con ciertas protestas.
Sebastián Ibelles: Saludó en el tercio por voluntad propia y silencio tras aviso.
Julián Garibay: Palmas en ambos ejemplares.
Detalles:
Han destacados los banderilleros: Fernando García, en el primero y Cristhian Sánchez en el cuarto.
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Uno puede defenderse de los ataques; contra el elogio se está indefenso”: Sigmund Freud
Justo en esta frase de Freud meditaba mientras escuchaba como le gritaban algunos oficiosos, desde el tendido de sol, al ganadero, José Marrón Cajiga:
“¡Enhorabuena ganadero!”
¿Enhorabuena?
¿Enhorabuena de qué?
¿Por qué?
Por haber enviado otro mar de interminable mansedumbre. Porque el cuarto al que hasta arrastre lento le concedió el inútil juez, fue un peligroso manso con genio y que merced a que porfió, Héctor Gutiérrez, pudo concretar una faena de empeño, de entrega con pasajes de pulcritud y un par de rúbricas en donde a toma y daca se fue con el corazón por delante para imponer el acero y salir con dos fuertes guantazos.
¡Sí!… reitero, ¿enhorabuena de qué?
¡Qué desprotegido está, José Marrón Cajiga, en el mundo taurino!
Para empezar, ahí tiene a la prensa corrupta que lo llena de falsos elogios sin tasa ni medida, por supuesto anteponiendo los malsanos intereses. Ahora, le contratan gritones para que le hagan creer que todo va bien cuando está en el precipicio su ganadería.
Inexplicable. Sí resulta inexplicable que un hombre como financiero sea tan exitoso y como ganadero resulte un fracaso.
¿Cómo puede dejarse engañar?
¿Carece de autocrítica?
Porque si ha triunfado en las finanzas, la solución en la tauromaquia la tiene con simplemente alejarse de toda esa cauda de inútiles acompañantes que le han hecho mucho daño al equivocarlo en su ganadería.
Así, es posible… sólo es posible que podría retomar el paso, haciendo a un lado su zona de confort en la que se encuentra.
Pero…
… cada cabeza es un mundo, y mejor retomamos ese cuarto, el manso complicado que tuvo genio, de nombre Chilaquil, que punteó los engaños, salió suelto, anduvo barbeando las tablas para buscar la salida hacia su ganadería y mucho más. Héctor Gutiérrez, lo recibió con una larga de hinojos al hilo de las tablas, pero el novillo no dejaba de huir por el redondel, así que intentó lancearlo y aparecieron tres verónicas con suavidad pero no fueron lo suficiente para detenerlo. Optó por recoger la embestida lo que hizo a medias, para inmediatemente recortar con donosura.
Lo llevó a los caballos y Chilaquil iba rebrincando, punteando y con la cara alta. Por la mansedumbre evidente, tuvieron que dejarle casi abajo del peto para que pudiera ir al caballo y se defendió aventando cornadas de manso en lo alto del peto. Acto seguido se fue a los pechos del jamelgo para intentar derribarlo, pero no pudo. Así que desistió en su intento el manso Chilaquil y terminó dormido en el peto.
Como el animalillo iba con la cara alta, Héctor, hizo un quite por chicuelinas que le funcionaron muy bien, evidentemente eso no atosigó ni complicó el andar de Chilaquil.
Cristhian Sánchez, banderilleó con precisión en su primer par, cuando parecía que en el segundo pasaría en falso, galleó concretando la reunión y dejando el par al cuarteo.
Una vez que brindó su faena al respetable, Héctor, citó en el tercio al mansesco ejemplar y le recibió en el tercio con pase por la espalda para responder con el de pecho. La gente se motivó por la entrega del muchacho. Su evidente dominio merced a su aguante continuó extrayendo pases meritorios por el lado derecho, pasándose al mansesco ejemplar al que le impidió ene esa primera serie dejar una mácula en la tela roja.
Y vino otra segunda serie dándole su tiempo y espacio y la serie fue magnífica. Como entendió que esa era el camino, prosiguió con la diestra y cuando el novillo detenía y lo veía aguantó o en el momento que intentó huir, le obligó a quedarse a obedecer su mandato.
Por le lado natural la serie no tuvo la intensidad que con la mano derecha, pero la concretó con pulcritud
Así, vino otra con la zurda pero el novillo evidenció su reticencia y decidió hacer una dosantina. Como epílogo otra con la derecha pero Chillaquil ya había desarrollado más sentido y se iba al cuerpo del novillero, al margen de que fue una serie que totalmente estuvo de mas y muy poco dijo. Otra dos dosantinas e insistió con otra serie con la diestra.
Sí, Héctor, rompió el sano juicio del equilibrio que debe prevalecer en toda obra de arte. Pases por delante y la espalda con los que obligó más al manso ejemplar y así se pasó de faena. ¡Vamos! hasta ilógicas manoletinas hubo de hinojos.
Un exceso en la faena.
Y, ahora sí a poner el punto final, se perfiló y se fue al morrillo con fuerza inaudita pinchó y salió rebotado, el novillo en el breve encuentro le dio un guantazo con el pitón derecho a la altura del muslo derecho. Se incorporó y en corto buscó poner la espada, sufriendo en el encontronazo un fuerte guantazo.
Se lo intentaron llevar a la enfermería, pero regresó para ver claudicar al astado y concretar una oreja que concedió el juez Enrique Bráun, quien tuvo la enorme pifia de premiar con un arrastre lento a un manso con genio.
La primera faena de, Héctor, a Pastelito había resultado parsimoniosa, desde los lances cadenciosos hasta el quite que vino después de haber sido un suspiro la suerte de varas ya que el manso ejemplar durmió en el peto. Vimos saltilleras con ajuste. La faena resultó templada por ambas manos dejando grata impresión en esta participación.
Héctor Gutiérrez ya tiene planeada su alternativa en una semana, para la realidad se observa prematura.
Como exageradamente prematura se ve la de, Sebastián Ibelles, quien estuvo absolutamente perdido toda la tarde. Si bien es cierto que tuvo dos ejemplares que desarrollaron sentido, se le observó a la deriva sin poderse imponer y quedando a mereced de la nada.
Del joven, Julián Garibay… un volcán en erupción pero carece de una sólida directriz en lo que hace y, por supuesto, de técnica y sentido del toreo. Estuvo mal y hasta se llevó un puntazo durante la faena a su primero. Al carecer de estructura lo que intentó hacer, hubo pases sin ton ni son y en uno por la espalda, el novillo le asestó un guantazo con el pitón derecho en el glúteo derecho. Con su segundo simplemente navegó en la mar de la intrascendencia.
En fin, que esperamos que esto… lo de la mansedumbre vaya desapareciendo para dar paso a ganaderías en las que la casta y la bravura habiten y consoliden la grandeza del toro bravo.
¡Dígase la verdad… Aunque sea motivo de escándalo!
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