Crónicas

En la Monumental México… Inobjetable triunfo de Miguel Aguilar, salió por la puerta grande

Monumental Plaza de Toros México. Domingo 13 de Octubre. Novena novillada de la Temporada Soñadores de Gloria. Unas ocho mil personas. Se ha lidiado un novillo manso y descastado de San Marcos para rejones; y siete de Marrón, propiedad del reconocido financiero, José Marrón Cajiga, todos correctos de presencia, los tres primeros resultaron encastados, cumpliendo con las cabalgaduras; el quinto se rajó durante la faena de muleta, el sexto se inutilizó y tuvo que ser sustituido por un sexto bis de la misma ganadería, que al igual que el cuarto, resultó manso y deslucido. El buenazo de Jorjazo, autorizó arrastre lento al buen segundo.

El rejoneador Diego Louceiro: Pitos tras dos avisos.

Héctor Gutiérrez: División tras aviso y vuelta protestada.

Miguel Aguilar: Dos orejas y oreja.

Diego San Román: Saludó en el tercio y silencio.

Detalles:
Tras romper el paseíllo, se recordó con un minuto de aplausos al rejoneador Pedro Louceiro hijo, quien falleció hace un par de semanas.

El subalterno Gerardo Angelino fue herido tras imponer banderillas al segundo, entrar a leer le parte médico

Cristhian Sánchez después de impecable tercio de banderillas al segundo de Miguel Aguilar, escuchó en el tercio batería de júbilo.

Los Forcados Potosinos consumaron estupenda pega, por lo que al final fue ovacionado el cabo de cara en los medios.

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La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero… ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo”. Marie Curie

Culminó el festejo con la inobjetable puerta grande que abrió, Miguel Aguilar. Ahí estaban los hechos demostrados en el redondel. Dos faenas opuestas pero con el común denominador de la apasionada entrega.

La primera imponiendo su imperio a un novillo encastado, la segundo obligando a un utrero rajado, que huía y merced a su perseverancia, consiguió consumar una faena que no tenía el de Marrón.

Sí, sí…

… como justamente sentenció Madame Curie, el joven Aguilar, perseveró, tuvo confianza en él y los resultados salta a nuestra vista.

Cacique ha sido un buen novillo, encastado, cumplió en la cabalgadura y fue a más en la muleta. Lo trascendente, es que ahí estaba un novillero, quien con sus sólidas cualidades recibió con cadenciosas verónicas a su colaborador.

Después llevó a Cacique con el del castoreño, con magníficas chicuelinas andantes y recortó con torería para dejar en sitio al novillo y cumplir así el tercio de varas.

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En medio de esto, Miguel, hizo un quite soberbio de faroles invertidos, lo que continúa demostrando esa capacidad imaginativa que posee, en la creación de su obra de arte taurina.

Tras el brindis al público, las rodillas se apoyaron la arena, y así, de hinojos dejó cuatro pases con la mano diestra, contundentes y templados, para firmar el prólogo con dos remates precisos.

Ya de pie, prosiguió compareciendo la mano diestra en donde se fueron sucediendo series absolutamente rítmicas.

Sí ese ritmo que tanto anhelan los poetas, y que tanto exigía al destino el inmenso Rubén Darío, ahí estuvo en esta faena.

Hubo mando para imponerse a la casta, hubo sentimiento para trascender en la creación y hubo alegoría para transmitirlo al cónclave, que se había entregado irremediablemente a la creación del joven artista.

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Entonces aparecieron tres pases con la diestra, un cambiado, un natural y el remate, que fueron el auténtico elogio para el exigente paladar.

Terminó con unas manoletinas de hinojos, un epílogo que no correspondía con la belleza expresada; sí, con la elegancia de la que hizo gala, por lo que el propio público se lo hizo notar, ya que en la Monumental México, no se gusta del toreo de rodillas.

No obstante, han estado correctamente realizadas, pero fuera de contexto.

La rúbrica ha sido precisa y demoledora, hizo claudicar de inmediato a Cacique, levantando al entusiasmado respetable que exigió las dos orejas, abriendo así la puerta grande desde ese momento.

Vuelta triunfal dio el joven Aguilar, y…

… y cuando pasó a la altura del palco de ganaderos, invitó a, Pepe Marrón, para dar la vuelta al redondel.

