Crónicas

En Tovar… Oreja para “El Canelo” y Valencia en el cierre de feria

Ultima función de la Feria de Tovar 2017. Poco más de media plaza de aforo cubierto en tarde entoldada y fría a lo largo del mismo. El encierro de Campolargo lidiado hizo honor a la aceptable presencia que lucieron los seis castaños que se trajo Don Juan y Don Gilberto de San Felipe, quinto con arrastre lento, mientras que el sexto tuvo los honores de la vuelta al ruedo.

Marcos Peña El Pino: Silencio tras aviso en ambos.

Luis Manuel Pérez El Canelo: Silencio y oreja.

Cristian Valencia, quien tomó la alternativa: Vuelta al ruedo y oreja

Detalles:

Cristian Valencia se doctoró con el toro Coliseo, número 91 de 440 kilos.

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La última función de la Feria de Tovar 2017, en honor a la Virgen de Regla ha estado supeditada por numerosas circunstancias. Se había retrasado el comienzo de la misma por el proceso domicial, del mismo modo el retraso en el arribo del torero queretano, El Canelo, hizo que la corrida comenzara con más de dos horas a lo que estipula la costumbre. Igualmente la caída del fluido eléctrico cuando estaba por lidiarse el cuarto astado del festejo por espacio de 45 minutos hizo de éste kilométrico su desarrollo saliendo del mismo pasadas las diez de la noche de la plaza.

El encierro de Campolargo lidiado hizo honor a la aceptable presencia que lucieron los seis castaños que se trajo Don Juan y Don Gilberto de San Felipe. Del envío los dos últimos corridos, merecieron el honor del arrastre lento y la vuelta al ruedo, no dejándose del todo ver en las telas de sus respectivos lidiadores. Todo esto contando como marco poco más de media plaza de aforo cubierto en tarde entoldada y fría a lo largo del mismo.

Tomaba alternativa el joven espada Cristian Valencia, hijo del recordado Bernardo Valencia, el cual sus gestos, maneras y ademanes en el ruedo le recuerdan al calco de lo que fue su padre. Otra cosa es la técnica y rodaje que evidenció el mencionado coleta, ante el toro de la ceremonia, Coliseo, número 91 de 440 kilos, el cual poco se prestó a una lidia más emotiva y de interés.

A punto estuvo de sufrir un disgusto en el saludo de capote, y luego en la muleta anduvo a merced de una lidia desordenada e inconexa a lo planteado por el burel.

Lo mejor el vibrante tercio de banderillas, incluyendo un par sentado en la silla que hizo popular al recordado diestro de El Morro. Dos viajes con el acero dieron pie a que se diera por su propio albedrio la vuelta al ruedo.

Más dispuesto y sereno se le observó con el que cerró plaza. Noble, sin humillar, la embestida del precioso astado, el cual supo entender por momentos las virtudes para lucirle en especial por naturales que llegaron al tendido. Había dejado banderillas con su característica personalidad, hasta que en la muleta dilatara más de la cuenta su labor, incluso abusando de insistir en el indulto del animal, faltándose el respeto a sí mismo y a los entendidos en la plaza, lección que debe de corregir si quiere ser alguien en esto. Un pinchazo antes de dejar tres cuartos de ración toricida ligeramente desprendidos para premiársele con una oreja de estímulo en fecha tan especial para su carrera, así como la vuelta al ruedo al noble Santanero que cupo en suerte por la mañana.

Vestido de torero en el propio automóvil que le traía desde Cúcuta, arribó el debutante en este ruedo espada mexicano, Luis Manuel Pérez El Canelo, quien lució brillantes saludos con el percal en ambos astados que despachó. En su primero su faena se diluyó ante las escasas embestidas francas del astado, habiendo dejado en la retina elegante inicio por doblones. Poco más con la sarga roja, para despacharle de estocada caída para ser silenciado.

En su segundo, más opciones tuvo ante las noblotas embestidas del animal, en especial por la diestra donde se le vio más relajado al punto de ralentizar los largos muletazos por este pitón. Similares cotas se le vio por naturales, para tras un pinchazo y estocada entera que caló al animal, dio pie a la concesión de una oreja y el arrastre lento a Sultán, N° 189 de 460 kilos.

Poco se le puede anotar en el haber de Marcos Peña El Pino, quien no tuvo fortuna con el violento y geniudo antagonista que pasaportó en primeras instancias, fallando reiteradamente con el acero, similares cotas que tuvo que transitar en el que cerró su lote, incluso en este siendo silenciado tras aviso.

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@rubenvillafraz  

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