En Ticapampa… Uriel Moreno El Zapata sale a hombros
Ticapampa, Recuay (Perú). Domingo 13 de octubre. Plaza de Toros Ticapampa con lleno total para la primera tarde del serial en honor a la festividad de la Santísima Virgen del Pilar, patrona del distrito, en la primera gestión taurina asumida por una empresa, en este caso la novel Vitalia Eventos. Se lidiaron toros de San Pedro (2) mansos; y San Sebastián (2) de don Robinson Ayala, estos últimos transmitieron, de muy buen desempeño, bravos y con clase para embestir el último.
Uriel Moreno El Zapata: Silencio y dos orejas.
Luis López: Silencio en ambos toros.
Detalles:
Salió sobresaliente el novillero Orlando Regalado.
Debut ganadero de San Sebastián por todo lo alto.
Firme actuación del Juez de Plaza, don Carlos Castillo, quien finalmente atendió la petición popular.
Primera vez que una empresa formal toma las riendas del serial de esta localidad, con Vitalia Eventos de don Edgar Díaz.
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Uriel Moreno El Zapata, el maestro de Tlaxcala, se justificó en sus dos variantes, la del toreo bullidor que cala prontamente y también en el de toreo serio, ese de manos bajas y de dominio, tal como resultó en su segundo, el tercero de la tarde, un muy buen pupilo de don Robinson Ayala.
El torito salió distinto a como terminó. Incierto, reservón y llegando a los engaños siempre pendiente del torero. Rompió en bravo en la monta de Cahuantico que por poco es derribado. Metió, y de qué forma, los riñones, peleando para coger dos puyazos que en estricto fueron hasta tres. Bravo.
El quite es por navarras unas más logradas que otras. Con los palos, vaya que es infalible en crear espectáculo ─y estar cumbre─ como en esta ocasión con el soberbio par llamado Monumental que ejecutó. Maestro.
Si bien emprendió inicialmente el camino ya conocido más aún con un oponente pendiente siempre, se dobla de inicio con él, lo va haciendo de a pocos al que crece empezando a embestir con clase, transmitiendo y siendo agradecido. Manos bajas por ambos pitones, le marca el recorrido el azteca y se gusta.
Buenos los dercehazos y aún mejores esos soberbios tres naturales con los que nos quedamos. Bravo, noble y codicioso ha sido el toro y ya hay voces pidiendo la gracia. Decidido el matador, se echa a matar dejando una entera de la que dobla. Se le concede la primera y ponderando la mayoritaria y creciente petición, el usía accede a otorgar la segunda y, con acierto, ordena la vuelta al ruedo del toro.
Con el salido primero, de San Pedro, la historia fue distinta por la condición de mansedumbre del astado que sin aspavientos mostró de salida, buscando el abrigo de las tablas para terminar rajado por completo. Estocada tendida de la que se amorcilla y demora en doblar.
Luis López, perla y oro, tuvo en el segundo la oportunidad de tocar pelo pero la espada fue su talón de Aquiles. Ganoso y en torero, quitó por mandiles y se puso al público consigo al tomar los garapullos. Antes, gran brega de Pedrito Valdez, dio gusto ver al joven torero de plata en ese nivel que es por donde debe seguir marcando su derrotero.
Doblones para el inicio en las probaturas. Repite el torito, mete la carita y se emplea bien por el izquierdo donde el diestro chiclayano debió haberle rematado el muletazo. A veces las prisas le ganan.
Tuvo toro y cierto que fue haciéndole cosas con mérito pero pudo redondear una faena más lograda como en una cuando lo llevó templadito a media altura.
Para el final de cara al público vende al buen toro con manoletinas ceñidas. Estaban firmadas los apéndices pero el fallo con el acero lo impidió. Silencio tras doble pinchazo y estocada caída.
Con el cuarto, nada por contar. El castaño de San Pedro, adoleció de debilidad, manso, rajado y abrigado en tablas. Pinchazo. Silencio.
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