Colombo el epicentro, ante la gran incógnita de los toros a lidiar en Mérida, Venezuela
- Será el espada taribense el centro de atención de las tres tardes de toros que componen el sencillo y simplificado abono presentado para este año. La novedad de la edición lo supone el debut el diestro extremeño José Garrido, quien viene en gran momento, demostrado tras su arranque de campaña en la reciente Feria de Valdemorillo.
Este sábado 22 de Febrero arranca la edición ferial del Carnaval Taurino de América de Mérida, Venezuela, como le identificaba a comienzos de los años ochenta a la gran cita taurina emeritense.
En esta ocasión, tres festejos mayores y una novillada, -a como se estilaba la conformación de la feria en los ´70- es la cartelería compuesta para una versión que tiene distintas aristas a destacar.
La triple presencia del joven diestro tachirense Jesús Enrique Colombo es el plato fuerte y la carta principal que se juega la empresa y el taurino como aliciente, lo que no quita interés a otros de sus compañeros que estarán haciendo el paseíllo en el ruedo merideño.
El primero de estos nombres a tomar en cuenta es precisamente su compañero de paseíllo la tarde de este sábado, en el mano a mano que sostendrá con el veterano diestro sevillano Manuel Escribano, espada que vuelve luego de 12 años de no vérsele por estas tierras, ya mucho más cuajado y coronado en el gran torero que demostró cuando a finales de la década pasada le vimos casi por todas nuestras plazas nacionales, entre ellas la de Tovar, Maracay y Valencia entre otras, cuando aún contábamos con estas dos últimas como referencia para el toreo nacional.
Es un cartel que tiene su interés pues son dos estilos muy parecidos, lucidos en banderillas y en especial con la chispa de la emoción en sus poderosas muletas y espadas.
A ver sí tanta expectativa no la arruinan los toros de la divisa yaracuyana de Laguna Blanca, el cual le vimos lidiar días atrás en el plomizo cierre de la Feria de San Sebastián, donde predominó su descastamiento y falta de emotividad en las telas.
Esperemos que el lote seleccionado por Don Euclides Sánchez –cuyas líneas que maneja son Santa Coloma y Parladé por separado- para Mérida no sea una consecución de lo ya señalado.
El segundo acto será el del domingo. La emoción corresponderá para los toros de Los Aranguez, la ganadería señera del campo bravo nacional, el cual desde hace poco más de un lustro lleva en su totalidad la familia Riera, y que de modo alguno han mantenido el listón de seriedad e importancia que impone el encaste Santa Coloma.
Así lo demostraron en la noble y brava novillada que abrió la cita ferial sancristobalense, donde destacaron cuatro de los ejemplares corridos, a los que se les pudo cortar las orejas.
Para ello van a contar enfrente las muletas de los diestros sevillanos Antonio Nazaré y Rafael Serna, ambos ya conocidos por la afición merideñas tras haber actuado en las ediciones del 2017 y 2018, e igualmente con la presencia del coleta merideño Alexander Guillén –quien cumple funciones muy cercanas a la familia Riera en suelo caroreño- que goza de un toreo de finas maneras que el poso de la madurez le ha colocado entre los diestros nacionales de gran y profundo mensaje.
Y, el mencionado Jesús Enrique Colombo, quien se enfrentará por vez primera en suelo nacional con toros de exigente embestida y milimétrica precisión cuando no se les hace como deben ser, las cosas.
Me refiero a los toros de esta tarde. Ese el enorme mérito y emoción que impone el toro serio y con edad que, seguro estamos, veremos en el cincuentenario redondel de la bella monumental.
El cartel de la tercera corrida es el de traca final y la tercera apuesta de Colombo en la feria. Solo se recuerda a Enrique Ponce haber hecho semejante apuesta en esta feria en la edición del ´93.
