La reflexión de Miguel Manzanares… En Cali, los ganaderos quedaron en deuda
Como una novedad, la empresa Plaza de Toros de Cali anunciaba, muy al estilo del coso titular del mundo, un desafío ganadero que reunía dos dehesas Vallecaucanas para dar inicio a La sexagésima Feria Taurina de Cali. Tarde lluviosa que pareció enfriar a toros y toreros, pues cuando uno mostraba condiciones, el otro resultaba un mar de dudas; voluntad vs descastamiento; movilidad vs falta de oficio; definitivamente, cuando hubo disposición no había casta y cuando el toro regalaba algo no había quien le supiese aprovechar.
El modelo de los desafíos ganaderos, emulado de la actual administración de la plaza de toros de las ventas, no logró el efecto esperado, no solo por la falta de presentación de algunos de los bovinos, su escasa bravura, fuerza y transmisión, sino por el poco sentido del toreo mostrado por los alternantes, aspectos que concertaron en ocasiones para generar el bostezo y la bronca en el escaso público que acudió al inicio de la feria.
Juan José Padilla, en su única actuación en tierras colombianas, dejo en el ruedo sus ya acostumbradas maravillas, desplantes innecesarios, pares a toro pasado, en suma, toreo a distancia y para la galería. su primero Distinguido (460 kilos) proveniente de la dehesa de Fuentelapeña, recibió fuerte castigo en el caballo, ante el que compareció en dos ocasiones; con la muleta momentos con la derecha, naturales a traspié, sin técnica, pero con transmisión, cierra dejando una estocada contraria pero efectiva, siendo premiado con generosísima vuelta al ruedo. En su segundo, reseñado con el nombre de Trifon (480 kilos) de Paispamba, la misma dosis de tremendismo cerrada con una tendida, que tras prolongada espera hace rodar escuchando dos avisos. Saludo desde el tercio.
Sebastián Ritter, en el primero de su lote Judio (496 kilos) de Paispamba, se le vio falto de técnica y de mando, sin lograr comprender y dominar la compleja embestida del astado; con los aceros deja un pinchazo profundo en su segundo intento, despachando tras escuchar aviso. El segundo de su lote Escandalo (442 kilos) tuvo que ser reemplazado al salir lisiado; en su lugar salió Guayacán (448 kilos) de Fuentelapeña, un toro descastado y manso, anovillado y rajado, que huyó del caballo, y que nunca se enteró de la muleta del colombiano; un monumento a la falta de bravura, que, tras varios intentos con la espada, regreso vivo a los corrales en medio de los pitos del respetable. Una pena que por 30 minutos no hubo toro ni torero, nada que decir solo silencio.
Cerraba el cartel Jesús Enrique Colombo, un joven con voluntad y argumentos, pero al que aún le falta oficio y serenidad en la expresión, elementos que poco a poco consolidará. Con Trueno (446 kilos) de Paispamba inició seguro y correcto con el percal, cubrió el segundo tercio con espectacularidad y poca ortodoxia, inició faena pegado a tablas, sin embargo, el toro se vino a menos parándose, correcto con los aceros despacho, pitos en el arrastre y palmas para el venezolano. Con el cierra plaza Enamorado (450 kilos) de Fuentelapeña, de nuevo espectacularidad en los palitroques; con la muleta buen inicio con cambiados por la espalda, pero tras diluirse el astado se mostró sin claridad, sitio y concepto; con los aceros, en su segundo intento despacha. Palmas.
Para este miércoles
La feria continua, para este miércoles 27 de diciembre, se lidiarán toros de Achury Viejo, para David Mora, Alberto López Simón y Luis Miguel Castrillón.
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Fotografía: Plaza de Toros Cali