En todo lo alto… Señor Ponce usted está muy viejo para tanto truco
Veintiocho años después el torero Enrique Ponce sigue desperdigando trucos y trucos, ya no sólo en la arena, sino en los despachos; esta vez para no asistir a una feria que le anunció desde hace rato y que lo esperaba como supuesta figura base de cartel.
Una plaza como la de Cali que acaba de cambiar de empresa y, que está tratando de retornarle algo de la gloria pasada a Cañaveralejo, se encuentra dos días antes de que el figurín hiciera el paseíllo, con un parte médico muy pero muy extraño, por la supuesta lesión que presenta el señor Ponce.
Esta vez el truco no lo ha escondido bien, como suele hacer en el ruedo con muleta y espada, porque ha presentado un parte médico tan inverosímil que nadie le ha creído.
Una supuesta rotura de ligamento cruzado de la rodilla, que por lo que dicen las noticias, no se operará, que con reposo y compresas frías se recuperará en tiempo record y suponemos (ya veremos el real alcance de todo esto) estará en Manizales en el mano a mano con El Juli con los toritos de Gutiérrez.
A la empresa de Mérida, Yucatán, en México, ya le confirmó que estaría el 27 de enero mano a mano con Joselito Adame, toreando los bernalditos.
Qué extraño.
Una rotura de ligamento cruzado, le quitaría de toda la temporada americana y no estaría recuperado ni para Fallas y sería duda incluso para la feria de abril en Sevilla y San Isidro.
Así dicen que fue la lesión o, ¿será que en diciembre se les agota la creatividad a quienes redactan los partes médicos?, y se encontraron con una lesión de futbolista y les pareció atractivo colocarlo así.
¡Descarados!
¡Basta ya de trucos señor Ponce!, ni en el ruedo ni en los despachos. Si no es capaz de respetar los acuerdos, márchese a su casa y retírese. Hace rato debió haberlo hecho.
Nadie le quiere ver ya, los públicos hace rato dejan vacíos la mitad de los tendidos, cuando su nombre aparece en los carteles.
Al señor Ponce hay que decirle, que hace mucho rato debería estar en uso de buen retiro, gozando de vacaciones y disfrutando el dinero que bien se ganó en el ruedo, y que si no quiere viajar en diciembre y enero a América, pues que se retire de una buena vez y deje paso a los nuevos toreros que están ganosos de abrirse camino en esta dura profesión.
Ya está muy viejo para seguir engañando.
Sino quería venir, lo hubiera dicho desde el inicio, así como lo hizo cuando Bogotá lo requirió en la reinauguración de la plaza Santamaría, después del cierre absurdo a la que la sometió un personajillo de marras.
Ponce, el supuesto defensor de la fiesta, no fue capaz de dar la mano en ese momento a una plaza que lo quiso mucho, anteponiendo sus elevados honorarios antes de ayudar en Bogotá.
Luego dan discursos y ponen cara de niños buenitos, diciendo que quieren defender a la tauromaquia.
¡Mentira y postureo!, así como su toreo plagado de trucos y mentiras.
Habrá que ver también cómo sale por delante la corrida de Juan Bernardo Caicedo para entender mejor la relación con la supuesta rotura de la rodilla del señor Ponce, porque el año pasado su comparecencia en Cali fue con toritos mal presentados de Las Ventas del Espíritu Santo y, unos pequeñajitos de González Caicedo, con los que hizo de enfermero como acostumbra por los ruedos del mundo.
Mi hipótesis, es que la boletería no se movió tanto como creían con el anuncio de Ponce en Cali, como ocurre a menudo en todas las plazas en donde no lleva más de media plaza. La empresa le debió pedir que reconsiderara sus honorarios, entendiendo la relación costo-beneficio y, la respuesta fue el parte médico increíble que enviaron.
O, el señor Ponce aclara el parte médico, da la cara y dice la verdad; o que no vuelva a Colombia ni a América.
Si las empresas colombianas fueran serias le debieran cancelar todas sus participaciones en solidaridad con la empresa afectada.
Debería la empresa de Cali y de Manizales enviar un especialista para que evalúen la rodilla del señor Ponce y salir de dudas.
Y si llega a venir con su rodilla lesionada, al menos no podrá dar su cursi y acartonada poncina, que ya será todo un alivio.
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