Le acompañarán un torero de enorme veteranía, como lo ha evidenciado estos últimos años que le hemos visto en esta misma plaza, me refiero al coleta salmantino Domingo López Chaves, un muestrario de toreo recio y campero al servicio del toro.
Un torero para apreciar la lidia exacta y precisa, más que todo ante el toro de exigente embestida. Allí se luce López Chaves como el que más.
El debut en esta plaza del extremeño José Garrido puede ser el aliciente a destacar de toda la feria, que como ya podrás haber apreciado, estimado lector, se nutre en su mayoría de los mismos toreros que hemos vistos en esta plaza las ultimas ferias organizadas por esta polémica empresa taurina. Es Garrido la exquisita interpretación de un torero que se adapta al toro que requiere muleta de seda y mando y temple en la embestida.
Ojalá que los toros a correrse, del hierro de Los Ramírez, primero cuenten con el trapío que debe de lucir un astado para una plaza que se dice de primer orden, y segundo que embistan, que sabemos que lo hacen con entrega, raza, nobleza y recorrido.
A razón de su buen cimiente de sangre Domecq, vía Juan Pedro, que se ha ido difuminando de lo que fue un reducido lote vacas de la extinta Somosagua que pasaron por las manos del ganadero tachirense Aurelio Zambrano sin mucho provecho por su desconocimiento del potencial para formar con ellas una ganadería, y sementales de El Paraíso de Don Jerónimo Pimentel, que tantos éxitos ha ofrecido tanto en arenas nacionales como colombianas.
La novillada de cierre es una gran vitrina de lujo para los espadas encartelados ante reses de distintas ganaderías de las anteriormente mencionadas.
Los nombres de Orlando Gil El Táriba, David Osorio y José Hernández El Pollo son la savia del toreo nacional del futuro en momentos de muy difícil tránsito, a la vera como se han desarrollado estas últimas dos campañas, donde hemos pasado a ser un espectáculo testimonial en algunos escenarios, como este el de Mérida, donde se ha luchado por mantenerle.
Esperemos que el apoyo del público y del taurino en general así lo confirmen.
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Postadata para los íntimos. No había querido entrar en polémicas sobre el hecho, pero la ocasión lo merece. A la edición de este año se le ha querido etiquetar con la referencia de ser la 50ª cuando en realidad, a tenor de la cronología es la 51ª.
Caprichos de no sé quién o qué razón por el año pasado no haberse realizado han querido catalogarla como la del cincuentenario, razón que el año pasado fue que se cumplía.
Y si fuese así, tendríamos que remontarnos a las ediciones del 2003 y 2014, años en los que tampoco se ha llevado a efecto la feria por razones propias que nos viene aquejando como país desde esa fecha hasta el presente.
Así que a otro cuento con eso señores de FERISOL como así mismo del entramado taurino empresarial.
Las cosas como son.
Otro detalle que no escapa la ciudad es el deterioro de sus servicios públicos básicos. Es un verdadero desastre como merideño vivir en una ciudad donde el servicio eléctrico se raciona hasta mínimo 8 horas al día, se sufre con el servicio de gas doméstico, monopolizado en la actualidad por la familia Rodríguez Agostini, quienes se han hecho con su mercadeo de este, bajo la venia y consentimiento, de un gobierno regional incapaz de resolver las necesidades del pueblo emeritense.
Ni que decir del agua, telefonía, transporte público y en fin todo lo que hace el dinamismo de una ciudad cosmopolita como lo es mi querida y añorada Mérida; la de las eternas cumbres andinas; la de la universidad dentro de una ciudad; la del trato amable y cordial de su gente que ha quedado solo en el recuerdo; la que inspiraba el sosiego y tranquilidad que no tiene ninguna otra ciudad en el país.
Qué pena de verdad, aun así no perdemos la esperanza de disfrutar unos agradables días donde el Rey TORO será principal protagonista.
Así esperamos…
¡¡¡Y que Dios reparta suerte!!!
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