Crónicas

En la Monumental México… Andrés Roca Rey en hombros tras gran faena a un pequeñajo

Monumental Plaza de Toros México. Sexta corrida de la Temporada Grande 2018-2019. Con una entrada, que llena la mitad del aforo unas 24 mil personas, se han lidiado astados mansos de:  Xajay manso descastado; Santa Bárbara, pequeñajo manso de embestidas borregunas; Los Encinos, manso complicado; Villa Carmela, manso descastado; impresentable pequeñajo de Teófilo Gómez que tuvo que ser devuelto por gran bronca que armó el público, salió otro pequeñajo con estentórea sospecha de cornicure procedente de la ganadería de Los Encinos, manso deslucido; Barralva, encaste Parladé vía Atanasio, manso, deslucido y descastado; Campo Hermoso, manso con genio que desarrolló peligro, ilidable; y un pequeñajo de Jaral de Peñas, dócil, con movilidad. Ninguno de los ocho peleó con los caballos.

Morante de la Puebla: Pitos y gran bronca.

Joselito Adame: Saludó en el tercio y silencio.

Sergio Flores: Silencio tras aviso y silencio.

Andrés Roca Rey: Silencio y dos orejas.

Detalles:

El buenazo de Chochito, autorizó indebidamente cuatro pequeñajos, con ello no nos cabe duda de que es un gran, gran enemigo de la Fiesta y debe ser echado sin piedad del palco de la autoridad.

Entregaron simbólicamente los toreros las llaves de las casas a representantes de los damnificados del terremoto del 19 de septiembre de 2017.

El picador Othón Salinas tras haber sucumbido con su caballo que hizo traspié al desplomarse el toro bajo el jamelgo, salió volando estrellándose feamente con las tablas, por lo que fue llevado a la enfermería.

Al final, Andrés Roca Rey, salió por la puerta grande.

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Una tarde aciaga había sido el festejo Guadalupano, por culpa de los ganaderos que se han empeñado en hacer bobitoros y bobipequeñajos para satisfacer la comodidad de los figurines.

La ética se les fue a los criadores, como la casta y la bravura se les esfumaron a sus astados.

El gran público había echado sin piedad al inacabable cinismo de, Morante de la Puebla, al que casualmente le salió el minúsculo pequeñajo de Teófilo Gómez y un sustituto con estentórea sospecha de cornicure  de Los Encinos.

Ante esto, sobrevino la debacle taurina.

Prueba máxima de que el respetable está harto de las engañifas en la que participan todos, autoridades sin honestidad, empresarios complacientes, figurines que no llevan gente, pero que imponen comodidad y marginan a toreros que les pueden hacer sombra; y, por supuesto, prensa corrupta que pretende tapar el sol de la verdad, con un mísero dedo, por recibir 30 denarios para vender su alma al diablo.

Y, si no se han dado cuenta, reitero…

… ¡el público está harto de tantas mentiras!

Así que en medio de este contexto de fastidio, salió un pequeñajo de nombre Diácono que fue protestado de salida por su poca presencia, sin embargo, tuvo movilidad y, Andrés Roca Rey, que sabe de esto mucho más, comenzó a recrear su toreo con lances contundentes, poderosos y bellos, y mientras esto ocurría, de pronto apareció el farol para dar paso al quite detrás por delante…

… ¡sí!, la gaonera como fue creada hace más de 100 años por el inmenso Rodolfo Gaona, de quien mi inolvidable amigo y maestro, Pepe Alameda, sentenció:

Gaona universalizó el toreo”.

Y así que como Gaona universalizó el toreo hace más de 100 años, Andrés Roca Rey, está actualizando esa universalidad, un siglo después.

Así que llevó tras este episodio capotero al pequeñajo al caballo, de donde huyó en un primer intento, y luego tras asestarle un brevísimo puyazo trasero y claudicar a los pies del jamelgo, ahí quedó el suspiro de suerte, en donde como fue evidente no peleó.

Andrés, situado en los medios como portentosa columna griega del templo de Zeus, citó al pequeñajo, y ahí justamente, volvió hacer el farol, el bovino salió huyendo y después al regresar completó de manera contundente y bella, el ceñido quite por gaoneras, enloqueciendo hasta el delirio a los asistentes.

Ya acompañado de la tela roja, Andrés, se fue a los medios nuevamente, brindó al respetable, para dar un prólogo luminoso ahí de hinojos pasándose por atrás al burel y luego por delante, poniendo de nuevo de pie, a los ahí reunidos.

Eran para entonces las 20:07 horas, la noche cobijaba al mayor coso del mundo, y después de una trincherilla, comenzó a pasar  lista de presente la mano diestra, con pases espléndidos, en verdad espléndidos pero…

… pero, se cayó el animalito, y la serie que pudo volver a enloquecer al respetable tuvo un punto de respiro.

Eso por supuesto que a, Andrés, no le gustó y volvió con esa mano prodigiosa, dejando otra serie de tres pases y el remate, como fueron todas las que constituyeron la faena, pero cada pase contundente y luminoso.

Con la mano zurda intentó, le punteó el engaño, luego se lo arrebató, pero Andrés, que le gustan este tipo de retos, fue por la muleta sustituta y le sacó otra serie, sin que esta tuviera mayores alcances, pero no dejó inconcluso el hecho.

Volvió el toreo con la mano derecha, y volvió a subir de intensidad la faena; no obstante, el debilucho pequeñajo decidió echarse en la arena, para descansar un poco su asfixiante mansedumbre.

Acto seguido, siguió la mano diestra desgranando pases estupendos, ante un público entregado sin remedio.

Andrés que es la primera figura del toreo en España, Francia, Portugal y Sudamérica, estaba consiguiendo el sueño de conquistar la Monumental México, y así lo hizo con un bobipequeñajo que ya no quería andar, pero que Andrés con su mágica muleta lo consiguió con pases en donde acudió con la cara alta.

¡Sí!, extrajo agua a esa piedra de mansedumbre.

Y vendría como epílogo unas bernadinas al hilo de las tablas para darle confianza al mansurrón, y fueron tan ceñidas, que la cornamenta de, Diácono, le surcó su geografía corpórea.

Era tiempo de rubricar lo bien expuesto, así que en el tercio cercano al burladero de picadores, se perfiló, puso el corazón por delante e impuso un estoconazo que hizo claudicar de inmediato al bovino.

Andrés Roca Rey, había vencido y el público se le entregó irremediablemente.

La Monumental Plaza de Toros México se inundó de pañuelos blancos, exigiendo al buenazo de Chochito las dos orejas, que acabaría paseando, el artista de Lima, en medio de los vítores de un público entregado a su irremediable creación.

Salió por la puerta grande, el genio limeño, la Puerta del Encierro le vio traspasar su umbral, en medio del reconocimiento popular.

Hará bien en regresar, pero que su pésima administración, escoja toros…

… toros en plenitud, porque si hay alguien que los puede enfrentar con grandilocuencia, se llama:

Andrés Roca Rey.

Los demás

De los demás, ya comentamos como fue echado sin piedad, Morante, al que ya no se le quiere ver en México. Joselito Adame, ha estado muy digno sobretodo con su primero un pequeñajo de embestidas borregunas que procedió de Santa Bárbara, mientras que su segundo, fue imposible.

Como imposible fue el lote de un voluntarioso, Sergio Flores.

Al final, cuando mi hermana Tere y yo nos retirábamos de la monumental plaza, comentamos que, Andrés, debe regresar con la inobjetable verdad del toro auténtico, del toro bravo y encastado, porque Andrés…

… Andrés, es un torero de verdad.

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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