Opinion

Reflexiones de la Peña Taurina los de José y Juan en torno a San Isidro 2017

Ha finalizado ya el larguísimo ciclo ferial madrileño de primavera, algo que supera con creces la tradicional duración de la Feria de San Isidro. Fue la casa Martínez Uranga, con sus sucesivas empresas –Taurovent, Taurodelta- la que prolongó la tradicional duración de la Feria isidril, con la llamada Feria del Aniversario, y ya han quedado incluidos esos festejos en la programación de San Isidro (aunque algunos de ellos no sean de obligada compra).

Treinta y dos días consecutivos de toros (con rejones y novilladas inclusas), una exageración fuera de lógica si se quiere dar realce y dignidad a la programación madrileña, vendidas por la actual empresa como los mejores carteles del eterno universo, con resultados nunca igualados en la reciente historia.

Los resultados, obviamente, y rejones al margen, han sido, sin embargo, los de siempre en estos últimos años. Tres puertas grandes entre los de a pie (las de rejones no cuentan en este cómputo por sus muchas singularidades), que, miren ustedes, nos parecen pocas si las comparamos con las de la juventud de nuestra afición.

No les aburrimos, en 1965, con solo 16 festejos anunciados, hubo 26 orejas y cinco puertas grandes; en 1966, con el mismo número de corridas programadas, 37 orejas y doce puertas grandes; en 1967 –por no seguir más adelante-, 31 orejas y nueve salidas a hombros con el Reglamento de 1962 que exigía dos orejas para salir por la cancela mayor de Las Ventas.

Primera falacia

Peor nos parece la sobrevaloración de las ganaderías de encaste Domecq, claramente sobrerrepresentadas en ésta que debiera ser la primera feria del mundo y escaparate de la gran riqueza de encastes de la raza de lidia española. Debería hacerse un ciclo más limitado pero con mayor presencia de encastes –al menos porcentualmente-, especialmente para las mal llamadas figuras del momento.

Es más bien triste que, en un ciclo tan largo, las mal llamadas figuras –repetimos-, apenas se dejen ver una o dos tardes a lo más, con ganado ciertamente cómodo, casi siempre de encaste Domecq o a lo más de Núñez o Atanasio (Talavante este año, enhorabuena, lo ha hecho en tres ocasiones, una de ellas con albaserradas).

Tampoco les aburro, pero recuerden, en 1965, en 16 festejos programados, hicieron el paseíllo 3 tardes cada uno, Jaime Ostos, Paco Camino, el Viti (que abriría dos puertas grandes), Julio Aparicio y el Cordobés (con una salida triunfal).

En 1966, 16 corridas de nuevo, estuvieron anunciados 3 tardes, Antonio Bienvenida (que cortó 3 orejas en total, saliendo una vez por la puerta grande), Antoñete (en cuyo haber se sumaron 4 orejas, tocando pelo en las tres tardes, con una salida triunfal), el Litri (que salió 2 veces por la puerta grande, cortando 4 orejas), Diego Puerta (5 orejas en su haber y 2 puertas de honor), el Cordobés (que cortó 2 orejas en un toro y salió por su pie, al ser abroncado en el otro toro que mató esa tarde), Jaime Ostos, el Viti (con 2 puertas grandes y 4 orejas en total) y Paco Camino (que sumó 2 orejas en tardes distintas).

Y en 1967, con otros 16 festejos en total, hizo el paseíllo en 4 ocasiones Paco Camino (cortando un total de 6 orejas y abriendo 2 puertas grandes); en 3 lo hicieron diestros del montón, como el Litri, el Cordobés (tres orejas y una salida a hombros), el Viti (4 apéndices y un triunfo de puerta grande), Diego Puerta (que cortó 3 y salió un día en volandas), Antoñete, Pedrín Benjumea o Tinín (que cortarían una oreja cada cual).

Y lo que aun es mucho más preocupante, el trapío de los toros en Madrid ha caído notablemente con respecto al de las cuatro últimas décadas, lidiándose casi todas las tardes algunos animales anovillados, faltos de cuajo o remate, alguno con cabeza impresentable para la primera plaza del mundo.

Prácticamente no ha habido corrida en la que no se haya protestado algún animal de salida por su paupérrima presentación.

Ello es responsabilidad de la empresa (en primera instancia, cuyos veedores no han tenido o querido tener en cuenta la idiosincrasia madrileña, lo que no nos extraña teniendo en nómina a un buen ex diestro y espantoso taurino como Curro Vázquez), de los equipos presidenciales (cuya volatilidad de criterio en todos los ámbitos es una catástrofe para Madrid, su seriedad y su prestigio) con veterinarios y presidentes (por no hablar de los asesores) ausentes de afición y de conocimientos prácticos; y en suma de la propia Comunidad de Madrid, que debiera velar por la categoría de la plaza, esté en las manos de los que esté, empresa o autoridades temporales por medio.

