En Madrid… Aburrieron los de Valdefresno
Las Ventas, 16 de mayo de 2019. Tercera de la Feria de San Isidro. Media entrada. Con toros de Valdefresno y Hnos. Fraile Mazas (3º y 4º). Todos ellos faltos de bravura y mucho genio.
David Galván: Ovación tras aviso y silencio.
Juan Ortega: Palmas y silencio tras aviso.
Joaquín Galdós: Ovación y silencio.
Detalles:
Al finalizar el paseíllo se guardó el tradicional minuto de silencio rememorando el fallecimiento de Joselito El Gallo hace ya noventa y nueve años en la plaza de Talavera.
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El primero salió descompuesto, sin querer saber demasiado del capote de David Galván. Lo templó como pudo sin dejar opción a demasiado lucimiento. La faena la comenzó con inteligencia y aplomo, sacando al toro a los medios para allí dibujar muletazos en redondo. El viento empezó a hacerse presente, lo que condicionó la consecución de pases, viéndose ésta deslucida. El toro fue a peor, demostrando su poca bravura. No obstante el torero supo ponerse delante con firmeza. Remató con manoletinas, recibiendo un fuerte varetazo. La estocada fue trasera y cosechó tras claudicar el animal la ovación del tendido.
Del cuarto de la tarde destacaron las verónicas otorgadas por Galván durante la lidia. Ya que en el caballo el toro no arreó demasiado, pero se estrelló y mostró genio. Esa condición suya permaneció durante la faena. Y es que, Galván puso de su parte, pero el animal no era capaz de bajar la cabeza. Por activa y por pasiva lo intentó el diestro, pero no hubo manera. Con todo y con eso, el peligro se creó en el ruedo, y los cabeceos eran inminentes. No pudo hacer nada con él.
Juan Ortega toreaba en segundo lugar. El astado se mostró manso y con poco arreo al caballo, mientras que en banderillas el toro se mostró más ávido y con ritmo a la hora de acudir hacia quien le citaba. Durante la faena de muleta, Ortega intentó llevarlo a los medios, pero cada vez el astado repetía menos, y se quedaba parado nada más pasar por el engaño. El diestro no pudo hacer nada, ya que el animal no tuvo condición y se quedó quieto. Tuvo que quitárselo del medio y descabellarlo.
El quinto no permitió demostrar a Juan Ortega todo lo que traía para Madrid. No quiso embestir en ningún momento. Se comportó con mansedumbre y el diestro poco pudo hacer. La suerte con los aceros tampoco estuvo de su parte y recogió el silencio de la plaza tras haber escuchado el primer aviso.
Salió a por todas Joaquín Galdós, buscando el lucimiento desde el capote. Hizo David Galván un quite por chicuelinas muy ajustadas. Buenos fueron los pares de banderillas colocados. Comenzó por la mano derecha, con las que consiguió enganchar no sólo al toro sino al tendido también. El condicionante del viento hizo que se llevase al astado a las tablas. Por el izquierdo protestó más. Al ver que las pocas opciones, el peruano decidió tomar los aceros para dejar una estocada entera y fulminante.
El toro que cerró la tarde siguió la tónica de sus hermanos en cuanto a poca bravura y mucho genio. En el caballo mostró la misma predisposición que el resto del encierro. Conforme avanzaba el tiempo, el toro se iba encerrando en sí mismo, y no daba pie a la ligazón, ya que ni embestía con clase, ni bajaba la cara humillando. Un despropósito, que hizo que la actitud del diestro estuviera por encima del segundo de su lote.
En definitiva, una tarde de las que no hacen afición. Los jóvenes toreros presentados hoy en cartel no han visto opciones ante los de Valdefresno. El público asistente no ha visto bravura y se ha aburrido. Así la Fiesta no crece sino lo contrario. Sólo buscando la bravura podremos volver a casa de una tarde de San Isidro, como la de hoy, diciendo: “He estado en los toros”.
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