Opinion

El definitivo examen de San Antonio, para salir de la racha

La primera de las corridas de la edición de este año de la Feria de San Sebastián en San Cristóbal, Venezuela, más que los toreros -que bien importante es y en especial por la cual por estos lares llama al aficionado o taurino acercarse a la taquilla-, lo es el protagonismo que tomaran los toros a lidiarse, el cual pertenecen al hierro trujillano de San Antonio, joven divisa que desde hace tres años suena en el firmamento taurino nacional.

Recordamos que poco menos de 36 meses, esta ganadería se presentaba en la Feria del Sol, deslumbrando con un gran encierro, que hizo reverdecer ilusiones por contar en la limitada cabaña brava nacional de un toro ajustado a los requisitos mínimos que deseamos quienes defendemos el toro en su plenitud en nuestras plazas.

Un encierro cumbre, donde uno de los pupilos del joven ganadero Edgar Bravo se le dio la vuelta al ruedo y otro, se le indultó, ambos premios ajustados a la realidad de lo que demostraron en el ruedo. El resto del encierro, bien presentado, bello de estampa, ofreció opciones de triunfo, y no se les cortó más orejas por la espada. En fin, un éxito rotundo.

Pero la cosa cambiaria luego. Los últimos encierros lidiados por esta ganadería han dejado en el tintero gran decepción, no tanto por lo que corresponde a presentación que bien o mal, por lo menos ha mantenido este requisito mínimo que se le pide a quien dice llamarse criador de reses bravas.

La decepción viene por el bajo, bajísimo juego que paulatinamente han demostrado toros bellos por fuera pero vacíos de casta, bravura, entrega, en la muleta de los distintos espadas que le han despachado.

Pasó en la esperadísima encerrona de presentación Colombo en esta misma plaza, pasó en Mérida en la ocasión posterior que volvió, y el año pasado en este mismo redondel, y lo ratificó en la pasada feria de Tovar, donde se desbordó el tarro de la paciencia.

Queda ver, ojalá, sí esta tarde el sino que ha marcado las ultimas corridas de este interesante ganadería, cuya procedencia viene de las mejores reatas de vaquillas y sementales de los hierros de don Hugo Domingo Molina, saque lo mejor de su sangra brava para el buen provecho de la terna de coletas actuantes que se prodigaran este viernes en Pueblo Nuevo. Simiente y mucha afición la hay para asumir una empresa tan complicada en estos momentos como esta en los actuales momentos.

A decir verdad, un cartel muy variado e interesante. La explosividad en banderillas y muleta del granadino Fandi, en el arranque de su vigésima temporada como matador de toros se complementa con la veteranía y cerebral lidia que nos pudiera ofrecer el gaditano Octavio Chacón, un torero que se ha reinventado en los últimos dos años como un maestro de las corridas duras en España, aun cuando ese tópico es más un encasillamiento que otra cosa, pues todos los toros tienen su respeto y peligro.

Lo de Chacón es la madurez de un torero curtido en las duras arenas de la paciencia hasta que llegado el momento supo dar la talla, con el Miura, Victorino, Cuadri, Adolfo Martin, santacoloma bueno y malo, hasta llegar donde está. Ojo al dato.

Y la gran esperanza es verle al doctor Antonio Suarez lo resolutivo y eficaz como lo fue el año pasado en su alternativa. Dejó a más de uno sorprendido, pues muy poco había sido el rodaje novilleril de este joven a quien ya se le había visto muy buenas maneras, concepto muy depurado y en especial “cabeza” para estar delante del toro.

Que se dice fácil, pero que complicado es. Vuelve ante sus paisanos, otra vez sin mucho rodaje, y no es para menos con el año tan malo en lo taurino como lo fue el 2019, pero no dudamos con la mente despejada para no desentonar ante este par de “leones” que va a tener como compañeros de cartel en el Patio de Cuadrillas.

Postdata para los íntimos

Salir a dar un vistazo por las calles de San Cristóbal es sin duda alguna conocer la actualidad de nuestro país. Arribo a la plaza de toros para mi acreditación, y gentilmente el personal de la Comisión Taurina me señala que el mismo tiene un costo de 15 mil pesos, “preferiblemente”, o en su defecto dólares o bolívares.

Me causó curiosidad el hecho que te cobren en moneda extranjera, como así mismo es el común denominador en el comercio en general de la ciudad. Te ofrecen precios en pesos lo que demuestra nuestra pérdida de identidad como nación, empezando por nuestra moneda nacional.

Por otra, trasladarse por la ciudad de San Cristóbal es llenarse de paciencia. Lo escaso del combustible en las distintas estaciones de servicio, así como lo engorroso para su obtención da pie que literalmente el transporte colectivo sea muy inferior a lo que era unos meses antes. En fin, situación de una ciudad que vive como el resto del país en emergencia general.

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@rubenvillafraz  

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