Así que lejos del triunfalismo lógico –aunque falso- de la empresa, del remunerado o servil de los medios de comunicación oficiales y grandes medios escritos o radiofónicos (con las debidas y honrosísimas salvedades que todo buen aficionado conoce), el resultado de este San Isidro 2017 es más bien negativo en la mayor parte de sus extremos:

Entradas pobres algunas tardes

En alguna ocasión las más bajas que recordamos en cuarenta años de feria, por más que los aforos publicados por la empresa nos aseguren otra cosa (puede ser verdad que salieron de taquilla tantas entradas… pero también que la gente no acudió a determinados espectáculos pese a disponer de billete; algo como para que la Comunidad de Madrid se replantee lo que está sucediendo y la calidad de algunos o muchos de los carteles).

Ganado mal presentado, de escaso juego y nula o mínima casta en la mayor parte de las tardes

Especialmente en su primera mitad; ganaderías fracasadas en años anteriores que repiten una y otra vez para volver a fracasar; sin embargo, otras como las de José Escolar, Baltasar Ibán o Palha ausentes pese a campañas precedentes importantes, o a corridas o toros de éxito el año previo en la propia plaza.

Sobrerrepresentación del encaste Domecq frente a otros encastes, ausencia de varios de ellos que tradicionalmente lidiaban en Madrid (siempre se acogerá la empresa a que no tenían ganado disponible o de presencia en Madrid, pero es –de nuevo- una falacia tradicional, porque si uno acude el año previo a encargar una corrida a muchos ganaderos, estos se cuidarán de prepararla para Madrid, en condiciones, y más aún porque el ganado lidiado este año en Las Ventas ha carecido de trapío en muy buena medida –pesos al margen-).

Abundancia de toros mansos, sosos, pastueños frente a los que no ha habido triunfo alguno a pesar de su mínima acometividad y condiciones bonancibles.

A nuestro juicio la corrida más encastada y brava fue la de Rehuelga, aunque no se lidió completa, muy por encima del tono gris universal en esta feria de San Isidro.

Sálvanse de la quema, asimismo, algunas vacadas –quizá no en conjunto, pero sí buena parte de los lidiados-, como la mansedumbre encastada de La Quinta, Dolores Aguirre o la segunda de Alcurrucén, las toreables de Jandilla, Domingo Hernández o Núñez del Cuvillo, varios ejemplares de Victorino Martín (entre ellos el tercero, Pastelero, quizá el más bravo de la feria en conjunto), Victoriano del Río, Cuadri, conde de Mayalde o Buenavista (estos dos últimos como sobreros).

Escasos triunfos de los de a pie, con muy salvadas excepciones.

El triunfador final –por cortar dos orejas en un mismo toro, el único que lo ha logrado- ha sido Ginés Marín, con Ponce y del Álamo acompañándole por la Puerta grande -con orejas solitarias en sendos toros de distinto valor en cada caso, y quizá exageradas en buena medida-, y un breve puñado de orejas más.

Destaquemos de la mediocridad general, y sobre todos, a Talavante, sobrado de facultades y capacidad en sus dos primeras apariciones aunque en la tercera diese una de cal y otra de arena…; a Ureña frente al encastado y bravo tercero de Victorino; a Ferrera en su primera intervención ferial…; y mucha oreja verbenera, otorgadas muchas veces sin petición suficiente (una de cada dos personas tiene que sacar el pañuelo, cosa que apenas ha sucedido en los 32 días de festejos).

Algunas de las orejas cortadas han sido ya olvidadas por la mayor parte de los espectadores o de los aficionados de cada tarde… fíjense en su importante trascendencia…

Los de plata tampoco han andado sobrados este año

Destaquemos nombres, quizá los más destacados en sus intervenciones, como los de Tito Sandoval o Pedro Iturralde, entre los de a caballo, y entre los de a pie, Ángel Otero, Iván García, Fernando Sánchez, y otros varios que han derrochado torería y buen hacer en su labor no siempre subalterna sino sobresaliente y fundamental.

Ese es, a nuestro juicio de aficionados que pasamos por taquilla, el panorama global de esta interminable feria de San Isidro 2017, por más que haya habido algunos toros muy interesantes, algunas faenas de verdadero mérito, o una corrida (no sabemos por qué no se anunció completa) como la de Rehuelga francamente destacada en su encaste santacolomeño.

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@TorosenelMundo_

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