Plaza de Acho, albergue temporal para indigentes por Coronavirus
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Alcalde de Lima quiere acoger a mendigos y orates en el coso limeño considerado patrimonio nacional
Para no pocos —los taurinos sobre todo— la reciente medida anunciada por el señor alcalde de Lima y gobernador de la Región Metropolitana, Jorge Muñoz, significa un alarde populista y demagogo, que sólo buscaría congraciarse con los sectores anti taurinos cediendo ante sus inacabables propósitos contra la tauromaquia.
Ya que, consideran que intervenir la Plaza de Acho para albergar a grupos de personas de la calle dentro de ella, atentaría contra su monumentalidad de patrimonio de la nación y pondría en riesgo la realización de la Feria del Señor de los Milagros.
Catalogada desde el año 1991 como Patrimonio Cultural de la Nación, Patrimonio Cultural de la Nación y Patrimonio de la Humanidad, en tanto conforma el Centro Histórico de la ciudad de Lima, respectivamente, la Plaza de Toros de Acho enfrenta hoy una acción de intervención por parte del municipio metropolitano cuya máxima autoridad no ha encontrado mejor lugar para dar cobija y albergue temporal a los indigentes y personas en abandono que pululan por las calles con la finalidad de protegerlos del peligro de la pandemia del Nuevo Coronavirus como ponerlos a recaudo ante las medidas restrictivas del aislamiento social obligatorio dispuestas por el gobierno.
Sorprendente y contorvertida decisión pues acarrearía múltiples problemas que lejos de convertirla en solución podría por el contrario generar un desborde infeccioso aún mayor para la propia integridad de esas gentes claramente vulnerables como por el deterioro que pudiera afectar al recinto pues siendo una construcción del año de 1766, de material de adobe cuyos muros y machones solo poseen revestimiento de enlucido a base de cal y barro no resultan impermeables ante aniegos, empozamientos o vertederos de excretas.
Por dicha razón, es muy complicado efectuar algún tipo de conexión sanitaria moderna, encontrándose éstas actualmente en situación digamos no crítica pero sí de cuidado.
Por ello su habilitación es exclusiva para la temporada taurina o para el caso de darse algún tipo de espectáculo, que no conlleven de ninguna manera períodos prolongados.
Es entendible que ante el estado de emergencia sanitaria mundial y nacional, la prevalencia de toda atención del Estado a través de sus autoridades nacionales y locales, sea encaminada precisamente a tomar acciones que conduzcan a la protección de la ciudadanía.
El alcalde metropolitano ha manifestado públicamente que esta es “… una medida estrictamente temporal“, esperemos que así lo sea y no más bien, como suponen muchos aficionados, un posible intento de entorpecer la realización de la venidera Feria Taurina del Señor de los Milagros.
Aunque ponerse a pensar en ella en estos instantes es claro que queda en segundo plano, no deja de ser igualmente preocupante puesto que para nadie es secreto que existen varias otras alternativas para el fin altruista pretendido realizar, desde estadios deportivos —ya ofrecidos—, parques zonales municipales como terrenos extensos sin ocupar, etc.
Desconocemos cómo se estarían salvando los posibles impedimentos de carácter legal, contractual y patrimonial; cierto que ante la situación actual todas estas consideraciones quedan relegadas a un segundo lugar; no obstante, tampoco la empresa arrendataria de la plaza ha emitido comunicado alguno. Muchos podrían especular en razón de este silencio.
Dentro de este panorama, es posible suponer que más bien y ante la resignación de que el tema sanitario nacional obligue a la suspensión de toda actividad social pública en lo que reste del año o por lo menos hasta el último trimestre de modo que haría imposible montar la feria, la empresa podría considerar no darla este año y buscar una prórroga para el siguiente que retribuya el año trunco en razón de la emergencia.
No lo podemos afirmar pero tampoco dejar de pensarlo pues viéndolo así, sería razonable. Ninguna empresa se arriesgaría a enfrentar tremendo albur.
Salvo que la pandemia finalmente sea controlada en los tiempos previstos y todo vuelva a la normalidad, sería lo deseado por todo lo que implicaría tamaño logro.
Pero indudablemente que la propia propietaria del coso, la Beneficencia Pública de Lima, ante la eventualidad de verse comprometida la realización de la temporada taurina en Acho, dejaría de percibir un considerable ingreso económico que es justamente lo que le permite efectuar su servicio benefactor para muchas personas mayores y niñez.
Igualmente, la Municipalidad Distrital del Rímac, bajo cuya jurisdicción se realizan los espectáculos en la Plaza de Acho, se vería privada de recaudar una importante suma por concepto de permisos e impuestos municipales, del orden de los setecientos mil soles aproximadamente.
Veámoslo con debida calma, sin apresuramientos, más allá de nuestra natural preocupación por la suerte que podría correr la para nosotros querida Plaza de Acho.
Estemos vigilantes al cumplimiento del compromiso del alcalde de Lima cuando hoy ha manifestado lo siguiente:
“Estamos en la Plaza de Acho, viendo las condiciones para habilitar los módulos que serán instalados desde mañana mismo cuando pongamos la primera carpa.
“Lo más importante será el trabajo de los médicos para el triaje, la seguridad de las personas que albergaremos aquí. La arena será utilizable como un gran recinto dentro de esta época de aislamiento social, porque es importante dar un espacio a las personas de la calle.
“El compromiso es no tocar en absoluto la zona patrimonial, aislar el desarrollo de esta actividad temporal respetando todas las acciones legales que nos toca cumplir“.
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