Crónicas

En la Monumental México… La lección de Juan Saldaña a Joselito Sainz

Con una entrada modesta en la Monumental Plaza de Toros México, se han lidiado novillos correctamente presentados, de Xalmonto y Santo Toribio, ambas ganaderías muestran como denominador común la mansedumbre, acentuándose fundamentalmente en Xalmonto, tan fue así que el segundo salió y de inmediato intentó huir saltando al callejón, quedando atrapado en el burladero de picadores, y tuvimos que sufrir un océano interminable de siglos, para que lo pudiera sacar de ese embrollo; después de salir airoso de esa apretada situación, se decidió devolverlo a los corrales y apareció un sustituto de San Judas Tadeo, que para variar fue manso, dócil, sumiso, alejado de la grandeza que da la bravura.

Francisco Martínez: Silencio tras dos avisos.

Joselito Sainz: Oreja y bronca.

Mariano Sescosse: Pitos tras aviso

Diego Salvador: Ovación en el tercio y silencio.

Detalles:

Concluido el despeje de cuadrillas, se guardó un minuto de silencio en recuerdo de los ganaderos recientemente fallecidos Don Jaime Rodríguez y Don Victorino Martín Andrés.

En el palco de la inútil autoridad estuvo de visita el buenazo de Brawnny, quien como era de esperarse cometió pifias al igual que sus compañeros, regalando una oreja a Joselito Sainz, que no tenía sustento. Así no se ayuda, por el contrario, se engaña a la gente al alejar su camino de la verdad, de la honestidad.

Durante el tercio de banderillas, el magnífico subalterno, Diego Martínez, fue alcanzado por el novillo tras imponer el tercer par. Todo hace ver que fue sólo el fuerte golpe, pero estaremos informando.

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Joselito Sainz, había sido seleccionado para torear al quinto novillo de Santo Toribio, por una faena que hizo a su primero a la que le faltó solidez en la estructura. Fue manso el de Xalmonto, que por cierto hubo momentos que derrumbó su mansa geografía corpórea en la arena. Algunos pases sueltos de entusiasta creación pero falta mayor sentido y profundidad en la creación, y tras un espadazo bajo -que como es lógico mandó de inmediato al novillo a la arena-, su gentil porra que le acompañó en verdad apoyándole, pidió una oreja, y el buenazo de Brawnny que estuvo en el palco de la inútil autoridad, decidió regalar una oreja.

La inexorable realidad no tardó en re-conducir a, Joselito Sainz, hacia el camino de la verdad, haciéndole notar que no debe permitir que gente con mal sanas intenciones le equivoque, ya que con el falso elogio le hacen daño, sobre todo, a los jóvenes que prometen y que al final acaban extraviándolos.

Así con ese derecho que le dio la oreja cortada, salió a enfrentar al quinto de la tarde, un manso con genio con el que había que tener solidez en los procedimientos para dominarlo.

Con la capa no sabía que hacer, intentaba recoger la embestida bregándolo, pero no sabía justamente eso…  bregar.

Desde el burladero se escuchó un atinado grito: “¡Joselito brega!, ¡Joselito brega y abajo no arriba!

Era el subalterno, Juan Saldaña, que orientaba al chico de San Luis Potosí, que no hallaba el remedio para el reto que tenía frente a él.

Juan le reiteraba que bregara que todo tenía que ser hacia bajo, pero Joselito -a través de sus reacciones- daba a entender que ni siquiera sabía que era eso, por lo menos fue lo que estuvo demostrando.

El novillo que caminaba o arrollaba con la cara alta y descompuesta, se adueñó del escenario ya que no tenía oponente; y fue entonces que ante esta alarmante situación salió, Juan Saldaña, a enseñarle al novillo por dónde tenía que ir, y lo hizo no solo bien sino contundente; constituyendo en ese momento una cátedra para el bisoño potosino.

La explosión de reconocimiento ante la evidente lección de torería fue estentórea y sincera por parte del respetable.

Juan, regresó al burladero, pero…

… pero, Joselito, al que se le apreció que no aprendió la lección de Juan, volvió a las andadas, así que mal llevó al novillo que se estrelló en lo alto del caballo y derrumbó a jamelgo y picador por la velocidad que llevaba, no porque fuera bravo, ya que de inmediato salió huyendo.

