Opinion

Lo comenta Antonio Lorca… La derecha quiere trajes de luces en el Congreso

Cuatro toreros —Salvador Vega, Miguel Abellán y Pablo Ciprés, los tres retirados, y Serafín Marín, ferviente militante contra la prohibición de la lidia en Cataluña y en horas bajas como profesional— han decidido saltar al ruedo político. Aspiran a ocupar un escaño en el Congreso en las elecciones generales del 28-A: Vega y Abellán, por el Partido Popular, y Ciprés y Marín por Vox.

La noticia ha sorprendido, dada la habitual resistencia de los profesionales taurinos a salir de su círculo cerrado.

La verdadera sorpresa hubiese sido que Morante de la Puebla, quien ha mostrado públicamente su cercanía a Vox, hubiera aceptado una propuesta para encabezar la lista por Sevilla del partido de Santiago Abascal.

Una imagen del torero al volante de una furgoneta de reparto de propaganda electoral de la formación ultraderechista en la campaña de las andaluzas de diciembre fue la mecha que volvió a prender el debate político sobre la fiesta de los toros.

Vox aprovechó para apropiarse políticamente de la tauromaquia, y sus buenos resultados en Andalucía y las previsiones que le ofrecen las encuestas para el 28-A han llevado a pensar en la relevancia que puede tener un voto taurino.

Pero, en contra de lo que pudiera parecer, ha sido la política de todos los colores la que siempre ha estado muy cerca de los toros, desde la Edad Media hasta la llegada de la democracia, cuando la izquierda, tan taurina hasta la Guerra Civil, decidió apartarse de la tauromaquia. Esa es una de las razones de que los candidatos de hoy pertenezcan a formaciones de derechas.

El primer paso en este siglo XXI ha sido titubeante, como corresponde un sector timorato en su apertura a la sociedad. Junto a ello, la presencia de toreros en las listas no parece responder a una estrategia de decidido apoyo a la tauromaquia, sino a un intento de que Vox no se quede en exclusiva con el apoyo de quienes se sienten marginados como trabajadores del toro o como simples aficionados.

Quizá, por ello, esta hornada de aspirantes no sea de primer nivel y sus nombres carezcan del tirón de las rutilantes figuras.

Miguel Abellán (Madrid, 40 años), duodécimo en la lista popular por Madrid, se encuentra cada vez más alejado de la actividad taurina. Cortó la temporada pasada por una insuficiencia renal y este año no se vestirá de luces por igual motivo.

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Torero heroico y respetado por la afición, tomó la alternativa en 1998, y salió por la puerta grande de Las Ventas en 2000, pero no logró ascender a los primeros puestos del escalafón y su estrella se ha ido apagando con el paso de los años.

Salvador Vega (Málaga, 35 años) cierra la candidatura del PP por su provincia natal. Torero de corte artista e irregular trayectoria, anunció su retirada en marzo de 2016 y desde entonces está fuera de la primera línea.

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Serafín Marín (Montcada i Reixac, Barcelona, 35 años) concurre como número tres por Vox en Barcelona. Era el único torero catalán en activo cuando el Parlament prohibió a finales de julio de 2010 la celebración de la lidia en Cataluña.

Fue la imagen de la desolación taurina en aquella sesión parlamentaria. “He sentido cómo los políticos me arrancaban la vida”, declaró entonces Marín a EL PAÍS.

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De los diestros candidatos es el que más se ha volcado en el activismo contra una decisión política, pero su carrera taurina ha ido menguando hasta el extremo de que sus actuaciones han sido muy escasas en los últimos años.

Marín intervino en la corrida final que se celebró en la Monumental de Barcelona antes de su cierre definitivo, el 25 de septiembre de 2011, junto a Juan Mora y José Tomás. Justo un año antes, había lidiado también el último toro que saltó al ruedo en ese mismo coso y salió a hombros junto al presidente de Ciudadanos (y entonces parlamentario catalán), Albert Rivera, y el popular Rafael Luna, que en aquella fecha también era diputado en el Parlament. Del apoyo inicial de Marín a Ciudadanos ha pasado a figurar en las listas de Vox.

Como sus compañeros, dice sentirse muy ilusionado con la nueva experiencia. “Lucharé hasta el final por mi profesión, el mundo rural, y, sobre todo, por una España unida”, ha escrito en Twitter.

El menos conocido de los cuatro es el banderillero Pablo Ciprés (Huesca, 1965), cabeza de lista el partido de Abascal por su provincia natal. También retirado de los ruedos, formó parte de las cuadrillas de Uceda Leal, Vicente Barrera, Cristina Sánchez, Mari Paz Vega, Manolo Sánchez, El Tato y El Molinero, entre otros matadores, y es vocal por Aragón de la Unión Nacional de Banderilleros y Picadores Españoles (UNBPE).

Pese a esta avanzadilla moderna del taurinismo, pocos diestros han sido conocidos por su actividad política, a excepción del guipuzcoano Luis Mazzantini (1856-1926), quien fue gobernador civil de Guadalajara y Ávila; Joaquín Miranda, banderillero de Belmonte, quien, según este último, llegó “degenerando” a ser gobernador civil de Huelva, o José Luis Moreno, retirado como torero en 2014 y hoy concejal del PP en Córdoba.

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  • Antonio Lorca, prestigioso crítico taurino del influyente diario español El País

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