En Madrid… Fría y mansa novillada de Los Chospes
Las Ventas, 29 de abril. Novillada dominical de temporada. Un cuarto de entrada. Con novillos de Los Chospes, mansos y faltos de raza.
Diego Fernández: Silencio, silencio y pitos en el que mató por Navarrete.
Diego Carretero: Silencio y ovación.
García Navarrete: Herido.
Detalles:
García Navarrete fue prendido al entrar a matar a su primero con el siguiente parte médico.
Parte médico de García Navarrete:
Herida por asta de toro en tercio medio de la cara anterior del muslo derecho con una trayectoria hacia fuera de 15 cm. y que produce destrozos en músculo cuádriceps. Puntazo corrido en glúteo derecho. Pronóstico menos grave que le impide continuar la lidia. Es intervenido quirúrgicamente en la enfermería de la plaza de toros siendo trasladado al Hospital San Francisco de Asís.
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Daba comienzo el paseíllo a las seis de la tarde, justo cuando caían las últimas gotas, que a pesar de ser finas, habían estado precipitando durante todo el día en el ruedo. La tarde fue fría en todos los aspectos. García Navarrete fue el que destacó por su valentía ante un novillo muy parecido a sus hermanos: manso y con poca clase. Esto hizo que terminase su actuación junto al que le había brindado el toro, la persona que le salvó la vida la temporada pasada: el doctor D. Máximo García Padrós.
Abría plaza Diego Fernández, ante un novillo que recibió con el capote tanteándole sin tener muy claro por donde se movería mejor. La faena la empezó por abajo, provocando la embestida del animal y llevándoselo a los medios. El novillo perdió en varias ocasiones las manos. Al novillero de la Escuela Marcial Lalanda le faltó decisión, ya que no mostró intención de sobreponerse al animal, requisito indispensable en una buena lidia. Concluyó finalmente con varios descabellos tras una estocada muy caída. El público se lo pagó con lo peor que puede recibir un torero: la indiferencia.
Con la cabeza por arriba salió el cuarto de la tarde para Diego Fernández. Siguió demostrando su escasa raza en el caballo, donde se quedó dormido en el peto sin mostrar ansia de lucha alguna. El novillero siguió en su línea, le faltó parar, templar y mandar. La gente estuvo más pendiente del frío y de las palomas que sobrevolaban el coso que del muchacho. Volvió a rematar con un mal uso de los aceros.
Le tocaría de nuevo al palentino, por ser el más veterano, torear al sexto novillo de la tarde, en sustitución de García Navarrete. Se lo podría haber tomado como otra oportunidad para remendar sus errores pero fue casi más un castigo. El novillero pasó sin mostrar nada de torería por la plaza de toros de Las Ventas. No fue su día. Se le vio dubitativo y con poca experiencia, a pesar de sus diez años como novillero con caballos. Al término de la faena escuchó pitos del respetable.
Diego Carretero recibió al segundo con cierta alegría la cual supo transmitir al tendido mediante una larga cambiada en el tercio y posteriores verónicas de gran gusto. El novillo se mostró huidizo ante la capa y con un cabeceo propio de una significante mansedumbre. El animal escarbó en repetidas ocasiones durante el tercio de banderillas. El brindis fue para el púbico. El viento se empezó a hacer presente, que junto con el zigzagueo del novillo, la faena adquirió cierto grado de peligrosidad. El joven supo manejar los trastos con habilidad, y el público lo entendió. Le faltó colocación en algunas tandas, en las cuales se quedaba fuera de los pitones al segundo muletazo. La estocada no tuvo buena colocación pero fue más que certera para pasar al siguiente novillo.
Otro novillo manso que cabeceó desde la salida para Diego Carretero. El picador le intentó corregir esos vicios con buenos puyazos, aunque no sirvieron de mucho. El de Hellín lo intentó por el pitón izquierdo, en la zona de la puerta de toriles. Le faltó bajar más la mano para lograr una embestida más pura. No pudo hacer más que lo que se vio. Todo concluyó con estocada tras pinchazo.
Limpias verónicas recibieron al tercero de la tarde, en manos de García Navarrete. Éste volvía a Madrid tras el grave percance de la pasada temporada. Al novillo le faltó clase, sin bajar en ningún momento la cara ni en el caballo ni en las banderillas. Recogió ovación el banderillero Francisco Javier Rodríguez. El brindis fue para Máximo García Padrós, quien le salvó la vida en su anterior visita a la plaza monumental. Empezó por doblones ante una complicada embestida. Decidió realizar tandas en corto y firme en su sitio. El animal amagó constantemente ya que hacía un cabeceo que ponía en peligro al que se le ponía delante. Y así fue, fue prendido de primeras por el glúteo. Este hecho no le impidió tomar el paño rojo para seguir toreando con valentía. Al entrar a matar, fue cogido del muslo, por lo que le llevaron a la enfermería de la plaza.
En resumen, una fría tarde de las que no hacen afición. No hacen afición porque ha faltado lo fundamental de la Fiesta Brava: la bravura. Cada vez nos damos más cuenta de que la mansedumbre sólo aburre al tendido, y los novillos de hoy han sido mansos. Busquemos la bravura en el ganado como pilar fundamental en los criterios de selección para que la fiesta se asegure una continuidad en el tiempo y podamos volver a casa después de una corrida y decir orgullosos: “He estado en los toros”.
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