Juan, comprendiendo la carencias técnicas de Joselito, retomó la lección y reiteró cómo se debe hacer la brega para recoger la embestida y mandar sobre el novillo, así dejó correctamente en suerte al novillo con el picador, el que pudo asestarle un buen puyazo.

Otra lección de torería fue, cuando Juan impuso dos soberbios pares de banderillas, citando en la distancia correcta, tocándolo con voz y fuerte pisada en el momento preciso, para de esta forma provocar que se arrancara al novillo, ganarle a sus intenciones en la reunión e imponer las banderillas con certeza, quedando como mandan los cánones.

Ante tal lección de sabiduría, el público solicitó la presencia de Juan en el tercio, para tributarle de pie una ovación de gala, que cimbró hasta San Luis Potosí.

Vendría la faena de muleta, y Joselito, no pudo… simplemente, no pudo; anduvo a la deriva y seguramente ahí entendió, que los falsos elogios, los premios sin sustento, esas orejas que regalan los inútiles buenazos del palco de la nula autoridad, no sirven ni valen para nada, cuando no está el sustento del conocimiento aunado al de la experiencia.

Joselito le falta saber como lidiar para someter a este tipo de novillos con genio, con casta mala, violentos, por eso naufragó en su faena, quería a la fuerza de la incomprensión extraer pases con la derecha y la zurda, pero no siempre puede ocurrir eso, porque no todos los novillos se les debe dar esa lidia, hay también violentos como el que tenía enfrente, que había que someterlo.

Ante este lamentable escenario, Joselito Sainz, decidió poner punto final a su actuación, pero no sabía cómo, así que se puso en corto, afuera de la suerte, y…

… y, pinchó.

Y…

… y, nuevamente salió, Juan Saldaña, para someter al geniudo novillo, con la capa en contundente lidia, enseñándole nuevamente a Joselito lo que tenía que hacer. Después de esto, el novillero citó y dejó una estocada delantera, que no fue suficiente, ha estado pésimo con el acero, y lo demás ya es una historia en la que debe reflexionar el joven potosino a través de la imprescindible autocrítica, si quiere en verdad conquistar el triunfo como novillero.

Que habrá gente que lo elogio y lo elogiará más justificando sus errores… no tiene por qué hacerles caso. Ese tipo de personas no son sinónimo de honestidad, y deberá de apartarse de ellos.

Que los amigos del engaño, la prensa corrupta, tergiverse la verdad, es porque busca satisfacer sus intereses, no ayudar en verdad a Joselito.

El reto de conquistar el triunfo está en manos del joven novillero nacido en San Luis Potosí, ya él sabrá que decisión toma.

Con relación a sus compañeros, bueno, ha estado un joven de nombre, David Salvador, que se preocupa más por las cuestiones de forma que por las de contenido. Sabe posar muy bien, pero le falta mucho para darle argumento a su toreo.

Con el astado de Xalmonto que fue su primero, novillo que por cierto se durmió en el peto, y por lo tanto no peleó, David Salvador, dejó lances cumplidores. La faena de muleta ha transitado entre la inexperiencia del muchacho que no dice nada y la asfixiante mansedumbre del inválido utrero; con ilógicas caídas en la arena del novillero, consecuencia de cuidar más las poses que una verdad sin cortapisas. Dejó estocada contraria, y sorpresivamente fue llamado a enfrentar al sexto de Santo Toribio, en donde volvió a estar sin mostrar un panorama importante en él. Lances que no dijeron nada. Faena de poses anteponiendo las situaciones de forma a las de contenido; toreando con una geografía corpórea lejana a la del utrero. Pinchazo contrario, tres cuartos de estocada caída, y luego la debacle.

De, Francisco Martinez, del que se esperaba mucho, nada pudo hacer con un manso tan descastado que era reticente en el andar. Tuvo voluntad y entrega en los tres tercios, pero faltó más. Con el acero tampoco estuvo certero, escuchando dos avisos.

Y de, Mariano Sescosse, con un novillo de Santo Toribio, bien presentado que no peleó en caballos, estuvo francamente mal. Describir todos los errores que ha tenido el incipiente e insípido novillero, no tiene caso entretener a los lectores en tan penosa situación, ya el público con su repruebo le hizo notar estentóreamente que está mal.

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@PERIODISTAURINO 

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