En Aguascalientes… Las mentiras del viento
Aguascalientes. Casi media entrada en tarde nublada y de mucho viento, penúltima corrida del serial San Marcos 2018. Se lidiaron cuatro de Santa María de Xalpa bien presentados complicados, sólo destacó el tercero de la tarde que recibió arrastre lento. Uno de El Vergel, bien presentado de mal juego. Uno de Los Cues, muy escaso de carnes, manso y débil.
Alfredo Ríos El Conde: Silencio y leves palmas.
Juan José Padilla: Oreja y dos orejas.
Uriel Moreno El Zapata: Oreja y oreja.
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El viento estaba enfadado esta tarde, sopló y sopló en el ruedo de la monumental hidrocálida, hizo flamear capotes y muletas, levantar papelillos y provocar remolinos que contagiaron a los de luces.
Y a la afición por momentos se les metieron las basurillas a los ojos y vieron y creyeron lo que el fulero les quiso contar.
El alboroto se formó en el ruedo, hubo momentos de mucha torería que valieron la pena y otros que entraron como si se tratase de un vendaval a desordenarlo todo.
Juan José Padilla se despedía de esta afición, el popular Pirata levantó expectativa y desde que partió plaza la gente estuvo de dulce con él, tanto que le perdonaron todo ante el manso segundo de su lote, un torillo minúsculo que saltó al ruedo con adolescente apariencia.
Dos largas de rodillas sirvieron para el saludo, colocó banderillas levantando las pasiones en el tendido y de muleta comenzó por bajo, tratando de doblegar la embestida y como toda la tarde el viento estuvo ahí cual invitado incómodo, Padilla tuvo que pechar con la situación y hacérselo su amigo para que juntos le contaran unas mentirillas al aficionado de opinión débil.
Le contaron que por derecha había que bajar la mano y lo consiguieron uno que otro, les dijeron que por naturales sólo pasaría en dos ocasiones y de lo serio ahí terminó. Luego, les hicieron creer que las famosas notas de las golondrinas hacen embestir mágicamente a los toros, que no importa tomarse de los cuartos traseros y embarullarse para “emocionar”, que el toreo efectista es el que vale, que de rodillas es para orar y también para torear… ¡Ese viento tan embustero y esa afición tan fácil de provocar!
El que también se la creyó fue el señor Juez de plaza, Ignacio Rivera Río, que ya entrados en el compadrazgo y que al cabo es la despedida del amigo, ¡pues vengan las dos orejas qué más da! A tanto llegó aquella patraña que hubo quienes aplaudieron al astado de Los Cues en el arrastre… ¡ver para creer!
A veces el viento suele ser ruidoso, molesto y bravío como ciertos estilos de toreo que a la postre sólo son eso…viento que se va dejando tras de sí el desbarajuste a su paso; habrá a quienes guste, pero hay muchos que prefieren la serenidad de un día templado.
Con su primero, uno muy bien presentado de Santa María de Xalpa, Padilla estuvo voluntarioso desde las largas afaroladas de rodillas con las que lo recibió. Lances a manos bajas y personalísimas medias.
En banderillas compartió el momento con sus compañeros de cartel, la tercia dejó pares correctos, cuarteos por ambos lados por parte de El Conde y El Zapata y Padilla luciéndose con un par al violín, protagonizando la tercia uno de los pocos momentos vibrantes de la tarde. De muleta y de rodillas recorrió Padilla medio redondel, cual penitencia a la virgen de San Juan.
Ya serio y de pie molinetes a la codiciosa embestida del burel, pero el vendaval no permitió ver más, hacía que su muleta flameara, se lo pasaba por alto con deseos, pero era imposible. Al final el astado salía suelto, revolviéndose. Abaniqueos de pitón a pitón y estocada entera tendida para que se le otorgara una oreja.
Uriel Moreno El Zapata se enfrentó a uno de los toros mejor presentados y más potables de la feria, un negro precioso de Santa María de Xalpa que peleó fuerte en varas.
En banderillas El Zapata dejó dos cuarteos en lo alto, uno por cada asta y el par monumental que ejecutó brillantemente. De muleta, tomado de las tablas inició su labor por bajo, peleando con el viento, haciendo que la muleta no cumpliera su misión. Lástima que le impidiera dominar la franca embestida, y esta vez sí que ese viento no se dejó convencer, era imposible.
El Zapata tenía un muy buen colaborador, había toro, torero y disposición, pero ese embustero soplador no lo dejó hacer nada. Mató de media tendida y caída, el astado vendió cara su muerte y al final se le entregó un premio a El Zapata.
El otro, un castaño de menor presencia que sus hermanos, no acudió a la cita con los capotes y los burladeros, empujó con la cabeza en alto a los piqueros, luego El Zapata se puso creativo con el capote y posteriormente colocó banderillas correctas. Con la roja no hubo historia y abrevió, dejó entera muy trasera pero el juez andaba dadivoso y le dio una oreja.
Alfredo Ríos El Conde también se despedía de esta afición, pero no ha sido con una historia de triunfo, con el primero pasó desapercibido y el silencio.
Con su segundo otro hermoso de presencia pero que no tuvo las condiciones para aportar a la muleta del torero. De capote no acertado y otra vez de metido el viento.
Compartió banderillas con sus compañeros de cartel, quienes en honor a la verdad se le fueron por delante en la emoción de los pares.
De muleta comenzó doblándose con él, pero la nada fácil embestida y las ráfagas no le permitieron hacer mucho. Mejor abrevió dejando tres cuartos de espada caída e irse entre leves palmas.
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