En Zacatecas… Al final, de 18 toros, 18 han sido mansos
Plaza Monumental Zacatecas. Sábado 20 de marzo de 2021. En corrida vespertina celebrada a las 4 de la tarde se lidiaron toros de Montecristo muy bien presentados, mansos.
José Mauricio: Silencio y palmas
Ernesto Javier Calita: Silencio tras aviso y palmas
Diego Silveti: Silencio tras aviso y ovación tras aviso.
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Se les ocurrió presentar en la Monumental Zacatecas las nuevas herramientas para la lidia (divisas, puyas, banderillas y estoque) propuestas por el MV Julio Fernández.
Herramientas que, en teoría, tienen como objetivos dos cosas: uno hacer una fiesta menos sangrienta, que al parecer se está cumpliendo y dos, darles a los astados mayor emoción y movilidad.
¿En la práctica qué hemos visto este fin de semana en 3 tres festivales?
Una pasarela de toros faltos de fuerza, que pierden las manos, toros sosos, descastados, mansos, que embisten con la cara alta y sin humillar.
Que van al caballo en dos ocasiones, sí pero que van a dormir el sueño de los justos.
¿Existió emoción en el ruedo?
No, lo que hubo fue aburrimiento porque con toros parados es muy difícil que te puedas emocionar.
Pero eso sí, hay que reconocer la labor de todos los diestros que han actuado en estos dos días, es difícil sacar agua de las piedras y ellos lo han logrado.
Uno de los objetivos de este cambio de instrumentos es darles mayor movilidad a los toros bravos, pero les faltó un ingrediente que es justamente la bravura.
Si bien es cierto que al haber dos puyazos se presta a que los matadores realicen los casi extintos quites, también vimos que, los toros, al no tener fuerza, bravura y codicia ya después en el tercio de banderillas se quedan parados.
Insisto en que el único cambio que deben hacer es en el toro, en su presentación, que tengan trapío, que sean bravos y encastados, que demuestren su fiereza y no ese toro dócil, bobalicón y borreguno que vimos en estos dos días.
Hoy particular vi a un José Mauricio con todo el ánimo de agradar después de su últimas actuaciones en la Plaza México. En su primero, un toro que desde que salió se vio lastimado de los cuartos traseros y que no fue cambiado por la autoridad no le quedó de otra más que tratar de torearlo a media altura sin el reconocimiento del público que se enteró que lidiaba un inválido.
Su segundo ejemplar desde que salió al ruedo evidenció debilidad, aún así le simularon en dos ocasiones la vara para después perder las manos. Ya con la muleta intenta torearlo por abajo y en redondo, sin embargo, al ser un toro un tanto suelto, abanto, que embestía punteando el engaño y que al final terminó reculando no le quedó de otra más que lidiarlo por la cara y concluir con un pinchazo y una estocada desprendida.
Para Ernesto Javier Calita las cosas no fueron muy diferentes. Su primero fue un toro que se cayó desde antes de ser picado, lo pican una sola vez y éste va con la cara al estribo.
Al Calita le cuesta trabajo cumplir el trinomio de parar, templar y mandar. El toro, al igual que sus hermanos, va punteando el engaño y termina rajado.
Para el quinto de la tarde, el cual recibió una muy buena vara por parte del picador César Morales se produce un tumbo, no por la forma de recargar del toro, que fue con la cara arriba, sin recargar con los riñones y tirando derrotes para deshacerse del engaño sino por un error de César de voltear al caballo, para no perder la silla, cuando el toro derrotaba. Vuelve a subirse al caballo y se da otro tumbo, éste porque el toro embistió abajo y en los cuartos traseros del caballo. Lo que provocó que el público rindiera sentida ovación al picador.
En el tercer tercio el toro ya sin fuerza nos regaló medias embestidas con la cara alta. Termina terciándose y rajado.
En cuanto a Diego Silveti vuelve a tener suerte en el sorteo pues le salió lo menos malo del encierro. Su primero un toro con mucha movilidad en el que Diego no pudo estructurar una faena y se la paso dando pases por aquí y por allá.
El que cerró plaza fue el mejor de la tarde o el menos malo. Un toro con recorrido y que sí embestía metiendo la cara abajo. Con él Diego logra tandas largas y de calidad pero como el toro no tenía transmisión no logró impactar en el tendido como hubiera querido. Después de dos pinchazos, una estocada desprendida y dos descabellos dobla el toro y Diego se retira entre algunos aplausos.
Regresaremos mañana con la ilusión de que los toros de Jaral de Peñas pueden salvar esta serie de festejos que están quedando para el olvido.
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