Crónicas

En Xiteje… el hidalguense José Ortiz y el valenciano Jesús Duque en hombros

En la plaza de toros de Xiteje de Zapata, Hidalgo que registró casi lleno, se han lidiado cuatro toros y un novillo de Puerta  Grande, que han resultado bravos pero de diferente juego.

El rejoneador Andrés Rozo: División  de opiniones

Federico Pizarro: Pitos tras dos avisos.

José Ortiz: Dos orejas

Jesús  Duque: Dos  orejas

El novillero Arturo  Gilio hijo: Palmas.
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Dio inicio la tradicional Corrida Navideña en esta hermosa población hidalguense, en donde el rejoneador Andrés Rozo, enfrentó al toro Voy de nuevo. Rozo en esta ocasión se ha excedido  en el castigo, pues ha dejado dos rejones gigantescos que de inmediato dejaron parado al toro, si bien con un rejón  de castigo se asentó a la embestida a los caballos, puso otro rejón que no estuvo en buen sitio y el toro terminaría quedándose parado. Por momentos acometía y logró torear a la grupa colocando  banderillas, realizó gala a ls alta escuela que atesoran sus caballos ante la algarabía del público. Colocó el rejón de muerte delantero y tendría que bajar a finiquitar su actuación con el descabello.

Los Forcados de San Miguel  de Allende han realizado una buena pega al primer intento siendo ovacionados.

Esta  tarde hizo sentir que siguió la fiesta hasta muy entrada la noche y puede que igual de madrugada, no era para menos, pues la Navidad y estas épocas invitan a que los mortales tomen esas bebidas que alegren al cuerpo.

Federico Pizarro ha iniciado su participación con verónicas que fueron coreadas fuertemente, producto de la euforia del respetable, ya que antes de visitar el capote de Pizarro, el toro hizo de las suyas con un burladero y casi lo destroza. Vendría el caballo a cubrir el tercio de varas y dieron excesivo castigo al de Puerta Grande.

Con la muleta no ha dicho absolutamente  nada, pues simplemente en lugar de torear, sólo  acompañaba la embestida del buen toro, y así de simple fue la actuación de Pizarro, que no deja nada para el recuerdo.

Estuvo ausente, no creemos que haya sido como lo sugirieron los gritones a cada momento de su participación, por las estimulantes fechas. Ha estado tan mal con la espada que hasta dos avisos escuchó, ya que tuvo que hacer uso del descabello, pero no estuvo certero. Escuchó el enfado del público.

El torero de la tierra, José Ortiz, anduvo francamente bien con el capote dibujando lances cadenciosos, al igual que con  la muleta dejando trazos de temple y largueza, que consiguieron la absoluta entrega del público, por la calidad de la faena que logró consumar. Dejó una estocada un tanto caída pero efectiva que hizo rodar sin puntilla al toro y el público exigió las dos orejas al grito de ¡torero! ¡torero!

Quien dejó un gran sabor de boca ha sido el español, Jesús Duque, desde un principio supo entender las complicaciones de su toro ya que perdía las manos y visitaba el arena.

Entonces el valenciano Duque, a razón de las dificultades presentadas por el toro, estructuró una sólida faena con gran suavidad, pasando al toro con suma lentitud y por consecuencia haciendo gala de aguante y de una impecable técnica, para así rematando con pases por alto con el fin de ayudar al toro y no dejarlo rodar por la arena.

Esa suavidad con la que condujo al toro, también mostró sensibilidad que trascendió al tendido, concretando series con ambas manos, que en verdad impactaron en los tendidos, por la belleza  escultórica de la faena. Habiendo ganado el reconocimiento del público con la faena quedaba la suerte supera y así ha dejado una estocada en todo lo alto, que consumó el triunfo, al pasar entre la sonora aprobación del público dos orejas. A Jesús se le ha visto con madurez y pareciera que la embestida  del toro mexicano la tiene estudiada a la perfección.

Cerraría el novillero Arturo Gilio hijo, quien dejó sendas verónica con un novillo muy complicado. Ha estado en plan de torero, y con la muleta sólido demostrando que su estancia en España le dio oficio.

En todo momento enseñó gran actitud ante ese novillo que prácticamente no lo dejó hacer nada. Escucharía dos avisos pero esto ha sido ocasionados porque el puntillero levanto al novillo en dos ocasiones. Arturo Gilio hijo, recibirá aplausos por esa gran labor que realizó en tierra hidalguense.

Al final José Ortiz  y Jesús  Duque, saldrían en hombros ante el reconocimiento del público.

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