Crónicas

En Pamplona… Premiado el valor espartano de Román con una oreja

Pamplona, 6 de julio. Primera corrida de toros de la Feria de San Fermín. La plaza se lleno con presencia de las Peñas con sus cánticos y alegría. Un encierro de Cebada Gago, serio, astifino, muy bien presentado, de diferentes pelos, con las dificultades propias de este encaste. Les faltó fuerza y humillación. Entre el sobrero que hizo 5º y el 6º habían 160 kilos de diferencia.

Juan Bautista: Silencio y silencio.

Javier Jiménez: Silencio y silencio.

Román: Oreja y salida al tercio.

Detalles:

Presidió el Alcalde de la ciudad, Joseba Asiron, declarado antitaurino, que fue abroncado por parte de los presentes.

A, Román, su actitud durante toda la tarde, ante una corrida dura, seria y astifina, le valió para ganarse el reconocimiento de la afición navarra.

_____________________________

Juan Bautista, de corinto y oro, tuvo una de esas tardes en las que, sin triunfar, sales del ruedo con el reconocimiento de los profesionales, que es de las cosas que más valoran los toreros. El primero de Cebada, un precioso y astifino melocotón, que corrió al frente del encierro en la mañana, apenas le permitió lucimiento con el capote. Dos puyazos y el toro empieza a acusar la querencia de las tablas sin terminar de humillar.

Bautista brinda al público para realizar una faena de trámite a un toro sin trasmisión. El torero insiste por ambas manos y suena la música, pero aquello no cuaja. Coje la espada y clava ¾ de acero que bastan. Silencio.

En el cuarto, un cárdeno cornalón, con un astifino pitón izquierdo que hiela la sangre, Bautista se estira a la verónica y remata con media. Con dos puyazos tratan de ahormar la embestida del serio astado, pasando la cuadrilla apuros para clavar banderillas. El francés, sin inmutarse, lo va sometiendo, en una faena más para profesionales que para un público que en aquel momento está degustando la merienda.

Varias series con la derecha pero el toro no se entrega. Coge la izquierda y el toro, que lleva la cara a media altura, regala una embestida buena y otra descompuesta. Vuelve al pitón derecho y logra algún muletazo estimable sobretodo por lo que expone ante un toro con mucho genio. Se tira a matar y deja certero espadazo. Gran esfuerzo de un profesional a carta cabal. Silencio.

Javier Jiménez, de blanco y oro vuelve a Pamplona después de su dramática actuación del pasado año. El 2º toro también de impecable presencia, parece una estampa antigua y acomete con raza. Verónicas y revolera de saludo, para después llevarlo al caballo en donde recibe dos puyazos.

Mantiene el toro prontitud y cierto ritmo en la embestida, pero evidencia falta de fuerza. Jiménez comienza por el lado derecho cuajando dos series y cambia de mano. El sevillano supo templarlo y darle la distancia adecuada, pero el toro no llegaba a transmitir. Manoletinas en el epílogo de la faena. Se tira a matar y deja una estocada al encuentro que cae contraria. Falla con el descabello y suena un aviso. Silencio.

El 5º era otro pavo impresionante que se partió el pitón derecho al derrotar en un burladero. Pañuelo verde. Sale en su lugar un castaño más terciado, 475 kilos de peso, pero bien armado. Jiménez le torea a la verónica, el toro, muy áspero en sus embestidas, se revuelve con prontitud. Después de los dos puyazos reglamentarios, quita Bautista con lucidez, pues Román había pasado a la enfermería. Jiménez comienza su faena por alto.

El toro embiste con la cara a media altura y el mérito del sevillano es no dejar que le coja la muleta. Lo intenta por ambos pitones, pero no hay acople ni conexión con los tendidos. Pincha en el primer intento y lo liquida con media atravesada. Silencio.

Román Collado Román. El valenciano, que viste de nazareno y oro, evidencia sus ganas recibiendo al tercero un cárdeno entrepelado y bien puesto, con una larga cambiada de rodillas, lance a la verónica sin levantarse y gaoneras en un saludo variado y vistoso. Después del castigo medido en varas, el toro llega a la muleta sin definir. Brinda al público y ejecuta una primera serie con la mano derecha a un toro incierto.

Lo intenta de nuevo por el mismo pitón y tiene que cambiar de mano, para aguantar embestidas inciertas con gran exposición. Pero Román ha venido a jugársela. La música acompaña la labor que finaliza con unas manoletinas angustiosas. Se va por la espada y entra a matar en rectitud resultando prendido a la altura del pecho de manera escalofriante.

El toro le busca en el suelo pero no llega a herirlo. Cuando se levanta la gente está tan conmocionada como el torero por la espeluznante cogida. El toro cae y la plaza se cubre de pañuelos. El Alcalde- Presidente atiende la petición, una oreja.

Salió de la enfermería contra la indicación de los médicos para enfrentarse al impresionante toro cárdeno que había sembrado el pánico en el encierro de la mañana, con 630 kilos de peso y levantado. Verónicas de recibo, pero el toro aprieta hacia los adentros. Va a los caballos y se deja pegar. Llega engallado a banderillas.

Vuelve Román a brindar al público y se dobla con su enemigo para tratar de ahormar su bronca embestida. Román lo intenta por ambas manos con entrega y firmeza. El toro, mirón, no regala una sólo embestida. La sensación de peligro es evidente. Suena la música. Liga unos portentosos naturales que parecían imposibles. Se tira a matar y clava una estocada que no es suficiente. Falla con el descabello y el posible remate del triunfo se esfuma. No obstante su presentación en Pamplona ha sido más que digna.

_____________________________

@wcardenasrubio

_____________________________