Con señorío -que se le reconoce-, Pepe después de agradecer la invitación y felicitar al talentoso novillero, se guardó en el palco.

Teniendo la puerta grande, la Puerta del Encierro, ya conquistada, pudo cumplir con el manso y deslucido ejemplar que tuvo como segundo; no fue así.

Miguel, decidido volvió a lucir con el capote en laces cadenciosos, y un quite breve de chicuelinas. Justo desde ahí, se comenzó acentuar en el novillo su descastamiento.

Un espléndido tercio de banderillas consumó, Cristhian Sánchez, sobretodo el segundo par. Tras este hecho, salió a escuchar la batería de júbilo correspondiente, como sentido homenaje por lo bien expuesto

Y así, dio inicio la faena en el tercio, consintiendo al mansesco ejemplar, con suaves pases de tanteo a media altura, para después aparecer una primera serie con la mano derecha que volvió a encender los ánimos de los ahí reunidos.

Porfió, Miguel Aguilar, y no claudicó su espíritu ante la adversidad, perseveró, sumó otras dos series que fueron milagrosas, y cuando se percató que no iba haber más, decidió poner el punto final a su apasionada entrega.

Dejó otro espadazo que fue suficiente para hacer sucumbir al novillo, y el respetable exigió una oreja, sumando esta tarde tres…

… sí tres auténticos trofeos, que siguen anunciando el horizonte luminoso de lo que puede ser, si persevera, un torero de importancia.

Sus compañeros de cartel en absoluto desmerecieron.

Héctor Gutiérrez, de no haber sido por su pésimo manejo con la espada, habría salido también en hombros.

Sí, y su argumento fue la suma de dos faenas sólidas, que impregnaron de arte al mayor coso del mundo.

Recibió a su primero, Catrín, con bien dibujadas verónicas, y en quite escribió magníficas chicuelinas.

Su faena la inició con pases por alto para dar paso a su templada mano diestra y luego a los naturales, que resultaron, la evidente naturalidad.

Todo estaba preparado para recibir una oreja, pero tras un pinchazo y una entera hubo necesidad de que apareciera el descabello con el que se entretuvo en siete golpes sin atinar.

Habiendo escuchado ya un aviso viajó hasta dos veces otra vez con la espada; habiendo podido visitar la gloria, por este episodio nada elocuente con el acero, terminó entre la división de opiniones.

Cantinero ha sido su segundo al que veroniqueó con majeza. Tras el cumplidor tercio de varas, Héctor citó de largo, supusimos que haría el quite completo de la gaonera, pero volvió a suprimir el farol. El novillo llegó a su jurisdicción y combino gaoneras y saltilleras que le han salido correctas.

Tras el brindis al público, en los medios, un cambiado por la espalda, el remate por alto para dar paso a tres series con la derecha que fueron estupendas, en verdad, estupendas.

La respuesta con la mano zurda fue correcta, pero faltó mayor profundidad, por lo que retomó la mano derecha el mandato y la estructura de su faena lució impecable y de fina arquitectura.

Pero…

… pero, otra vez estuvo fatal con el acero y se esfumaron los trofeos.

El maravilloso público, con el ánimo de apoyarlo solicitó su presencia en el tercio para ovacionarlo, pero Héctor, supuso, y supuso mal, que darse una vuelta era lo correcto, y le fue reprobada esa acción con silbatinas y protestas estentóreas.

Diego San Román, quien venía precedido de haber conquistado los máximos trofeos en el Nuevo Progreso de Guadalajara, ha estado empeñoso, dejó algo en sus dos actuaciones, pero no ha sido suficiente. Un primero, Cachorro, que acabó desarrollando sentido; y con su segundo bis, Cantante, manso deslucido, con el que no pudo mostrar el buen novillero que es.

Y el rejoneador…

… bueno se presentó, Diego Louceiro, pero lamentablemente, no dejó nada para la posteridad. Acabó siendo rebasado por la magnífica pega que hicieron los Forcados Potosinos, que fueron reconocidos con fuerza por el gran público.

Al final, nos queda el grato recuerdo de la apasionada entrega de tres jóvenes, que prometen mucho, y estamos seguros que cumplirán.

Y una puerta grande de, Miguel Aguilar, conquistada por su inquebrantable perseverancia.

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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@PERIODISTAURINO 

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